Del 5% al 15% de los pacientes en unidades de cuidado intensivo (UCI) requieren terapia de reemplazo renal (TRR) ante una nefropatía crónica agudizada o una lesión renal aguda (LRA) como complicación, pero ¿cómo guiar el manejo de los líquidos? Se ha demostrado una heterogeneidad en la práctica clínica y en la actualidad se sugiere integrar parámetros como la tasa neta de ultrafiltración (UFNET) con elementos imagenológicos mediante el uso del ultrasonido en el punto de atención (POCUS, por sus siglas en inglés), cuya adopción ha aumentado en cuidados intensivos y nefrología.
La LRA es una complicación que afecta a la mitad de los pacientes en UCI,1, 2 y entre el 5% y el 15% de ellos requieren TRR1 para el sustento de las funciones corporales.3 La relación LRA-TRR se asocia con mayor mortalidad y una significativa carga de enfermedad en los sobrevivientes.1 La TRR continua se emplea en aquellos hemodinámicamente inestables, pues brinda mejor estabilidad y capacidad de manejar la sobrecarga de fluidos (SF), frecuente en pacientes en TRR tanto aguda como crónica.1, 3
No obstante, mediante diferentes análisis se ha demostrado una heterogeneidad en la práctica relacionada con el manejo de líquidos en TRR.1 Es importante lograr la “euvolemia” en estos pacientes:2 la eliminación inadecuada de líquidos provoca SH e hipertensión crónica, mientras que la eliminación excesiva conduce a hipotensión, y ambas aumentan la mortalidad.2 Varios estudios observacionales demuestran una relación dosis-dependiente entre SH y disfunción multiorgánica durante la LRA y la enfermedad crítica,1 con una posible relación “en U” entre la UFNET y la mortalidad.1
Se refiere a la tasa de eliminación o la diferencia entre los balances del paciente y de la máquina.1 Se ha descrito que una UFNET > 25 versus < 20 mL/kg/día se asocia con menor mortalidad a 1 año,1 aun cuando los pacientes en el tercil más alto tienen más hipofosfatemia y arritmias cardíacas.1 Según algunos análisis, la disminución de la hipertensión intradiálisis se debe al cambio en el volumen intravascular al lograr el peso seco ajustado por un estudio de composición corporal,2 sobre todo en entornos donde, por ejemplo, la medición por impedancia no está disponible.3
A pesar de la asociación entre balance de líquidos y resultados adversos, por sí solo es insuficiente para guiar la toma de decisiones.1 De hecho, el balance de líquidos no siempre es representativo del estado hídrico en situaciones en las que la SH ya estaba antes de la admisión en UCI (como la insuficiencia cardíaca) o cuando la entrada/salida de líquidos no se puede cuantificar de forma confiable.1 La integración de múltiples parámetros clínicos (incluido el examen físico) podría ser útil,1 pero más allá de la evaluación del edema periférico y parámetros hemodinámicos, el POCUS surge para complementar la evaluación y la toma de decisiones.1
Sin embargo, en lugar de estimar la PAD, se ha propuesto un índice de colapsabilidad (IC).1 Se mide de 2 a 4 cm de la unión cavoauricular y se calcula como (VCI máximo – VCI mínimo) / VCI máximo.1 Los estudios tienen umbrales que van del 12% al 42%.1 La posición del paciente, el estado respiratorio y el esfuerzo pueden modificar esta colapsabilidad.1
Se debe sopesar el riesgo de lesión orgánica por la acumulación de líquidos con la probabilidad de inestabilidad hemodinámica debido a una UFNET alta.1 Dada la complejidad y la naturaleza dinámica del paciente crítico, es poco probable que una “única estrategia”, o un enfoque de solo un parámetro sea óptimo.1 En cambio, una evaluación multimodal que integre características ecográficas para apoyar la toma de decisiones representaría el componente de una mejor estrategia.1 El POCUS ayudaría a mejorar dos dilemas:1
En la actualidad, el valor del POCUS está poco explorado en este contexto.1 Sin embargo, con el creciente aumento en su adopción y con el entrenamiento en cuidados intensivos y nefrología, se espera que los esfuerzos llenen gradualmente estos vacíos de conocimiento1 ya que, desde un punto de vista epidemiológico, tanto la acumulación de líquidos como una UFNET alta se asocian con resultados adversos.1
Comentario editorial
La estrategia ideal de manejo de líquidos implica identificar situaciones en las que la eliminación beneficia al paciente, y diferenciarlas de otros entornos en los que podría generar daños. Sin duda, el POCUS proporciona información muy valiosa para individualizar estas decisiones. Déjenos saber en los comentarios qué otro parámetro utiliza usted en su práctica para monitorear el estado hídrico de sus pacientes.
Codigo: AR-CG-3-9172
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