Se estima que aproximadamente el 30% de los pacientes recuperados de COVID-19 desarrollan síntomas del llamado “síndrome de COVID-19 prolongado”. Por su parte, el herpesvirus Epstein Barr está presente en más del 90% de la población mundial, incluyendo 95% de los adultos sanos. Muchos de los síntomas referidos por pacientes con COVID-19 prolongado son similares a los de Epstein Barr reactivado (fatiga, confusión mental, alteraciones del sueño, artralgias, mialgias, cefalea, trastornos gastrointestinales, y erupciones cutáneas). Por primera vez, un estudio clínico retrospectivo apunta a que podría existir una asociación entre ambos fenómenos virales. La investigación, publicada en la revista Pathogens, evaluó de forma aleatoria a 185 individuos recuperados de COVID-19, entre los cuales el 30.3% presentaba síntomas prolongados más de 30 días después de resultar positivos a la infección. De forma interesante, 13 participantes tuvieron un cuadro agudo asintomático, y solo desarrollaron la constelación de síntomas tiempo considerable después. Para observar si había reactivación, se realizaron pruebas de anticuerpos IgM contra la cápside viral y antígenos tempranos difusos IgG contra el virus Epstein Barr (VEB). En un subconjunto de 68 pacientes de la muestra, 66.7% de los pacientes con “COVID-19 prolongado” resultaron positivos por titulaciones para reactivación de VEB versus 10% del grupo control. En pruebas subsecuentes, se encontraron niveles similares de reactivación en pacientes que habían tenidos síntomas por semanas y por meses después de la infección aguda con COVID-19.  Entre otros hallazgos observacionales, los síntomas más comúnmente manifestados por los pacientes con COVID-19 prolongado con reactivación de EBV confirmada estuvieron fatiga, insomnio, cefalea, mialgias, confusión, y tinnitus. Siete participantes mostraron erupciones cutáneas (figura 1) y dos “dedos de COVID” (figura 2). Los investigadores establecen la necesidad de investigar a fondo la proporción de cargas virales en relación a las lesiones encontradas.<figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1625155307/figura_covid_epstein_ded9c1256d.webp" /><figcaption>Figura 1: Manifestaciones cutáneas en pacientes con COVID-19 prolongado positivos para reactivación de virus Epstein Barr (1). </figcaption></figure><figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1625155382/figura_dedos_de_COVID_d402ca4552.webp" /><figcaption>Figura 2: “Dedos de COVID” en un paciente (izquierda, 4 meses después de su infección por COVID-19) y en otro (derecha, 9 meses después de infección por COVID-19) en los positivos para reactivación de VEB (1).</figcaption></figure>Los autores sugieren determinar las titulaciones que señalan reactivación del VEB en pacientes con COVID-19, y en estos casos, iniciar terapia temprana para disminuir el riesgo de aparición del síndrome prolongado disminuyendo la intensidad y duración del VEB. Aunque no existen antivirales específicos probados para inhibir la replicación del VEB, algunos medicamentos como valaciclovir, espironolactona y ganciclovir están siendo estudiados con buenos resultados para disminuir la morbimortalidad asociada.  El VEB puede reactivarse por eventos estresores que determinan la severidad y duración del cuadro. Este estudio muestra evidencia de que la respuesta inflamatoria desencadenada por la infección con el virus SARS-CoV-2 puede actuar como uno de estos estresores. La recién conocida asociación podría abrir nuevas posibilidades para el diagnóstico, manejo, y tratamiento a largo plazo del síndrome de COVID-19 prolongado.  También le podría interesar: <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-uso-antihipertensivos-podria-reducir-mortalidad-COVID-19" target="_self">El uso de algunos antihipertensivos podría reducir la mortalidad en pacientes con COVID19</a>

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Síntomas de “COVID-19 prolongado”, ¿por reactivación de virus Epstein-Barr? 

Un estudio clínico muestra una asociación entre los pacientes con síndrome de "COVID-19 prolongado" y la reactivación del virus Epstein Barr. 