Existe toda una variedad de estrategias, basadas en evidencia científica, recomendadas para mitigar el impacto de la hipertensión arterial (HTA) por parte de las sociedades científicas más reconocidas a nivel global. Los cambios individuales en el estilo de vida, como el aumento del nivel de actividad física, emergen como un tratamiento no farmacológico relevante para la HTA, además de su potencial preventivo en individuos no hipertensos. Un estudio realizado en Brasil analizó la evidencia sobre el potencial terapéutico del entrenamiento de esfuerzo en adultos con HTA.

La HTA, fuertemente relacionada con la disfunción endotelial, es una de las principales causas de muerte por enfermedades cardiovasculares y afecta aproximadamente a mil millones de personas en todo el mundo.1,2 Es una enfermedad multifactorial que puede ser desencadenada por factores como la inactividad física, la ingesta de alimentos ricos en sodio, la obesidad, el consumo de alcohol y tabaco.1Se cree que es responsable del 45% de las muertes por enfermedad cardíaca y del 51% de las muertes por accidente cerebrovascular.3 No obstante, hay varias estrategias basadas en evidencia <a href="https://www.docred.com/guias/Guia-para-el-manejo-de-hipertension-arterial-ESC-ESH-2018" target="_self">recomendadas para mitigar el impacto de la HTA</a> por parte de organizaciones a nivel global, incluidas el Colegio Americano de Cardiología, la Asociación Americana del Corazón, la Sociedad Europea de Cardiología y la Sociedad Europea de Hipertensión.3Por ejemplo, el efecto no farmacológico del ejercicio físico tiene el potencial de facilitar cambios hemodinámicos, aumento de la producción de óxido nítrico (ON) y cambios en la resistencia arterial periférica,1,2 por lo que se recomienda la práctica regular de ejercicio no solo en beneficio de la disminución de la presión arterial (PA), sino también para disminuir la morbimortalidad en las personas con HTA.2<h3>Mecanismos implicados</h3>Los cambios individuales en el estilo de vida, <a href="https://www.docred.com/infografia/Infografia-actividad-fisica-y-envejecimiento-saludable" target="_self">como el aumento del nivel de actividad física</a>, emergen como un tratamiento no farmacológico relevante para la HTA, por las adaptaciones crónicas y agudas que genera en el sistema cardiovascular al disminuir la frecuencia cardíaca y la PA y al promover adaptaciones en la función cardíaca en pacientes.1, 2 Además, reduce la PA en adultos jóvenes normotensos.3La inactividad física se considera uno de los mayores factores de riesgo de enfermedades crónicas, por lo que las guías actuales recomiendan la práctica de ejercicio como parte de la prevención primaria y secundaria de estas enfermedades.1 Sin embargo, la alta variación en los resultados sugiere que los diferentes protocolos (tipos e intensidad) de ejercicio y las características de los pacientes pueden influir en la respuesta al entrenamiento físico.2Las respuestas sistemáticas relacionadas con el ejercicio <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-ejercicio-de-resistencia-cirugia-bariatrica-y-salud-osea" target="_self">dependen de la intensidad, duración y frecuencia de la carga</a> con la que se realiza.1 Poco se ha discutido sobre los efectos dosis-respuesta del entrenamiento de fuerza (EF) en la prevención y tratamiento de la HTA.1<h3>La noticia</h3>Investigaciones recientes indican que el EF tiene potencial terapéutico contra la HTA, aun cuando la relación dosis-respuesta continúa sin esclarecerse.1 Un metanálisis realizado por científicos del Departamento de Educación Física de la Universidad del Estado de São Paulo, en Brasil, tuvo como objetivo analizar la evidencia sobre el potencial terapéutico del EF en adultos con HTA y verificar la intensidad, el volumen y la duración del entrenamiento.1Los análisis demostraron que las intervenciones con EF pueden mejorar significativamente la HTA,1 mediante reducciones significativas de la PA en los participantes con este diagnóstico, en comparación con la línea de base.1 Además, los autores identificaron que la edad es una de las variables que puede modificar parcialmente los efectos del entrenamiento sobre la hipertensión.1<h3>Utilidad clínica</h3>Entre los objetivos propuestos en esta revisión estaba identificar el número de sesiones necesarias y la intensidad (carga y volumen) para el tratamiento de la HTA a través del EF.1 Los resultados sugieren que el EF con una intensidad de moderada a vigorosa durante dos o tres días a la semana tiene un efecto positivo en la reducción de la PA sistólica y diastólica, lo que confirma su recomendación como parte del tratamiento.1Este estudio también encontró diferencias en las intervenciones con base en los protocolos aplicados y mostró resultados alrededor de la 20ª sesión de EF, en comparación con los datos del entrenamiento aeróbico, el cual mostró resultados alrededor de la 10ª sesión.1 Los autores comprobaron que los efectos del EF sobre la PA, a diferencia de los del ejercicio aeróbico, son efectivos durante unas catorce semanas después de suspender el entrenamiento.1<figure class="poll" data-id="559">{ Poll ID: 559}</figure>Comentario editorialLos hallazgos de esta revisión sistemática con metanálisis respaldan el importante papel del entrenamiento de fuerza en la reducción de la morbimortalidad, especialmente por enfermedades cardiovasculares, en pacientes con HTA. No hay duda de que los próximos estudios deberán centrarse en los mecanismos celulares y moleculares responsables de esta disminución de la PA, favorecida por ejercicio físico de fuerza. Déjenos su opinión en los comentarios.

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Beneficios del entrenamiento de esfuerzo en la hipertensión arterial

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