El virus de Marburgo pertenece a la familia de filovirus (virus con genoma ARN no segmentado en sentido negativo), al igual que el más mortal virus de ébola. Esta enfermedad severa, aguda, y de rara ocurrencia, tiene una tasa de mortalidad que va desde el 24% al 88% de los contagiados. 

Se han reportado 14 brotes de la enfermedad por el virus de Marburgo desde que se detectaron los primeros casos en trabajadores en contacto con monos verdes provenientes de Uganda, en la ciudad alemana del mismo nombre, en 1967. El pasado 09 de agosto de 2022, la Organización Mundial de la Salud confirmó la primera muerte en África occidental por el virus de Marburgo en un hombre cuyos síntomas iniciaron el 25 de julio. Desde entonces, se han rastreado y monitoreado 172 contactos en Guinea, el país de ocurrencia. ¿Qué debemos recordar como médicos sobre esta enfermedad infecciosa? El reservorio natural del virus es el murciélago africano de las frutas, pero también se han desencadenado brotes del virus de Marburg por contacto con fluidos en el contexto de investigaciones de laboratorio. El brote más grande de la enfermedad por virus de Marburgo ocurrió en el año 2005 en Angola con 252 infecciones humanas documentadas y 227 muertes (una tasa de fatalidad de 90%).  El cuadro clínico inicia abruptamente después de un período de incubación que va de 2 a 21 días, y puede dividirse en varias fases: <ol><li>Inicialmente hay síntomas similares a los de influenza como escalofríos, fiebre, cefalea, odinofagia, mialgias, artralgias, y malestar general.</li><li>En la segunda fase de enfermedad (usualmente de 2 a 5 días desde el inicio de los síntomas) hay manifestaciones abdominales, neurológicas, hemorrágicas, respiratorias y vasculares. Estas pueden ser dolor abdominal, vómitos, diarrea acuosa, y letargo.</li><li>De los días 5 al 7 la intensidad de la enfermedad puede aumentar, e incluir fiebre persistente, una erupción maculopapular del torso a los miembros, conjuntivitis, sangrado de mucosas, petequias, sangre en heces y vómito, y sangrado por sitios de venopunción. La erupción maculopapular inicia como puntos pequeños de color rojo oscuro alrededor de folículos capilares, que puede convertirse en un exantema difuso que cubre cara, cuello, pecho y brazos.</li><li>En etapas más avanzadas de la enfermedad puede haber síntomas neurológicos cómo confusión, agitación, comportamiento agresivo y negativo, convulsiones y coma.</li><li>Los pacientes pueden cursar con recuperación espontánea, o morir por deshidratación, hemorragia interna o síndrome de disfunción multiorgánica. Aunque los pacientes que sobreviven no experimentan las últimas fases de la enfermedad, sí pueden experimentar secuelas cómo artritis, conjuntivitis o uveítis, y disfunción cognitiva que incluye síntomas de psicosis. Bajo situaciones que no han sido descritas, el virus puede reactivarse en ciertos pacientes.</li></ol>En los exámenes de laboratorio pueden detectarse incrementos en AST, ALT y creatinina sugestivos de daño hepático y renal, así como linfopenia, trombocitopenia, y coagulación intravascular diseminada después de la primera semana. Clínicamente, el virus de Marburg puede llegar a ser indistinguible del virus de ébola, y la vigilancia epidemiológica juega un rol clave en su sospecha y detección.  No existen actualmente vacunas ni tratamientos disponibles para el virus de Marburg, más allá de la terapia de soporte y prevención. En la era de la medicina basada en evidencia, es importante refrescar los datos con los que contamos para detección y diagnóstico de enfermedades altamente infecciosas que podrían resurgir, y llegar más cerca que lo conocido en los libros a la práctica clínica.

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Ante aparición de casos, ¿qué sabemos del virus de Marburgo? 

Un hombre murió en Guinea este 9 de agosto por el virus de Marburg, y la OMS ha rastreado 172 contactos en este brote. Los datos más importantes, acá. 