La Corte del Reino Unido autoriza a un viudo darle vida a un embrión congelado que tenía con su difunta esposa luego de tratamientos de fertilidad, a través de maternidad subrogada. La madre del embrión murió por complicaciones obstétricas relacionadas con un embarazo gemelar a las 18 semanas de gestación. La pareja no tuvo capacidad de dar su consentimiento sobre lo que pasaría con el embrión en caso de muerte de la madre y por tanto se asume lo que la difunta habría deseado. A continuación se exponen los retos bioéticos que surgen en torno a este caso. 

Descripción del casoEn el Reino Unido, un hombre de 38 años solicitó a la Corte autorización para darle vida al último embrión congelado que tenía con su difunta esposa, a través de maternidad subrogada. La pareja llevaba varios años en tratamientos de fertilidad, producto de los cuales ya había tenido varias pérdidas gestacionales, y tras el último intento, la esposa había muerto a los 40 años por complicaciones obstétricas asociadas a embarazo gemelar en la semana 18 de gestación.1El caso ascendió a la Corte dado que, inicialmente, el viudo había realizado la solicitud directamente al centro de fertilidad, pero esta le fue negada dado que su esposa no había dejado consentimiento escrito para subrogación póstuma. 1El hombre argumentó que el mayor deseo de su esposa era ser mamá, y que como pareja, no tuvieron la oportunidad de consentir sobre este escenario; no les fue explicado y no tuvieron chance de decidir. El centro de fertilidad solo contemplaba utilizar los embriones si el padre moría, pero no en el caso de que la madre falleciera.1La Corte asumió la postura de la difunta esposa en torno a sus deseos de maternidad, a la maternidad subrogada y a las habilidades de su esposo como padre soltero, con los cual se configuró el primer caso de subrogación póstuma en el Reino Unido. Adicionalmente, la corte hizo un llamado al centro de fertilidad para revisar sus protocolos de consentimiento.1En respuesta, el centro de fertilidad argumentó que la decisión es un riesgo para el<a href="https://www.docred.com/articulos/narratica-motivos-exencion-consentimiento-investigacion" target="_self"> consentimiento</a> sobre embriones de personas ya difuntas, dado que se está asumiendo lo que hubieran hecho mas no lo que consintieron.1Retos para la bioéticaLa subrogación póstuma es, por sí misma, un reto para la bioética puesto que plantea dilemas en torno al derecho de procrear y el deseo de continuidad de un difunto. Además, existen consideraciones sociales y jurídicas a favor de restringir el uso de esta técnica.2En cuanto al ámbito social, se debaten las consecuencias de traer un niño al mundo que ya no tiene una mamá y el  eventual efecto psicológico que puede tener en este individuo el nacer en memoria de un difunto.2La decisión pone en tela de juicio la valía del consentimiento escrito y abre un amplio horizonte sobre el poder que se deriva de asumir la conducta de un difunto cuando no está de por medio lo que alcanzó a consentir en vida. Por otro lado, la autonomía de la pareja se vio fracturada, en tanto no se le dio la suficiente información para poder consentir en el escenario en que la madre del embrión muriera.3La decisión también cuestiona la autonomía del centro de fertilidad, puesto que la Corte solicitó revisar los protocolos de consentimiento que ya se tenían establecidos con anterioridad, lo que podría poner en riesgo los consentimientos ya existentes.3El caso pone revive cuestionamientos en torno a la vida y a la viabilidad de los embriones congelados, a su destino en caso de no ser implantados y a la posibilidad de darles continuidad mediante la maternidad subrogada.3Por ejemplo, en Argentina son cada vez mayores las estadísticas de embriones congelados abandonados, lo que plantea preguntas como ¿cuándo o cómo se sabe que se abandonaron?, ¿cómo disminuir el número de embriones criopreservados?, ¿cómo se puede disponer de estos embriones en caso de que nadie los reclame?4La disposición de embriones congelados es compleja e íntima, y depende no solo de su calidad, sino también de aspectos sociales, culturales, económicos y jurídicos, en los que per se existen vacíos legales importantes ya que no se sabe a ciencia cierta qué hacer en estos casos.4En conclusión, la decisión de la Corte del Reino Unido parece acertada, pero abre discusiones importantes en torno a la vida, a la subrogación póstuma, al riesgo que podría correr el consentimiento informado y a un eventual conflicto entre la autonomía terapéutica de un centro fertilidad y la <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-limitacion-esfuerzo-terapeutico-medico-vs-paciente" target="_self">autonomía de un viudo</a>. 1Comentario editorialLa subrogación póstuma constituye un reto para el galeno puesto que le plantea qué hacer cuando no existe un consentimiento escrito sobre lo que el difunto habría querido hacer con su embrión congelado. Sin embargo, si se asume que este embrión ya tiene vida, parece más sensato autorizar la maternidad subrogada a cambio de que forme parte de las estadísticas de embriones abandonados con los que no se sabe cómo proceder. Es importante reconocer que la paternidad no es un derecho en sí mismo, pero si de forma libre y voluntaria algún individuo la quiere ejercer, no debería obstaculizarse este deseo. ¿Qué opina usted de la subrogación póstuma? ¿Qué otro dilema ético identifica en este caso?

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Corte del Reino Unido autoriza a viudo la maternidad subrogada de un embrión congelado

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