La observación clínica ha demostrado que la fiebre es una elevación de la temperatura controlada fisiológicamente, con un límite superior regulado a través de antipiréticos endógenos protectores e inactividad de neuronas termosensibles cuando se alcanzan temperaturas superiores a 42ºC.  Las diferentes actitudes de los médicos hacia la fiebre han dado lugar a un alto nivel de incoherencia en los enfoques para su tratamiento, muchos proveedores de atención médica y padres ven este signo como una condición peligrosa o una molestia que debe eliminarse, a pesar de la evidencia de que la fiebre es un recurso evolutivo que ayuda a superar las infecciones agudas.  Un artículo publicado en Plos One en 2021, realizó una revisión sistemática en donde se resumieron todas las recomendaciones existentes a partir de las guías de práctica clínica (GPC) de control de la fiebre junto con el nivel de evidencia para cada recomendación. Se utilizó el sistema GRADE para evaluar el conjunto de pruebas relacionadas con el umbral para iniciar antipiréticos. Umbral de temperatura para el uso de antipiréticos: evidencia vs. práctica clínica.  Los resultados indicaron que la mayoría de las GPC desaconsejan el tratamiento de la fiebre en sí, independientemente de la temperatura. En las pautas que dan un umbral para la antipirésis, hay poco acuerdo sobre la temperatura con valores que oscilan entre 37.5ºC y 40.5ºC y no se proporciona ninguna justificación.  La evaluación GRADE de los autores, sugiere con evidencia de muy baja calidad que no hay necesidad de un umbral para la antipirésis por debajo de 39.5ºC (valor máximo utilizado en los estudios). De igual forma, no está claro si es necesario un umbral porque no hay investigaciones adecuadas.  A pesar de que la mayoría de las pautas recomiendan no administrar antipiréticos en función de la temperatura corporal, los estudios de la comunidad médica han demostrado que la mayoría cree que el riesgo de los efectos adversos aumenta con temperaturas superiores a 40ºC, y que más del 90% de los médicos prescriben terapia antipirética a temperaturas &gt; 39ºC.  <figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1627942796/DOCRED_Plataforma_Graficos_Fiebre_En_Pediatria_1_03_01_1dfee3c4c6.webp" /></figure>Tratamiento farmacológico: elección del fármaco, dosis y efectos adversos.  En este aspecto, el paracetamol es el medicamento recomendado por 57 de las 74 guías, y solo 17 le dan preferencia al ibuprofeno. Aunque la evidencia de alta calidad ha demostrado que ambos son efectivos para bajar la temperatura, no hay justificación para que el paracetamol sea el único antipirético de primera elección, ya que ninguna revisión sistemática ha demostrado un efecto o perfil de seguridad superior al ibuprofeno. De hecho, 15 de 30 ensayos clínicos aleatorizados que compararon paracetamol con ibuprofeno, concluyeron que el ibuprofeno tiene un efecto superior, mientras que el resto no encontró diferencias significativas en los perfiles de efecto o seguridad.  Lo anterior plantea la posibilidad de que el paracetamol pueda relegarse a segunda línea, porque si bien los perfiles de seguridad de ambos fármacos son equivalentes a dosis terapéuticas, el nivel tóxico de paracetamol se alcanza mucho antes y causa más muertes que las dosis supraterapéuticas de ibuprofeno.  Antipiréticos para la prevención de convulsiones febriles: no hay evidencia.  Varias revisiones sistemáticas y ensayos clínicos han demostrado que los antipiréticos son ineficaces para prevenir las convulsiones febriles. Un ensayo encontró que estos medicamentos no bajan la temperatura durante los episodios febriles asociados con convulsiones. Sin embargo, un estudio reciente concluyó que la administración de paracetamol rectal disminuyó significativamente la probabilidad de convulsiones febriles recurrentes durante el mismo episodio febril.  Medidas no farmacológicas: ingesta de líquidos, baño, frotamiento y compresiones Muchas pautas recomiendan una ingesta adecuada o mayor de líquidos para evitar la deshidratación, pero se debe tener precaución ya que la administración de líquidos adicionales acompañad de un aumento de secreción de la hormona antidiurética puede provocar hiponatremia y sobrecarga de líquidos. No se encontró evidencia directa publicada con respecto a la cantidad óptima o el tipo de líquidos administrados durante la fiebre. Con respecto a la nutrición, se menciona en el 25% de las guías y la mayoría de expertos están de acuerdo en que no se debe obligar a los niños a comer durante el episodio febril. Debido a la falta de evidencia, los autores determinaron que el uso de las medidas físicas no depende de la fase febril. Igualmente, a pesar de la evidencia de alto nivel de que usar una esponja tibia aumenta la incomodidad y debe evitarse, el 61% de las guías siguen estando a favor de su uso. Las recomendaciones sobre las compresas muestran una distribución similar, aproximadamente el 63% está a favor; aunque hay menos pautas que abordan el tema y hay poca investigación directamente aplicable.  <figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1627942870/DOCRED_Plataforma_Graficos_Fiebre_En_Pediatria_2_03_02_fd738e0006.webp" /></figure>Perlas clínicas: <ul><li>Se debe educar a los padres y cuidadores sobre los beneficios de la fiebre, cómo reconocer, actuar ante otros signos de alarma y juzgar la afección en lugar de solo la fiebre.</li><li>En un niño aparentemente sano con episodio febril agudo, el tratamiento debe centrarse en la reducción de la angustia en lugar de la temperatura. El entorno social y físico debe optimizarse antes de considerar el uso de medicamentos antipiréticos.</li><li>Los antipiréticos no deben combinarse, ni alternarse rutinariamente y usarse solo mientras el paciente parezca angustiado.</li><li>No se deben administrar antipiréticos con la intención de prevenir convulsiones febriles.</li><li>El paracetamol continúa siendo el medicamento de primera elección.</li><li>El enfriamiento externo puede aumentar la incomodidad y la tensión metabólica.</li><li>No existe consenso para iniciar antipirético según el umbral de la temperatura.</li></ul>Comentario editorial. El abordaje de la fiebre sintomática en pacientes pediátricos se encuentra estandarizo por las guías de práctica clínica, sin embargo, a nivel internacional existen diferencias entre estas sobre todo en la unificación del tratamiento. Esta revisión ofrece recomendaciones que pudieran ser incluidas en las pautas de abordaje y cuyo epicentro es evitar la prescripción de antipiréticos ante cualquier episodio de fiebre. El paracetamol sigue siendo el medicamento de primera elección, no obstante, pudiera estar relegado a segunda línea si aumentan los estudios sobre el mayor efecto del ibuprofeno y su menor tasa de reacciones adversas.   También le podría interesar: <a href="https://www.docred.com/guias/guia-ingesta-aspiracion-cuerpo-extrano-pediatria-2020" target="_self">Protocolo de actuación de ingesta-aspiración de cuerpo extraño en pediatría 2020</a>

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