Las últimas directrices para el tratamiento de las úlceras por presión señalan posicionar de forma adecuada el paciente, asegurar nutrición correcta y gestionar de manera efectiva las infecciones. También enfatizan evaluar a todas las personas para determinar su riesgo y utilizar superficies reductoras de presión en aquellos con alto riesgo. El tratamiento de infecciones abarca antibióticos si existe riesgo o úlceras establecidas, realizar desbridamiento para eliminar tejido necrótico y reconocer los signos clásicos de infección para intervención oportuna.
La úlcera se define como daño localizado en la piel y/o tejido subyacente como resultado de la presión, o de esta más un corte.1 Esta enfermedad tiene alta prevalencia a nivel mundial.2
La Wound Healing Society (WHS) actualizó en 2023 su guía de prácticaclínica de tratamiento de úlceras por presión. Las principales recomendaciones se resumen a continuación.3
Superficies de posicionamiento y apoyo3
Establecer cronograma de reposicionamiento y evitar colocar a pacientes sobre úlceras por presión y prominencias óseas.
Mantener cabecera de cama en el grado más bajo de elevación compatible con las condiciones médicas y otras comorbilidades. Si la cabecera está elevada, evitar la migración hacia abajo.
Utilizar superficies reductoras de presión en aquellos individuos con riesgo.
Proporcionar áreas de soporte que se ajusten a las necesidades individuales de redistribución de presión, reducción de corte y control de microclima.
Las superficies de soporte reactivas son apropiadas para sujetos con úlceras que asumen variedad de posiciones sin ejercer presión en el sitio de la lesión.
Los lechos fluidizados con aire son apropiados en:
úlceras en etapa III o IV,
personas que se recuperan de la reparación quirúrgica de úlcera.
Considerar alienación postural, distribución de peso, equilibrio, estabilidad y redistribución de la presión.
Utilizar cojín de asiento según necesidades del paciente, sobre todo durante el baño.
Si hay uso de silla de ruedas, esta debe estar equipada para garantizar soporte postural óptimo y mantener integridad de tejido.
Nutrición3
La recuperación efectiva se basa en síntesis de colágeno y renovación celular. Esto requiere nutrientes adecuados como proteínas, carbohidratos, vitaminas, minerales y oligoelementos. El estado nutricional es crucial para prevenir y tratar úlceras por presión, aunque se carece de estudios concluyentes sobre la eficacia de la terapia nutricional en su curación.
Infección3
Surge cuando el equilibrio entre el microorganismo y el hospedador se inclina hacia los patógenos. Su presencia influye en la causa, curación, procedimientos quirúrgicos y complicaciones de las úlceras. Por esto, se requieren pautas específicas para gestionar cada contexto.
Preparación del lecho de heridas3
Se define como las estrategias para acelerar la cicatrización natural o mejorar otras terapias, a fin de convertir el entorno de una herida crónica en uno propicio para curarse.
Para esto, es importante revisar:
enfermedades sistémicas y medicamentos,
estado nutricional,
perfusión y oxigenación tisular.
Desbridamiento3
Se recomienda hacer desbridamiento inicial para eliminar tejido necrótico evidente, carga bacteriana excesiva y carga celular de células muertas y senescentes (tabla 1). Se pueden elegir varios métodos de desbridamiento.
Cada herida debe limpiarse al inicio y en cada cambio de apósito con solución no tóxica, no irritante y con pH equilibrado.
Realizar limpieza rutinaria de heridas con poco traumatismo químico y/o mecánico.
Para heridas no isquémicas, lograr el equilibrio de humedad local mediante gestión de exudado.
La intervención temprana con múltiples terapias y antisépticos antibiopelícula eficaces es clave para mitigar las biopelículas y la inflamación.
Apósitos3
Tratar heridas no isquémicas con apósitos que mantengan ambiente húmedo para la herida.
Utilizar criterio clínico para seleccionar apósito húmedo.
Seleccionar apósito que:
controle exudados de herida y proteja la piel periulcerosa,
minimice problemas de fricción, corte, irritación de piel y presión adicional,
sea rentable.
Tratamiento quirúrgico3
Se considera como opción invasiva final para heridas refractarias a cuidados menos agresivos o cuando está indicado cierre rápido.
Las extensiones irregulares de la herida, que forman senos o cavidades, deben explorarse, destaparse y tratarse.
Desbridar tejido necrótico.
Eliminar prominencias óseas subyacentes y cavidades bursátiles fibróticas.
La escisión ósea no debe ser excesiva.
En casos de úlceras por presión sacra e isquiática, considerar derivación quirúrgica del flujo urinario y fecal.
Considerar amputación o hemicorporectomía en casos raros y extremos.
Algunas excepciones del cierre quirúrgico incluyen personas mayores o pacientes con enfermedad mortal, para quienes el cuidado local paliativo es más apropiado.
Tratar espasmos musculares y contracturas fijas antes del procedimiento.
Anclar el colgajo con tejido desepitelizado para eliminar el espacio muerto y disminuir la tasa de dehiscencia posoperatoria.
Abordar factores de riesgo antes de reconstrucciones con colgajo.
Terapias adyuvantes3
Perlas clínicas
Establecer cronograma de reposicionamiento para prevenir úlceras por presión y evitar migraciones hacia abajo de la cabecera de la cama.
Evaluar a todos los pacientes para riesgo de úlceras y utilizar superficies reductoras de presión en aquellos con alto riesgo.
Brindar nutrición adecuada con proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales para prevenir y tratar las úlceras.
Si la úlcera desbridada no muestra progreso en 2 semanas, realizar biopsia o hisopado para determinar el tipo y nivel de infección.
Mantener ambiente húmedo en heridas no isquémicas con apósitos que controlen exudados y protejan la piel periulcerosa.
Utilizar tratamientos adyuvantes como la terapia de heridas con presión negativa y estimulación eléctrica para úlceras crónicas.
Realizar desbridamiento inicial para eliminar tejido necrótico y controlar la carga bacteriana y celular.
Tratar espasmos musculares y contracturas fijas antes de procedimientos quirúrgicos para úlceras por presión.
Abordar los factores de riesgo antes de reconstrucciones con colgajos para optimizar los resultados quirúrgicos.
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WHS 2023: tratamiento de úlceras por presión
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Referencias
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Mervis JS, Phillips TJ. Pressure ulcers: Pathophysiology, epidemiology, risk factors, and presentation. J Am Acad Dermatol. 2019;81(4):881-890. https://doi.org/10.1016/j.jaad.2018.12.069
Gould LJ, Alderden J, Aslam R, et al. WHS guidelines for the treatment of pressure ulcers-2023 update. Wound Repair Regen. 2024;32(1):6-33. https://doi.org/10.1111/wrr.13130
Bermejo A, Clara L, D’Atri G, et al. Consenso SADI-SAM-SAD-CACCVE. Guía para el manejo racional de las infecciones de piel y partes blandas – Parte III. Rev Panam Infectol. 2010;12(1):60-74 https://sad.org.ar/wp-content/uploads/2019/10/pbIII.pdf
Fernández I. Clasificación y funciones de los diferentes apósitos existentes para el cuidado de las úlceras por presión. Revista para profesionales de la salud NPunto. 2021;38(7):70-92. https://www.npunto.es/content/src/pdf-articulo/60ae0841220f7art4.pdf
Codigo: GI-CG-3-10215
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