La Sociedad Italiana de Gerontología y Geriatría publicó recientemente las pautas para el abordaje clínico de los pacientes con multimorbilidad y polifarmacia, en la cual destacaron: <ul><li>Para lograr resultados óptimos en estas personas, acordar un plan de atención individualizado. </li><li>El índice de fragilidad se puede utilizar para identificar personas con multimorbilidad en riesgo de ingresos hospitalarios no planificados. </li><li>Se recomienda la desprescripción de inhibidores de la bomba de protones en personas que no tengan indicación clara para estos medicamentos. </li><li>El tratamiento con estatinas como prevención primaria y/o secundaria debe interrumpirse en todas las personas con esperanza de vida inferior a 1 año. </li><li>El tratamiento con vitamina D solo se recomienda en pacientes mayores con multimorbilidad y osteoporosis para reducir el riesgo de fracturas, o en pacientes institucionalizados para reducir el riesgo de caídas. </li></ul>La multimorbilidad y la polifarmacia son prioridades de salud emergentes, el cuidado de las personas con estas condiciones es complejo y desafiante. El progresivo envejecimiento de la población ha hecho que aumente la necesidad de guías de prácticas clínicas y políticas sanitarias para mejorar el manejo de pacientes con grandes complejidades médicas, sociales y asistenciales. La prevalencia de la polifarmacia aumenta con la edad y varía entre el 10% y el 90% en la población adulta mayor. La Sociedad Italiana de Gerontología y Geriatría junto con otras sociedades científicas publicaron en los últimos días las directrices (1) para el abordaje clínico de personas con multimorbilidad y/o polifarmacia, con el objetivo de brindar orientación basada en evidencia para mejorar su calidad de atención. <h3>Principios generales </h3>1. Para lograr resultados óptimos en personas con multimorbilidad y/o polifarmacia, se recomienda:  <ul><li>a. Identificar las trayectorias de salud, las necesidades de atención clínica y las preferencias de la persona para su plan de atención. </li><li>b. Acordar un plan de atención individualizado, que incluye: <ul><li>Definir objetivos terapéuticos realistas y planes de tratamiento tanto para el presente como para el futuro (planificación avanzada de la atención). </li><li>Identificar a la persona responsable de la coordinación de la atención. </li><li>Programar seguimientos regulares, con revisiones frecuentes de medicamentos para evaluar los objetivos, necesidades, eficacia y seguridad del tratamiento, para decidir si iniciar nuevas terapias, continuar con las que están en curso y/o suspender las innecesarios. </li><li>Establecer normas para regular y simplificar el acceso a la atención de emergencia. </li></ul></li></ul>c. Educar a los pacientes y/o cuidadores sobre el uso de fármacos y apoyar la autogestión del tratamiento. 2. Para implementar un abordaje óptimo en estos pacientes, considerar:  <ul><li>Contextualizar la evidencia científica. </li><li>Evaluar la relación riesgo/beneficio del uso de guías específicas para enfermedades únicas. </li><li>Utilizar fármacos con eficacia documentada, a la dosis mínima eficaz, con el menor número de unidades de dosificación y administraciones diarias. </li><li>Estar atento a las reacciones adversas a los medicamentos debido a las interacciones entre éstos. </li><li>Aplicar criterios de idoneidad de prescripción de medicamentos y/o utilizar herramientas de apoyo a la prescripción. </li></ul>3. Las rutas de atención a estas personas deben organizarse de acuerdo con: <ul><li>Mejorar la coordinación y colaboración entre los profesionales sanitarios y los trabajadores sociales. </li><li>Desarrollar y utilizar tecnologías y sistemas eficaces para compartir información entre los servicios sociales y sanitarios. </li><li>Promover la educación y capacitación profesional en los temas de multimorbilidad y polifarmacia, así como las medidas de prevención de enfermedades crónicas. </li></ul><h3>Abordaje individualizado de la atención </h3>El índice de fragilidad se puede utilizar para identificar personas con multimorbilidad en riesgo de ingresos hospitalarios no planificados. Entre los pacientes hospitalizados o dados de alta, utilizar las herramientas validadas como la Escala de Fragilidad Clínica (CFS), el índice de fragilidad y el índice de pronóstico multidimensional (MPI) para identificar a aquellos con multimorbilidad y esperanza de vida limitada. En las personas que viven en la comunidad, emplear el índice de comorbilidad de Charlson, el índice de fragilidad y la prueba de velocidad de la marcha, para detectar a los pacientes con multimorbilidad y esperanza de vida limitada. Las intervenciones para reducir la polifarmacia y optimizar el tratamiento farmacológico deben basarse en: <ul><li>Implicación activa de la persona y/o cuidadores. </li><li>Identificación de la prescripción inadecuada mediante criterios estandarizados y/o el uso de herramientas digitales de apoyo a la desprescripción.  </li><li>Seguimiento del paciente para evaluar el cumplimiento de cualquier intervención que se haya iniciado, así como para detectar y manejar los síntomas relacionados con la desprescripción. </li><li>Intervenciones para reducir el número de fármacos y optimizar el tratamiento farmacológico para mitigar el riesgo de caídas en personas mayores.   </li><li>Desprescripción de inhibidores de la bomba de protones en personas que no tengan indicación clara para estos medicamentos. </li><li>El tratamiento con estatinas como prevención primaria y/o secundaria debe interrumpirse en todas las personas con esperanza de vida inferior a 1 año. </li><li>La decisión de desprescribir estatinas en pacientes mayores de 80 años que las usen como prevención primaria debe basarse en: </li><li>Evaluación del riesgo-beneficio del tratamiento. </li><li>Discusión con la persona y toma de decisiones compartidas sobre las opciones terapéuticas. </li><li>Independientemente de los niveles plasmáticos de calcifediol, el tratamiento con vitamina D solo se recomienda en pacientes mayores con multimorbilidad y osteoporosis para reducir el riesgo de fracturas o en pacientes institucionalizados para reducir el riesgo de caídas. </li><li>Intervenciones educativas para pacientes y cuidadores. </li><li>Para mejorar los resultados de salud, emplear modelos de atención con las siguientes características: evaluación integral, enfoque multidisciplinario, participación activa del paciente en las opciones de atención, planes de tratamiento individualizados y seguimiento regular. </li></ul><h3>Conclusiones </h3>Las recomendaciones pueden respaldar la prestación de atención individualizada a personas con multimorbilidad y/o polifarmacia, así como la priorización de la atención a través de la identificación de personas con mayor riesgo de resultados de salud negativos.  Además, subrayan la importancia de compartir las decisiones de atención con los pacientes mediante su participación en el desarrollo de planes de atención individualizados; que tengan en cuenta las preferencias individuales y los objetivos de atención, mediante su educación continua sobre el uso de medicamentos y el apoyo a la autogestión de los tratamientos.  Sin embargo, no todos los aspectos relacionados con el cuidado complejo de estos individuos están cubiertos en esta guía y, dada la limitada evidencia disponible, los autores no pueden emitir recomendaciones en todos los aspectos.  También le puede interesar: <a href="https://www.docred.com/articulos/paciente-adulto-mayor-diagnostico-cancer" target="_self">Conversar con la Resistencia: El Adulto Mayor Diagnosticado de Cáncer</a>

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