Durante marzo de 2021, la American Heart Association (AHA) presentó una declaración científica en la que señaló que los eventos adversos durante la gestación (APO, por sus siglas en inglés) aumentan el riesgo de que la mujer desarrolle enfermedad cardiovascular (ECV) y presente eventos cardiovasculares subsiguientes.Los APO incluyen los trastornos hipertensivos del embarazo, el parto prematuro, la diabetes gestacional (DG), entre otros. Los APO se evaluaron en relación a ECV como cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, enfermedad vascular periférica e insuficiencia cardíaca.Durante el embarazo se producen numerosas adaptaciones fisiológicas, vasculares y metabólicas que incluyen el aumento de la resistencia a la insulina, los depósitos adiposos y la coagulabilidad, junto con la remodelación cardíaca y disminución de la resistencia vascular.  Estos cambios permiten el crecimiento y desarrollo fetal y la preparación materna para el aumento de las demandas energéticas y nutricionales de la lactancia, que apoya el crecimiento posnatal del recién nacido.El estrés fisiológico del embarazo puede acompañarse de complicaciones materno-fetales, como DG, trastornos hipertensivos de la gestación, restricción del crecimiento intrauterino, parto de recién nacidos pequeños para su edad gestacional (PEG), desprendimiento de placenta y parto prematuro, éste último en mujeres con antecedentes previos de factores de riesgo cardiometabólicos o predisposición genética o ambiental.Las mujeres con resistencia a la insulina previa al embarazo, antecedentes familiares de diabetes o presión sanguínea elevada tienen mayor probabilidad de desarrollar DG durante su embarazo. Por otra parte, las mujeres con obesidad y presión arterial elevada previa al embarazo son más susceptibles a desarrollar pre-eclampsia o hipertensión gestacional.El tamaño fetal está determinado por múltiples factores (edad materna y paterna, factores genéticos, intervalo intergestacional, paridad). El diagnóstico de recién nacido PEG puede deberse a una insuficiencia placentaria (como resultado de una implantación insuficiente de la placenta en el útero) o a insuficiencia vascular (causada por anomalías uterinas maternales) y puede revelar una disfunción vascular preexistente en la madre que luego podría manifestarse como enfermedad cardiovascular.  Se destaca entonces la importancia de tener en cuenta el antecedente de APO al momento de evaluar el riesgo de ECV en mujeres, si bien hasta el momento aún no se ha reclasificado dicho riesgo.<figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1619212442/DOCRED_Plataforma_Tablas0s5_01_ada5234bc0.webp" /></figure>Ante un antecedente de APO es particularmente importante la prevención de factores de riesgo de ECV y la prevención primaria de ECV. Se recomienda que las mujeres con APO adopten intervenciones en el estilo de vida que disminuyan el riesgo de ECV, como consumir una dieta saludable para el corazón y aumentar los niveles de la actividad física, comenzando en el posparto y continuando a lo largo de la vida. Por otra parte, la lactancia materna podría reducir el riesgo cardiometabólico posterior de la mujer lactante.  En este estudio se observaron diferencias relacionadas con el grupo étnico de pertenencia. La declaración señala que las mujeres de ascendencia afroamericana y asiática experimentan una mayor proporción de APO, con presentaciones clínicas más graves. Se requieren mayores investigaciones para comprender y abordar adecuadamente estas disparidades.También se plantea revisar recomendaciones para intervenir farmacológicamente en la prevención primaria de ECV en mujeres con antecedente de APO, con fármacos como aspirina, estatinas y metformina. Una de las estrategias propuestas incluye la incorporación del concepto de cuarto trimestre dentro de las recomendaciones clínicas y políticas de salud.En síntesis, tener en cuenta los antecedentes patológicos durante el embarazo brinda oportunidades para la prevención de las enfermedades cardiovasculares en la mujer, al mejorar la transición de la atención para las mujeres con APO e implementar estrategias para reducir el riesgo de ECV a largo plazo.Perlas clínicas:⦁ Los APO aumentan el riesgo de que una mujer desarrolle un factor de riesgo de ECV y, posteriormente, ECV.⦁ La consideración de los APO es esencial al evaluar el riesgo de ECV en mujeres, aunque es posible que aún no se haya establecido su valor para reclasificar el riesgo.⦁ Las APO a tener en cuenta en relación al riesgo cardiovascular de la mujer<ul><li>Trastornos hipertensivos del embarazo</li><li>Parto prematuro</li><li>Diabetes gestacional</li><li>Parto de un niño pequeño para la edad gestacional</li><li>Desprendimiento de placenta  </li><li>Pérdida del embarazo</li></ul>⦁ La prevención de ECV es primordial en mujeres con antecedentes de APO.⦁ Adoptar una dieta saludable para el corazón y aumentar la actividad física entre las mujeres con APO, comenzando en el posparto y continuando a lo largo de la vida, son intervenciones importantes en el estilo de vida para disminuir el riesgo de ECV.⦁ La lactancia  puede reducir el riesgo cardiometabólico posterior de una mujer.⦁ Las mujeres negras, asiáticas e hispanas experimentan una mayor proporción de APO, con una presentación clínica más grave y peores resultados que las mujeres blancas.⦁ Los estudios futuros de aspirina, estatinas y metformina pueden informar mejor las recomendaciones para la farmacoterapia en la prevención primaria de ECV entre mujeres que han tenido una APO.⦁ Los sistemas de atención médica deben mejorar la transición de la atención de las mujeres con APO e implementar estrategias específicas para reducir su riesgo de ECV a largo plazo.

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Enfermedades del embarazo y riesgo de enfermedad cardiovascular en la mujer

La AHA confirma en mujeres la relación entre enfermedad cardiovascular y los eventos adversos en la gestación. Acá detalles de la declaración científica.
