Paciente adolescente con diabetes tipo 1 (DM1) e hipersensibilidad a la insulina, sin respuesta a los diferentes tratamientos. A continuación, se revisan los diferentes tipos de esta hipersensibilidad y su manejo, que incluyen desde utilizar antihistamínicos y cambio de marca hasta trasplante de páncreas.

Paciente masculino de 15 años con diagnóstico de DM1 desde los 2 años, toleró insulina glulisina por 6 años, pero al cambiar a insulina aspart inicia con nódulos firmes, móviles, eritematosos en el sitio de la inyección, con varios días de duración. Se vuelve a administrar glulisina con una reacción similar, y se prueba con diferentes insulinas, terapia de bomba con cánula de acero y teflón, y terapia de desensibilización, con persistencia de la reacción. Se utiliza dexametasona oral con mejoría leve de los síntomas, pero exacerbación de la hiperglicemia. Debido a lo anterior, se prueba manejo inmunosupresor con ciclosporina, inmunoglobulinas, dupilumab, dapsona, tacrolimus tópico y cromoglicato de sodio, sin mejoría de la reacción y con eventos adversos. Actualmente recibe insulina aspart de 1.7 unidades/kg/día por bomba de insulina, con cambios del sitio de colocación de la bomba cada 36-48 horas, con mal control de su diabetes por una hemoglobina glicosilada (HbA1c) elevada de 9% al momento del reporte de este caso. <h3>¿Cómo se traduce esto en la práctica clínica?</h3>La hipersensibilidad a la insulina exógena ocurre en 0.1-3% de los pacientes en todas las edades. De todos estos, un tercio es por la propia insulina, que genera hipersensibilidad tipo III, y el resto por los excipientes que se utilizan, como metacresol, protamina, glicerina, fenol, zinc y polisorbato 20, que producen hipersensibilidad tipo IV.La hipersensibilidad tipo I a la insulina es mediada por una reacción de inmunoglobulina E de segundos a horas después de la inyección, con síntomas variables, desde urticaria hasta anafilaxia, y su manejo es epinefrina intramuscular. Su manejo a largo plazo es desensibilización con insulina en dosis continua en infusión, para inducir tolerancia inmune o el uso de omalizumab y rituximab. La hipersensibilidad tipo III está mediada por inmunoglobulina G y M y  por complejos antígeno-anticuerpo, con activación del complemento, presencia de neutrófilos e inflamación. La presentación clínica incluye desde nódulos subcutáneos dolorosos indurados hasta presentación clínica tipo enfermedad del suero. Se puede manejar con inmunosupresión con rituximab, metrotexato, corticoides e inmunoglobulinas.La hipersensibilidad tipo IV es mediada por respuesta celular. Es una reacción tardía que incluye desde placas o parches eritematosos de severidad variable hasta reacciones mucocutáneas graves como necrólisis epidérmica toxica o síndrome de Stevens Johnson. El manejo de las reacciones alérgicas se puede observar en el flujograma de la figura 1.<figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1702833575/28_XI_2023_Caso_clinico_hipersensibilidad_a_la_insulina_SMCM_AC_MPVC_1_9ba37318b8.webp" /></figure>Comentario editorial Aunque la incidencia de hipersensibilidad a la insulina es baja, un adecuado y oportuno manejo permite extender el tiempo de uso de la terapia antialérgica y evitar otras medidas que expongan al paciente a un mal control de la diabetes y sus complicaciones.<figure class="poll" data-id="907">{ Poll ID: 907}</figure>

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Caso clínico: paciente con diabetes tipo 1 e hipersensibilidad a la insulina

La alergia a la insulina exógena tiene manejo propio. Consulte este caso clínico para conocer el tratamiento.