El absceso hepático piógeno es una causa rara de dolor abdominal con una incidencia anual muy baja, que afecta a 2.3 personas por cada 100.000. A continuación, se presenta el caso de una paciente de 64 años con un absceso hepático secundario a un cuerpo extraño. 

El absceso hepático piógeno sigue siendo un problema relevante, con una importante morbilidad y mortalidad. Las infecciones iatrogénicas y biliares ascendentes son las etiologías conocidas más comunes de este tipo de afecciones.1 Los pacientes con absceso hepático piógeno suelen tener manifestaciones sistémicas pronunciadas, con múltiples lesiones en las imágenes en comparación con los abscesos hepáticos amebianos.2 Los factores de riesgo incluyen trasplante de hígado, antecedentes de neoplasias, diabetes mellitus, historial de alcoholismo, así como enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide y lupus eritematoso sistémico.3 Aunque la ingestión accidental de cuerpos extraños punzantes es común, las perforaciones por estos artefactos son muy raras debido a los avances en las técnicas endoscópicas del tracto gastrointestinal superior.1 A continuación, se describe el caso de una perforación gástrica secundaria a la ingesta de una espina de pescado, cercana al hígado, que formó un absceso hepático piógeno.1 <h3>Presentación del caso1 </h3>Una mujer de 64 años con antecedentes de hipertensión, obesidad y enfermedad por reflujo gastroesofágico consultó al servicio de urgencias con un cuadro clínico de 8 días de dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, acompañado de náuseas vómitos, fiebre y diarrea. En el examen físico de ingreso, los signos vitales fueron tensión arterial de 130/90 mm Hg, frecuencia cardíaca de 133 X´, 18 X´ y 39.2 °C de temperatura corporal. Se apreciaba ictericia generalizada, dolor en hipocondrio derecho sin defensa o signos de irritación peritoneal.  <figure class="poll" data-id="336">{ Poll ID: 336}</figure> Se realizó una tomografía computarizada (TC) abdominal que mostró un absceso de 6.9 cm con realce heterogéneo en el lóbulo izquierdo del hígado (figuras 1 y 2). <figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1658601558/Tomografia_1_1_ee1041e147.webp" /><figcaption>Figura 1. TC al ingreso que ilustra un absceso hepático en el lóbulo izquierdo con un cuerpo extraño adyacente. Tomado de 1. </figcaption></figure><figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1658601597/Tomografia_2_1_6fae3ca816.webp" /><figcaption>Figura 2. Corte transversal que indica cuerpo extraño a nivel de la cisura falciforme. Tomado de 1. </figcaption></figure>Al ingreso, el servicio de radiología intervencionista realizó un drenaje percutáneo guiado por tomografía y puso un drenaje biliar. Los cultivos del absceso dieron como resultado un estreptococo alfa hemolítico. <h3>Evolución clínica1 </h3>Ante el hallazgo del cuerpo extraño en las imágenes, se realizó una endoscopia de vías digestivas altas que no logró visualizar una fistula provocada por un cuerpo extraño en el antro gástrico. Debido a la evolución clínica favorable, se retiraron los drenajes y se trató al paciente con antibióticos intravenosos. La mujer fue valorada como asintomática en un control llevado a cabo 6 semanas después. Se repitió la TC, la cual evidenció la resolución del absceso hepático a un tamaño de 1.7 x 1.3 cm sin migración del cuerpo extraño (figuras 3 y 4). <figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1658601678/Tomografia_3_bd895761dd.webp" /><figcaption>Figura 3. Corte sagital de TC de seguimiento del abdomen a las 7 semanas. Tomado de 1. </figcaption></figure><figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1658601721/Tomografia_4_d9bded4d29.webp" /><figcaption>Figura 4. TC a las 7 semanas que no muestra migración del cuerpo extraño. Se aprecia mejoría evidente del absceso hepático. Tomado de 1.</figcaption></figure><h3>Discusión1 </h3>Los abscesos piógenos pueden formarse en el marco de una colangitis ascendente, de una embolia séptica a través de la arteria hepática, o tras una trombosis infecciosa de la vena porta. La mayoría de los cuerpos extraños afilados se extraen por vía endoscópica luego de la ingestión, ya que ocasionan odinofagia. Los que perforan son bastante raros y es posible que la pared intestinal gruesa (estómago e intestino grueso) produzca una abertura gradual. La proximidad al epiplón y al hígado ayuda a "sellar" el lugar del orificio, por lo que no se observan signos de peritonitis.  Pueden transcurrir varias semanas o meses antes de reconocer estos abscesos y la endoscopia puede no detectarlos.  El tratamiento del absceso hepático incluye antibioterapia de amplio espectro, aspiración percutánea con aguja, drenaje quirúrgico o percutáneo. Este último es un método eficaz y tiene menor mortalidad. Varios casos reportados en la literatura han sido tratados con un manejo conservador y el cuerpo extraño se deja in situ. El caso reseñado acá se trató con antibióticos y drenaje percutáneo, lo que evitó una intervención quirúrgica abierta. <h3>Conclusión1 </h3>Este caso demuestra que cuando las condiciones clínicas del paciente son estables y responden al tratamiento con drenaje percutáneo y antibioterapia, puede ser prudente posponer una intervención quirúrgica.  <figure class="poll" data-id="337">{ Poll ID: 337}</figure>

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Absceso hepático secundario a espina de pescado

¿Sabe cuál es el manejo adecuado de un absceso hepático secundario a un cuerpo extraño?