La atención primaria en salud es la puerta de entrada al sistema para pacientes con diferentes enfermedades, entre ellas algunos trastornos de la salud mental. Hacer el diagnóstico de una enfermedad psiquiátrica puede ser retador para cualquier médico no experimentado, por lo que la capacitación constante sobre los criterios para el reconocimiento de estos trastornos es importante. El trastorno límite de personalidad (TLP) es particularmente difícil de diagnosticar, pues sus síntomas se traslapan con los de otras enfermedades mentales frecuentes. El abordaje de estos individuos debe ser integral y el pilar para su tratamiento debe ser la psicoterapia con o sin psicofármacos para el control de los síntomas. El TLP se caracteriza por un patrón persistente de inestabilidad e hipersensibilidad en las relaciones interpersonales, inestabilidad de la imagen personal, fluctuaciones extremas del estado de ánimo e impulsividad. Su prevalencia es variable, según algunos autores viene en aumento (4), sin embargo, se estima que puede llegar a ser casi del 6%, es aun mayor en personas con otros trastornos de la salud mental (1). El diagnóstico del TLP es clínico. En la tabla 1 se resumen los criterios del DSM 5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición) para diagnosticarlo:<figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1652454898/Tabla_Trastornos_Personalidad_6561c23e56.webp" /></figure>Es frecuente que el TLP coexista y dificulte el diagnóstico y el tratamiento de otras condiciones como la ansiedad, la depresión o el trastorno afectivo bipolar. Estos sujetos tienen mayor riesgo de suicidio, comportamientos autolesivos y riesgo de consumo de sustancias. Desde el punto de vista de la atención primaria, estos pacientes representan “el principal reto psicológico”(3), pues suelen ser difíciles de tratar, demandantes, manipuladores y frecuentemente insatisfechos. El no reconocer la presencia de síntomas que sugieren este tipo de trastornos y no lograr un diagnóstico oportuno repercute directamente sobre la relación médico-paciente. Frecuentemente el médico de atención primaria no está lo suficientemente capacitado o entrenado para establecer este tipo de diagnósticos fácilmente, y menos para brindar psicoterapia formal a este tipo de individuos, no obstante, existe la oportunidad de reportar y derivar oportunamente al especialista en salud mental.Parte fundamental de la responsabilidad del médico de atención primaria sobre el paciente con TLP es ser consciente de las altas tasas de ideación suicida en ellos. La impulsividad, uno de los síntomas típicos de este tipo de trastornos, juega un papel clave en el riesgo de suicidio, intentos suicidas, autolesiones y relaciones inestables. Es por esto que algunas terapias, tanto farmacológicas como no farmacológicas, funcionan como moderadores de la impulsividad y pueden ser de gran ayuda para estas personas. El principal tratamiento del TLP es la psicoterapia, la cual tiene evidencia sobre la reducción de comportamientos suicidas, el alivio de la depresión y la mejoría de la funcionalidad de los pacientes. La terapia cognitivo-conductual se centra entonces en la desregulación emocional y la carencia de habilidades sociales.En cuanto a la farmacoterapia, esta funciona mejor cuando se usa con moderación y de forma ajustada a los síntomas específicos. El uso de estabilizadores del ánimo y antipsicóticos atípicos (de segunda generación) demostraron un impacto positivo que depende del espectro de síntomas que presente la persona con TLP. Otros medicamentos como las benzodiacepinas y los neuroestimulantes se desaconsejan por el alto riesgo de abuso de sustancias.Al tener en cuenta la tendencia de estos individuos de tener una menor adherencia al seguimiento médico de su enfermedad, una buena estrategia es proponer seguimientos calendarizados, estructurados, breves y frecuentes, donde se involucre de forma activa no solo al paciente sino también a su familia o red de apoyo. Que el paciente viva con la etiqueta del diagnóstico también puede contribuir a la falta de adherencia no solo al seguimiento clínico de su condición, sino también a la farmacoterapia y a la asistencia a sesiones de psicoterapia. Algunos consideran que esto se puede deber a que el abordaje de estas personas desde la atención primaria está más enfocado en el diagnóstico que en la experiencia de la enfermedad del sujeto.El enfoque inapropiado de la enfermedad frecuentemente refuerza los estereotipos y el estigma que existe no solo sobre este diagnóstico sino sobre la enfermedad mental en general. Parte de la capacitación del médico de atención primaria debe basarse en el entendimiento integral de las persona con TLP y no solo en la realización de listas de chequeo para hacer diagnóstico y remitir al psiquiatra (4). También le puede interesar: <a href="https://www.docred.com/articulos/ar-suicidio-medicos-venciendo-cultura-silencio" target="_self">Suicidio en médicos: Venciendo la cultura del silencio</a>

Psiquiatría