Los servicios de emergencias son concebidos por muchos como la puerta de entrada a los sistemas de salud; sin embargo, esto ha hecho que el verdadero objetivo de estos sea malinterpretado. Un alto porcentaje de pacientes con condiciones no urgentes o enfermedades crónicas sin descompensación crítica asisten a urgencias en busca de atención, esto debido a un deficiente servicio de atención extrahospitalario o ambulatorio. La crisis de los servicios de salud asociada a la pandemia por COVID-19 ha profundizado este problema, por lo que son prioritarias las medidas que reduzcan la carga sobre estos servicios.Los servicios de urgencias en el mundo reúnen muchos de las factores que afectan la calidad en la prestación de los servicios de salud. El hacinamiento de pacientes, el retraso en los tiempos de valoración, el estrés de pacientes y familiares en torno a un diagnóstico incierto, son solo algunos de los elementos que pueden hacer del servicio de urgencias un escenario caótico.A todo lo anterior debemos sumar la aparición de la COVID-19 y su impacto en la atención de emergencias. Desde la obligatoriedad del uso de elementos de protección personal que dificultan el trabajo en las largas jornadas para los profesionales de la salud, hasta el colapso de los servicios por escasez de camas de cuidado intensivo y la alta tasa de deserción del personal agotado, complican aun más el escenario de atención de urgencias.En algunos países en los que el acceso oportuno a especialistas, procedimientos quirúrgicos o alternativas diagnósticas no es adecuado, el servicio de urgencias se convierte en la puerta de entrada de pacientes que podrían recibir ayuda a través de una atención primaria en salud de calidad. Este problema se extiende además a los pacientes adultos mayores y pacientes con enfermedades crónicas, quienes, por no contar con un acceso adecuado a los controles de su enfermedad, terminan ocupando los servicios de urgencias por complicaciones asociadas, o simplemente, con el fin de recibir la prescripción de medicamentos de uso crónico.Varios estudios relacionados al tema confirman que la demanda exagerada a la que se enfrentan los servicios de urgencias se debe a la pobre accesibilidad a la atención primaria, el aumento en la complejidad de los pacientes, a una carga cada vez mayor de enfermedades crónicas no controladas, y  a la escasez tanto de personal encargado de la atención en salud como de las camas destinadas a pacientes hospitalizados críticos y no críticos. El objetivo o el deber ser de los servicios de emergencias es poder brindar a todo paciente que lo requiera atención oportuna e incondicional, pero debemos preguntarnos si es posible cumplir con este objetivo de manera simultánea con ser rápidos en la atención mientras se mantiene la calidad de esta. Probablemente la respuesta es que esto no es posible, pues los recursos son limitados y la demanda de los servicios de emergencias continúa creciendo sin aparente límite en los últimos años. Quizá es tiempo de repensar el concepto de emergencias y replantearse la misión de los servicios de urgencias. Quizá se debería limitar el enfoque hacia las lesiones agudas y las condiciones que amenazan la vida; sin embargo, esto requiere que muchos de los pacientes que asisten actualmente a los servicios de urgencias en busca de ayuda puedan optar por otras alternativas de cuidado.Los pacientes desean y necesitan recibir atención adecuada del profesional idóneo. Se debería fortalecer el trabajo del médico de familia para la valoración de pacientes con condiciones crónicas descompensadas o enfermedad aguda que no requiere atención inmediata. Los cirujanos deberían enfocarse en recibir directamente aquellos pacientes remitidos con diagnóstico quirúrgico, así como aquellos que asisten por problemas posoperatorios. Los psiquiatras deberían estar disponibles para la contención de brotes psicóticos, ideaciones suicidas y otros escenarios en los que el médico de emergencias pueda verse limitado.Las anteriores son solo algunas de las alternativas que podrían ayudar a destinar de mejor manera los recursos en los servicios de urgencias. Además, uno de los elementos que puede impactar positivamente y en gran medida la atención en salud, es desarrollar estrategias que permitan el traslado de pacientes a unidades de cuidado hospitalario de una forma oportuna, mejorando el tiempo de rotación de camas en los servicios de emergencias. Otras alternativas pueden también apoyar la reducción de la carga de los servicios de urgencias, entre ellas la activación de la visita médica domiciliaria y el fortalecimiento de la telemedicina en caso de pacientes estables, con condiciones de baja complejidad, o que requieren esencialmente la renovación de prescripción de algunos medicamentos de uso crónico. Comentario Editorial: Como profesionales de la salud nos hemos enfrentado a servicios de urgencias por lo menos durante nuestra formación. Todos hemos podido presenciar, si no como médicos entonces como pacientes, el caos que puede representar un servicio de urgencias colapsado. La realidad actual y el advenimiento de nuevos picos de infección por SARS-CoV2, particularmente en el contexto de una población vacunada, ha hecho que la lucha la estén dando los profesionales de estos servicios. Es necesario aprender a priorizar los recursos y la atención en estos escenarios, al mismo tiempo que es mandatorio crear consciencia sobre el correcto uso de los servicios de urgencias. También le puede interesar:  <a href="https://www.docred.com/guias/guia-nice-fiebre-nino" target="_self">Guía NICE: Fiebre en Niños de 0 a 5 Años</a>

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Servicios de Emergencias en Estado Crítico

Los servicios de emergencias concentran el mayor volumen de toda la carga asistencial hospitalaria. Actualmente la crisis de urgencias es mayor debido al covid.