Los efectos de la música en la salud física y mental de las personas tienen fundamentos basados en la evidencia científica, sin embargo, es un tema cuestionable, particularmente para el caso del llamado ‘Efecto Mozart’, aquella sonata para 2 pianos en Re mayor K.448, que ha estado, aparentemente, tan ligada al desarrollo de la inteligencia; en últimas, no se trata de escuchar específicamente este tipo de música, sino cualquier género o canción que produzca estímulos positivos.

<h3>Del mito a la realidad </h3>Por décadas, se ha considerado que las composiciones del austríaco Wolfgang Amadeus Mozart contribuyen a mejorar el desarrollo del cerebro en infantes, incluso de los bebés que aún se encuentran en el vientre de sus madres. Se supone que escuchar la sonata para 2 pianos en Re mayor K.448 de Mozart por alrededor de 10 minutos tiene efectos cognitivos positivos, pues mejora las habilidades de razonamiento. Sin embargo, la investigación científica todavía busca la justificación a este efecto, pues resulta cierto que la música tiene clara influencia en el cerebro de quienes tienen determinados trastornos o condiciones de salud, pero ¿es confiable creer que la música puede hacer más inteligente a un bebé?  <h3>Música y medicina</h3>La terapia musical es una reconocida intervención médica basada en evidencia con beneficios clínicos para los pacientes, ya sea porque los distrae de las dificultades de sus enfermedades o los tranquiliza en ciertas intervenciones, debido a que disminuye los pensamientos negativos y el estrés, además, influye en el sistema nervioso autónomo y hasta puede ajustar el sistema inmune. Ya que el propósito de la música en las intervenciones médicas es obtener una respuesta hedónica multisensorial, las preferencias musicales estarán basadas en numerosos factores de carácter individual: se valora la experiencia del paciente desde las inclinaciones a cierto género musical o la respuesta fuerte según lo que escucha. Lo cierto es que hay investigaciones interesantes sobre cómo los diferentes géneros musicales afectan a las personas, específicamente cómo el cerebro procesa el sonido y qué parte de éste se estimula; de este modo, si la música tiene letras o es instrumental, si el tempo es rápido o lento, lo importante es destacar que el efecto de la música es real, pero no necesariamente está ligado a una tonada específica. Entonces, no se trata de escuchar Mozart, sino de encontrar con qué sonido el cerebro reacciona de mejor forma. En los niños y adultos, la experiencia placentera de la música ayuda al manejo del dolor, la ansiedad e incluso la depresión, cuando acompaña a las prácticas médicas tradicionales. Finalmente, la evidencia sobre los beneficios específicos en el campo de la inteligencia no son tan fuertes, lo que hace que el Efecto Mozart no sea en realidad tan maravilloso como se quiere mostrar a la población general; no obstante, la clara influencia positiva de la música para las personas en aspectos de salud mental y física sí debe resaltarse e incluirse como parte de las recomendaciones al paciente.Comentario Editorial¿Tiene usted algún enfoque no farmacológico en su consulta? Si la respuesta es negativa, tal vez es momento de permitirse ser flexible a otros alcances de la atención médica, las terapias no farmacológicas tienen buenos resultados basados en evidencia que, si son bien implementadas, permiten que su paciente tenga mayor probabilidad de mejorar su calidad vida.

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¿Es el Efecto Mozart una Teoría Válida y Vigente?

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