Pretender que un paciente no use redes sociales para consultar o compartir su experiencia en salud está fuera de lugar en un contexto sociocultural que técnicamente gira en torno a estos espacios virtuales. Lo bueno es que el paciente puede empoderarse gracias a la información de calidad que puede conseguir; lo malo es que la manera en cómo funcionan las redes sociales dan espacio a información sin base científica que perjudica la prevención y el tratamiento de las enfermedades. ¿Cuál es el papel del médico en todo esto? El de mediador que recomienda confiar en el criterio del profesional que le atiende y comparte información verídica que hace frente a los mitos médicos que se viralizan.La masificación de internet expandió el concepto de los límites de la información, desde la actualización casi inmediata sobre lo que ocurre en cualquier rincón del mundo, hasta la posibilidad de disponer de todo tipo de conocimiento a un clic de distancia. Los usuarios de redes sociales suelen compartir información personal, difundir las publicaciones de otros usuarios y valorar lo que los rodea; la dinámica de interacción que estos medios digitales abanderan proporciona un ambiente de socialización que paulatinamente se convirtió en una extensión en la cotidianidad de la existencia de las personas. La adquisición de información médica en internet es cada vez más común, es incluso la forma más habitual para conseguir recomendaciones médicas. Al menos un 80% de los pacientes consultan en internet antes que a su propio médico, inclusive, 1 de cada 4 pacientes publica, ya sea en Facebook, Instagram o Twitter, sus experiencias con ciertos profesionales de la salud. Los cambios en cómo se consume información sobre salud y enfermedad tienen 2 caras que desde hace mucho se convirtieron en aliados y enemigos del sector salud. Si bien el internet es un canal importante para transmitir campañas de salud y puede generar conciencia sobre ciertas patologías, es importante analizar lo bueno y lo malo para reconocer cuál debe ser el actuar del profesional en internet. <h3>El lado positivo: el paciente en el centro del mundo informativo </h3>Las instituciones prestadoras de salud en conjunto con los diferentes planes gubernamentales tienen directrices de promoción y prevención que usualmente no se ajustan a la forma de consumo de información de la población general. Es deber de estas entidades interactuar y difundir su información con el fin de mantener un cierto estándar de transparencia. La comunicación de la salud y la ciencia es una herramienta fundamental para las campañas de concientización, alertas sanitarias y promoción de la vacunación; especialmente durante la pandemia los medios digitales fueron protagonistas en la divulgación de información verídica. Un paciente informado es alguien empoderado por la verdad científica; es una persona que puede procurar cuidarse con mayor detalle, que toma más en serio las recomendaciones médicas ya que sabe las consecuencias de la falta de cuidado y que, además, recibe con mayor facilidad recomendaciones por parte de su médico. Otro aspecto positivo es la creación de grupos de apoyo para personas que sufren enfermedades crónicas, quienes comparten información relevante sobre su enfermedad y sus experiencias a través del tratamiento de la misma. Estas plataformas ayudan a la población vulnerable o aislada a obtener información sin tener que comprometer su movilización. Fomentar la educación sobre lo que se comparte en redes sociales permite que el papel de éstas potencie las intervenciones médicas, según un artículo de la revista uruguaya de cardiología (y replicada en otras publicaciones de revistas académicas), las redes sociales demostraron que1: el apoyo social es beneficioso para la mejoría en la salud cardiovascular, mayor adherencia al tratamiento  de la diabetes, mayores tasas de abandono del hábito tabáquico o mejor respuesta al tratamiento en los episodios depresivos. <h3>El lado negativo: la incontrolable cantidad de incertidumbre</h3>Cabe destacar que no todo es positivo, así como las personas tienen todo el derecho a navegar por internet, también pueden verse partícipes en lo que se podría denominar ‘el efecto Dr. Google’: ante un malestar o dolencia, se realizan búsquedas en línea antes de consultar a un médico. Adicionalmente, la difusión masiva de las infames fake news, teorías conspirativas negacionistas y pseudociencias con tratamientos altamente perjudiciales, hacen de las redes sociales un ambiente hostil para las personas; difícilmente la información verídica tiene espacio en aquellas personas que prefieren creer más en el mensaje de texto que en las palabras de su médico o en fuentes confiables en línea. Esas situaciones negativas agravan la relación médico-paciente, especialmente en la toma de decisión de tratamientos, adherencia de medicamentos o vacunación; otro aspecto negativo que se visibilizó por la naturaleza misma de los medios digitales es la falta de ética profesional de algunos colegas, quienes no distinguen cuál debe ser el comportamiento adecuado en redes sociales.<figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1651591478/Tabla_Medico_RS_2e734cafad.webp" /></figure>Es necesario reflexionar sobre cómo el actuar del médico en los entornos virtuales influye en la forma en cómo las personas asumen la información científica. Un profesional de la salud puede tomarse la libertar de realizar prevención de ciertas enfermedades (especialmente aquellos que son especialistas) con el fin de atraer pacientes a su práctica clínica y realizar una acción social que mejorará significativamente la percepción de la medicina basada en evidencia. También puede interesarle: <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-uso-de-redes-sociales-y-sintomas-depresivos-en-adultos" target="_self">Uso de Redes Sociales y Síntomas Depresivos en Adultos</a>.

Interés general

Docred

Una Herramienta de Doble Filo: Las Redes Sociales en el Sector Salud 

Las redes sociales exponen todo tipo de información. ¿Cómo puede el médico ayudar a su paciente?