El desconocimiento de los efectos de la obesidad en niños y adolescentes posiblemente obedece al desconocimiento de padres y cuidadores. Enseñar a quienes se encargan de alimentar a los menores sobre la importancia de seguir estilos de vida más saludables y sobre la adherencia a tratamientos (para bajar de peso, para realizar más actividad física e incluso a fármacos, cuando se trata de menores con diabetes) tiene un gran impacto positivo en la vida de los pequeños.

La obesidad en niños y adolescentes es un fenómeno que requiere mayor estudio y cuidado. El sobrepeso desde temprana edad aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad en la edad adulta.1 El gran problema de la obesidad infantil está en el potencial desarrollo de otras enfermedades crónicas como asma, apnea obstructiva del sueño e incluso cáncer.2 De ahí que el hecho de que personas a tan corta edad empiecen a sufrir de estas condiciones de salud crónicas sea un grave problema de salud pública. Los menores con obesidad también se encuentran en riesgo de sufrir depresión, aislamiento social y baja autoestima. Esto los hace propensos tanto a sufrir acoso por parte de sus pares y otros familiares, como a ser poco adherentes por voluntad propia a un tratamiento para bajar de peso.1,2 <h3>El rol de los padres en el tratamiento a corto y largo plazo </h3>Los tratamientos para ayudar a mejorar la salud cardiometabólica suelen guiar a los pacientes infantiles hacia comportamientos saludables en familia, como mejoras en la dieta del hogar, aumento en la actividad física y reducción del sedentarismo.2 Al respecto, un estudio reciente publicado en European Journal of Clinical Nutrition encontró lo siguiente.1 <ul><li>La falta de respuesta a tratamientos contra la obesidad a corto plazo se asocia con mayor nivel de estrés en madres de niños con edades más avanzadas. </li><li>Los cambios en el estilo de vida, como más consumo de frutas y verduras y mayor duración del sueño durante los fines de semana, son positivos para evitar la poca adherencia a tratamientos a largo plazo. </li><li>Existe una necesidad clínica de identificar las características psicológicas de padres y menores que se asocian con la falta de adherencia a tratamientos. </li></ul>Vale la pena resaltar la importancia de enseñar a los padres estrategias para tener metas claras, resolver problemas, monitorear los comportamientos de los menores y ser modelos parentales positivos en torno al cuidado de sí mismo2. <h3>Menores con diabetes muestran mayor dificultad para entender su enfermedad </h3>Un ejemplo en el que la educación a los padres y cuidadores puede ser bastante útil es el de los menores diagnosticados con diabetes. En un informe sobre el conocimiento de niños y adolescentes con esta enfermedad se demostró que existen deficiencias en los siguientes aspectos:3 <ol><li>La identificación de los síntomas de descompensación, lo que puede llevar a un inadecuado control metabólico. </li><li>El uso de jeringas de insulina y el lugar donde deben aplicársela. </li><li>El tratamiento dietético adecuado que deben llevar.  </li></ol><h3>La importancia de la influencia parental en los menores </h3>Aunque la educación puede actuar en diferentes niveles (mediante intervenciones en escuelas o con campañas saludables en las comunidades)2, es fundamental que el paso inicial para la prevención de la obesidad infantil se dé en padres y cuidadores. Cabe resaltar que el grado de escolaridad también tiene influencia en los menores y sus cuidadores. El conocimiento inadecuado o la falta de interés por conocer la condición metabólica se relaciona con bajos niveles académicos.3 Otros factores como conflictos familiares, negación y sentimientos de ansiedad pueden fomentar el desinterés en los menores para acomodarse a estilos de vida más saludables o mantener el control de un tratamiento vigente.3 Finalmente, la asistencia de menores a consulta médica por lo general también incluye a los padres o cuidadores, por lo que involucrar a la familia es un asunto importante en el éxito de las estrategias que el médico tratante decide.1 Comentario editorial Es posible que existan dificultades para que las familias hagan “un cambio de chip” en la alimentación del hogar o en la asistencia a consultas donde se enseñe cuál es la mejor estrategia nutricional para la familia. Sin embargo, cualquier espacio o momento puede ser una buena excusa para dar ideas que no necesariamente sean costosas y sí tengan un impacto positivo en la salud del paciente menor.

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