La profesión médica enfrenta múltiples dilemas éticos durante la toma de decisiones. Diferir de los deseos del paciente o estar en desacuerdo con directrices administrativas puede generar angustia en el profesional y afectar su integridad. ¿Deberían los médicos aceptar todas las órdenes administrativas y actuar según estas? Probablemente, gran parte las aceptaría por miedo a las acciones disciplinarias o incluso a la pérdida de la licencia. El equilibrio radica en el trabajo conjunto, respetuoso y sano entre médicos, instituciones de salud y mandos gubernamentales.

<blockquote>“Es más importante saber qué tipo de persona tiene una enfermedad que saber qué tipo de enfermedad tiene una persona”.1Hipócrates</blockquote>De acuerdo con la literatura, los galenos deben personificar dos títulos: uno médico y otro moral. Desde principios del siglo XXI, estos profesionales afrontan múltiples dilemas éticos como resultado del avance de la tecnología y la amplia variedad de procedimientos y opciones médicas disponibles en la actualidad.2 Los médicos pueden enfrentar presiones sutiles o manifiestas para ajustarse a pautas <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-tratar-personas-cercanas-eticamente-correcto" target="_self">éticas</a> de las autoridades gubernamentales. Sin embargo, cuando están obligados a participar en acciones que no consideran éticamente apropiadas, o se abstienen de procedimientos que impactan en el mejor interés del paciente, la integridad profesional individual puede verse afectada.2 <h3>Bases éticas</h3>Para algunos autores la ética médica no es más que la moralidad común aplicada a los asuntos clínicos.3 Uno de los modelos más conocidos que influyen en las normas éticas es el juramento hipocrático, el cual simboliza la filosofía de que los médicos somos responsables ante fuerzas y autoridades importantes de dos aspectos clave: 1) que la vida del individuo es inviolable en cualquier etapa desde la existencia en el útero hasta la muerte natural,  y 2) que primum non nocere es una premisa crítica de la práctica médica.2No obstante, con la separación de la espiritualidad del ejercicio clínico y el uso de técnicas abortivas, este juramento ahora se considera moral y adoptado por otros “como símbolo de cohesión profesional por su contenido”. El hecho es que la ética está envuelta en aspectos relacionados con convicciones espirituales, filosóficas, políticas y sociales fuertemente arraigas y divisivas.2 En consecuencia, conceptualizar y aplicar estándares éticos aceptables en entornos médicos donde existe un cambio constante de la tecnología, continúa siendo un trabajo en progreso. Además, la ética actual se basa cada vez más en principios seculares como tolerancia, autonomía, no paternalismo, confidencialidad y no maleficencia.2Por otro lado, con el objetivo de estimular la enseñanza de herramientas necesarias para tomar decisiones éticas, las escuelas de medicina han implementado departamentos de bioética en diferentes entornos universitarios. Incluso, existe un creciente modelo de ética institucional u organizacional, el cual considera que “las instituciones de salud deben abordar y gestionar profesionalmente la dimensión ética de sus organizaciones”.2 Debido a la falta de consenso moral sobre muchos temas dentro de las sociedades contemporáneas y entre las instituciones médicas, el clínico puede experimentar continuamente dificultades cuando las elecciones éticas individuales no coindicen con las solitudes de los pacientes o las acciones que las organizaciones rectoras consideran preferibles.2 <h3>Ética en colisión2 </h3>Los profesionales experimentan angustia ética cuando necesitan elegir un “bando”. Por ejemplo:<ul><li>¿Debería un médico de urgencias permitir que un niño muera porque uno de los padres se niega a dar su consentimiento para el tratamiento?</li><li>¿Debería un galeno de ayuda en el extranjero realizar circuncisiones femeninas de acuerdo con la cultura, las creencias y los deseos de los pacientes y administradores de salud locales?</li><li>¿Deberían los médicos divulgar información sobre fármacos adversos a pesar de tener un pacto de confidencialidad con la industria?</li></ul>Es curioso estudiar el comportamiento de los médicos en innumerables situaciones en las cuales existen directivas éticas explícitas o implícitas, determinadas por comités u órganos rectores. Sea cual sea la situación, es necesario comprender de manera cuidadosa la perspectiva del médico al discutir la ética de obligarlos a quebrantar sus valores y convicciones principales sobre la buena atención médica. <h3>Consecuencias de las directrices autoritarias2</h3>Existen múltiples secuelas de presionar al médico para que acepte un comportamiento percibido como poco ético y, en última instancia, para que actúe de acuerdo con la solicitud del paciente o las pautas autoritarias. Por ejemplo, estudios muestran que los estudiantes de medicina perciben el ambiente médico abusivo para su crecimiento personal, moral y espiritual. Además, muchos profesionales informan sentir su “libertad de conciencia” amenazada y reportan angustia moral o ética cuando experimentan posiciones de subordinación que van en contra de sus valores personales. Gran parte de la profesión teme desafiar a las autoridades o parecer desafiante por múltiples riesgos como una acción disciplinaria grave, perder la licencia para ejercer o incluso, en los estudiantes, por la imposibilidad de graduarse. Esto ha llevado a los proveedores de salud a aceptar de “mala gana” las órdenes. <h3>Desafíos a la ética contemporánea2</h3><h4>No paternalismo y tolerancia</h4>En el modelo médico contemporáneo, abordar las consultas de una manera “paternalista”, con un médico que toma decisiones unilaterales, se ha vuelto éticamente reprobable. Es decir, no estar de acuerdo con las decisiones del paciente y negarse a acceder puede considerarse paternalista. Sin embargo, gracias a que el debate respetuoso es un requisito aceptado para la libertad de expresión, señalar que las perspectivas contrarias son actitudes paternalistas en realidad dificulta el debate legítimo y la libertad de expresión. En otras palabras, disciplinar a médicos por actuar de una manera que consideran medicamente óptima para los pacientes es intrínsecamente paternalista hacia estos profesionales.  Con relación a la tolerancia, podría considerarse como un concepto complejo. Cualquier individuo en contra de las acciones, pensamientos o creencias de los demás, puede ser catalogado como intolerante. Pero las políticas de disciplinar a un médico por actuar con una postura ética contraria constituyen la “encarnación de la intolerancia hacia ese profesional, la transgresión específica de la que se le acusa”.2 <h4>Autonomía2</h4>Demandar a los galenos que actúen bajo ciertas pautas restringe la libertad de conciencia e impide la toma de decisiones; en definitiva, niega el principio de autonomía. Por tal razón, es importante que las autoridades analicen y reflexionen sobre la aplicación de medidas disciplinarias con el fin de obligar a los médicos a conformarse y participar en actividades no deseadas, ya que esto es una violencia de la tolerancia a la autonomía, valor que estas autoridades se comprometen a defender. <h4>Conclusión2</h4>Si bien existen numerosas facultades de bioética, comités de éticas y códigos de conducta que indican cómo debe actuar un médico, es notable el incremento de la preocupación por la disminución del profesionalismo, la arrogancia, la falta de integridad y el comportamiento poco ético entre estos trabajadores. Cuando los proveedores de salud participan en procedimientos que desde el punto de vista personal consideran moralmente inapropiados, se comprometen tres cosas: 1) bienestar personal, 2) integridad individual y 3) relación médico-paciente.Con la llegada de las innovaciones y la tecnología en el sector salud, parece que la medicina se ha convertido en un campo minado ético. Las circunstancias clínicas complejas que ameritan decisiones difíciles para los pacientes y médicos son comunes durante la práctica clínica y conducen a enfrentamientos cuando las preferencias de los enfermos o de los órganos administrativos difieren de las perspectivas del médico.Aristóteles propuso que la virtud está en un punto medio entre los extremos. Es decir, para facilitar el avance de la ética y evitar el desmembramiento de su integridad en los médicos con principios, es necesario el trabajo conjunto y sano entre galenos, instituciones de salud y autoridades en la regulación administrativa y el apoyo a la autonomía personal. Comentario editorialA diario tenemos que tomar decisiones que pueden ser simples o complejas según cada paciente. Para nosotros siempre predomina el juramente de primum non nocere, pero existen situaciones en las que nuestros principios y valores pueden diferir del paciente o de las jurisdicciones. El objetivo es encontrar un punto de equilibrio en el que se puedan respetar todas las preferencias. ¿Ha experimentado un conflicto ético con algún paciente? ¿Podría comentarnos cuál fue su experiencia?

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