En la medicina antigua, la identificación de enfermedades se basaba en síntomas y exploración física. En la actualidad, existen numerosas herramientas diagnósticas y parece que el contacto físico con el individuo se ha olvidado. Los beneficios de tocar a los pacientes son múltiples. Algunos descritos por la literatura incluyen mejora del estado de salud, apoyo emocional y psicológico, generar confianza, tranquilidad y sentido de comunión, y promover el vínculo social de simpatía y compasión entre dos extraños.

“¿Por qué los <a href="https://www.docred.com/articulos/narrativa-medica-medicos-seguimos-pautas-cuando-atendemos-pacientes-colegas" target="_self">médicos</a> ya no tocamos a los pacientes?”. Después de asistir a las instituciones del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido durante un mes, el doctor Horton Ricardo, redactor jefe en The Lancet, señaló que ningún médico fue capaz de completar nada similar a un examen físico. Incluso, realizar la anamnesis pareció un ejercicio superficial.1 Cuando los pacientes acuden por problemas no relacionados con el corazón, pulmones, abdomen o sistema neurológico, la exploración física completa podría saltarse. En tiempos pasados, la inspección, palpación, percusión y auscultación eran esenciales en los médicos. De hecho, múltiple literatura está basada en hallazgos descritos en historias clínicas extensas y exámenes físicos que se ajustan a un patrón patológico.1 Hoy, en el ejercicio contemporáneo de la medicina, parece que la valoración física se convirtió en una incongruencia, “un remanente vestigial de la atención clínica”. Pero, ¿debemos lamentar o celebrar esto?1<h3>Nuevas tecnologías1</h3>El avance continuo de herramientas tecnológicas como resonancia magnética con contraste, tomografía computarizada por emisión de positrones, ecografías, ecocardiogramas, etc., optimiza la precisión de la medicina y prevalece sobre nuestros sentidos, que pueden fallarnos a la hora de detectar algo. Aunque muchos galenos se vuelven maestros y expertos en ciertos temas, otros gritan el nombre del paciente en el pasillo del hospital a la espera de que este siga al proveedor como un estudiante de escuela regañado. <h3>Consulta típica1</h3>El individuo entra a la sala de consulta, se sienta y observa el rostro inexpresivo del médico, quien lee un informe o reporte de la computadora. De manera directa y sin contacto visual, el paciente se entera de resultados de laboratorio, diagnósticos y tratamientos que probablemente cambiarán su vida. En todo el proceso no hay contacto físico, no se exploran ganglios linfáticos, pulsos, ni se mide la presión venosa yugular. Tampoco se realiza inspección, palpación o auscultación del tórax. El abdomen también es olvidado, y el sistema nervioso podría simplemente no existir. <h3>“No tocar”, ¿es una mala medicina?1</h3>Pese a que la comunidad médica es agradecida con las nuevas tecnologías y el descubrimiento de medicamentos o intervenciones capaces de controlar o prevenir enfermedades antes no tratadas, el examen físico no debe realizarse solo para diagnósticos diferenciales. Esta práctica busca mejorar la relación médico-paciente. El tacto humaniza, genera confianza, da tranquilidad, crea sentido de comunión y promueve el vínculo social de simpatía y compasión entre dos extraños. Incluso, es capaz de transmitir la imagen de supervivencia.<h3>Algunos beneficios del tacto2</h3><ul><li>Ofrece apoyo emocional y psicológico para mitigar el aislamiento social y el estrés.2 </li><li>Promueve la interacción colaborativa con el paciente para confirmar datos clínicos y detectar disfunciones somáticas.3</li><li>Los factores táctiles sensoriales-discriminativos y afectivos-sociales desempeñan un rol importante en el efecto terapéutico de la acupuntura.4</li><li>El término toque terapéutico, adscrito por el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa en la categoría de bioenergía de campo, se emplea como estrategia no invasiva para mejorar el estado de salud de personas con cáncer.5 </li></ul>En resumen, subestimar la relevancia de hacer contacto físico niega la necesidad universal de conexión física en las relaciones humanos. El tacto, representado por la exploración física, expresa comodidad, preocupación y cooperación. Es tiempo de traerlo de vuelta a la medicina.1 <h4>Comentario editorial</h4>Esta narrativa es un llamado de atención a toda la población médica y del sector salud. Mejorar la relación médico-paciente implica mantener un contacto directo entre ambas partes por medio de comunicación verbal y física. Sabemos que las tecnologías nos ayudan a detectar y tratar enfermedades, pero no podemos perder de vista el lado humano en cada consulta.

Interés general

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