Los atracones de comidas azucaradas pueden ser una respuesta a algún trastorno mental, principalmente depresión o ansiedad, puesto que quienes padecen dificultades emocionales no racionalizan ciertas acciones, como su forma de alimentarse. De ahí lo valioso de que los médicos tratantes identifiquen si un paciente con sobrepeso puede ser un comedor emocional.

Diversos estudios afirman que el alto consumo de azúcar se encuentra relacionado con los principales trastornos mentales. La ansiedad y la depresión son la justificación de muchos cuando se les pregunta por la cantidad de productos azucarados (como bebidas y pasteles) que comen al día1. Existen explicaciones biológicas para el consumo excesivo de azúcar, como las teorías psicosomáticas, una de ellas afirma que este aumento en la ingesta es una estrategia para afrontar emociones negativas y que es disfuncional. En situaciones normales, cuando aparece la angustia, el apetito disminuye y se activa el Sistema Nervioso Simpático (SNS), que reorganiza el fluido sanguíneo hacia el aparato digestivo.  Se ha demostrado que el enfrentar las emociones negativas, a través de alimentos –altos en grasas y azúcares- que actúan sobre el sistema de recompensa neurobiológico provoca placer, mediante la síntesis de ciertos neurotransmisores como la serotonina. <h3>La alimentación emocional es una realidad </h3>Un estudio sobre el consumo de alimentos y bebidas dulces, el trastorno mental común y la depresión, encontró que1 las personas estudiadas susceptibles a la depresión, con el tiempo mostraban un incremento en su consumo de azúcar. La emocionalidad (entendida como un fenómeno conductual complejo que involucra varios niveles de integración neuronal y química2) afecta la respuesta alimentaria, desde la motivación para comer, la respuesta afectiva a los alimentos y la elección del alimento hasta la masticación y la velocidad con la que se come2. El problema es que la ingesta de alimentos aumenta cuando la persona tiene emociones negativas tales como2: <ul><li>Ira </li><li>Apatía </li><li>Frustración </li><li>Estrés </li><li>Miedo </li><li>Pena </li><li>Ansiedad </li><li>Inquietud </li><li>Sensación de soledad </li><li>Aburrimiento </li></ul>Quienes sufren de trastornos como depresión o ansiedad suelen experimentar estas emociones de forma intensa. De ahí que posiblemente exista una alta probabilidad de desarrollar una relación compulsiva e incontrolable (comparable con una adicción) con el azúcar, caracterizada por atracones y dependencia3. <figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1663824507/GM_Excesivos_Azucar_Trastornos_Salud_Mental_1_47fa97919a.webp" /></figure><h3>¿Por qué nos debe interesar que las personas no se atraquen de azúcar? </h3>Las enfermedades cardiometabólicas (relacionadas con problemas cardiovasculares, cáncer, diabetes, obesidad y afecciones pulmonares) representan altos costos para la salud pública2. Por tanto, comprender que las emociones, efectivamente, desempeñan un rol importante en la elección de la calidad y cantidad de alimentos puede sensibilizar a la población sobre la forma como consume su comida2. Según la Revista Chilena de Nutrición, tres de cada cuatro personas con sobrepeso son comedoras emocionales2; además, los pacientes obesos sometidos a dietas estrictas presentan cuadros depresivos y de ansiedad semejantes al estado de abstinencia3. Para quienes sufren de algún trastorno mental, es difícil regular sus emociones (una acción esencial para mantener el autocontrol sobre sí mismo)2. La falta de autocontrol implica que los cambios inesperados sean de difícil manejo, y que una forma de lidiar con los problemas sea comer algo rápido, fácil y sobre todo que genere una sensación de comodidad3.  La regulación de las emociones requiere de2: <ul><li>Capacidad de redirigir la atención </li><li>Evaluar cognitivamente la experiencia emocional </li><li>Manejar las consecuencias fisiológicas de la emoción </li></ul>Puede decirse que a mayor intensidad de la emoción (positiva o negativa), mayor inhibición del control alimenticio2. Además, es bien sabido que el mercadeo de la industria alimenticia crea contextos en los que las emociones van unidas a la comida, como comer helado cuando se está triste o partir un pastel de forma casi obligatoria el día del cumpleaños. Finalmente, también es necesario evaluar el estrés psicosocial2. Se ha identificado que quienes tienen condiciones sociales deficientes, como bajo nivel de educación, bajos ingresos económicos, inseguridad laboral, entre otras, suelen estar en riesgo de ser comedores emocionales. Al estudiar el vínculo entre las emociones y la comida es necesario evaluar el contexto sociocultural y las circunstancias de quien tiene el impulso de comer sin control2.  Comentario editorial Todo el tiempo estamos expuestos al azúcar. Los alimentos, en un gran porcentaje, suelen distraer la atención del contenido de azúcares por medio del etiquetado de sus ingredientes.  No obstante, la regulación alimenticia no busca llevar al extremo (es decir, eliminar inmediatamente por completo ciertos alimentos) al consumidor; por el contrario, lo invita a comer, no condicionado por las emociones, sino de forma consciente y saludable.

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¿Es el consumo excesivo de azúcar un desenlace de los trastornos de salud mental?

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