Los actos de abuso sexual cometidos por médicos en contra de pacientes despiertan la indignación entre colegas y la población general. Las víctimas a menudo no denuncian las conductas inapropiadas (por negación o desconocimiento), lo que dificulta la identificación y remoción de los responsables de los entornos clínicos. El abuso sexual carece de justificación y constituye un delito y una falta grave a la ética profesional. 

Entre las faltas a los principios éticos más graves y comunes1 en el gremio médico, se encuentra la conducta sexual inapropiada, y es que toda acción que un médico realice y que pueda ser interpretada como sexual, afecta significativamente a los pacientes. La relación de poder del médico con las personas que atiende está mediada por la necesidad de estas últimas de recibir ayuda2, en especial si no se encuentran estables emocionalmente. De ahí que el paciente entregue su confianza al profesional y asuma que no le hará daño. Sin embargo, esa misma relación de poder puede resultar en situaciones de falso consenso, lo que hace que ciertos profesionales médicos sientan que pueden tocar sin permiso el área genital de la persona, masturbarse frente a ella e incluso realizar actos de violación sexual o sodomía1. En un estudio de la revista Sexual Abuse: A Journal of Research and Treatment sobre violencia sexual ejercida por médicos, se encontró que, de 101 casos, el 33% fue de contacto físico inapropiado, 31% de penetración anal, 16% de violación, 14% de abuso infantil y 7% de sexo consensual1. Lo más grave es que el 96% de las víctimas sufrieron abuso repetitivo durante más de un año1. Los abusos cometidos contra pacientes tienen secuelas graves que incluyen1 depresión, ira, abuso de sustancias, problemas de seguridad y confianza y estrés postraumático. <h3>¿Colegas sin código de ética? </h3>Son los mismos médicos quienes deben velar para que en la práctica clínica se preserven los principios éticos de la profesión, como proveer cuidado y atención competente, compasiva y respetuosa con la dignidad del ser humano y sus derechos1. Esto incluye la responsabilidad de denunciar a aquellos colegas que actúan con deslealtad y deshonestidad al sobrepasar los límites del respeto hacia el otro y transgredir el principio bioético de la justicia.  Sin embargo, el acto de denunciar a un colega se ve obstaculizado por diferentes motivos, lo que con frecuencia lleva a la inacción. La información obtenida a veces no es absolutamente confiable; los reglamentos y la ley pueden no proteger lo suficiente a quienes hacen las denuncias de buena fe; en ocasiones el paciente se opone a que se dé a conocer su abuso; puede existir el dilema entre denunciar o mantener el secreto profesional; o incluso puede primar el deseo de proteger al colega transgresor para privilegiar su rehabilitación. Es difícil estimar la frecuencia con la que los abusos ocurren en medicina, ya que los pacientes poco reportan las malas conductas1 y en ocasiones ni siquiera se dan cuenta de que han ocurrido.  De ahí la importancia de enseñar ética médica en la academia, tanto en el pregrado como en el posgrado. Es fundamental que los futuros profesionales aprendan a reconocer y reportar conductas inapropiadas o sospechosas de colegas1. Es un deber social y humano evitar que situaciones denigrantes como el abuso sexual sigan ocurriendo en los entornos clínicos. <h3>Diez recomendaciones para abordar el abuso sexual de médicos a pacientes3 </h3><ol><li>Reemplazar el término “conducta inapropiada sexual” por “abuso sexual”, para reforzar una política de cero tolerancia con este tipo de actos. </li><li>Educar a los médicos en cada etapa de su carrera sobre la gravedad del abuso sexual a pacientes: cómo puede evitarse, de qué modo buscar ayuda si existen dificultades para poner límites profesionales. </li><li>Educar a la población general sobre cómo prevenir, reconocer y reportar el abuso sexual por parte de un médico. </li><li>Fomentar y facilitar a los pacientes los canales adecuados para reportar a un profesional que se ha comportado de forma indebida. </li><li>Alentar a la comunidad médica a reportar legalmente a colegas y otros profesionales sanitarios que han sido vistos cometiendo abuso sexual o son sospechosos de hacerlo. </li><li>En los comités médicos y en las instituciones de salud, profundizar la investigación sobre quejas de abusos sexuales cometidos por médicos contra pacientes  </li><li>Disciplinar a los médicos que se han visto envueltos en cualquier forma de abuso sexual contra pacientes. </li><li>Ser transparentes con la información sobre acciones disciplinarias contra médicos que han sido encontrados culpables de haber abusado de sus pacientes. </li><li>Establecer programas de consejería y acompañamiento psicológico en las instituciones de salud para que los pacientes abusados por sus médicos no estén solos en el proceso. </li><li>Proveer acompañantes que actúen como monitores y veedores en las instituciones de salud durante exámenes de cuerpo completo, exámenes mamarios, genitales y rectales. </li></ol>Comentario editorial Es necesario adoptar una posición enérgica frente a los profesionales envueltos en casos de abuso sexual. Y más allá de las faltas a la ética médica, también es importante empoderar a pacientes para que reporten cualquier conducta inapropiada que les suceda (y también a enfermeras y al resto del personal sanitario, en caso de que presencien conductas sospechosas), pues la denuncia es una de las principales acciones para la prevención del abuso.

Interés general

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