A partir del movimiento social Black Lifes Matters, el racismo arraigado al lenguaje usado en las ciencias de la salud ha sido tema de análisis e investigación. Un problema histórico y cultural perdure en el tiempo y desarrolle problemáticas sociales, como el estigma y el rechazo racial, que cada vez serán más difíciles de eliminar. Los investigadores sugieren el uso de términos que se adecuen e incluyan a toda la población sin importar su fenotipo, una reforma educativa en las instituciones, gestión de programas para capacitar al personal, y el empleo de contradiscurso basado en la empatía.

El lenguaje racista refiere a los términos usados socialmente que relacionan la raza con lo “bueno” (blanco) y lo “malo” (negro);1 es comúnmente usado en documentos de los diferentes campos profesionales, así como en los procesos de formación.En los artículos de medicina es bastante predominante el uso de un lenguaje racista, lo que puede desencadenar estigmas, mayor prevalencia del racismo en los diferentes entornos sociales, perjudicar la salud física y mental del personal médico y de los pacientes, e impedir que exista un avance cultural sobre las problemáticas históricas.Algunos de los términos racista comúnmente usados son: “lista negra” y “lista blanca”, para referir a los genes y variaciones que perjudican y benefician, respectivamente, la salud de las personas. En una investigación científica recientemente realizada se encontraron más de 3500 artículos médicos que usan un lenguaje racista.1El uso meticuloso de los términos adecuados, explicados a partir de enfoque glotopolítico, en un entorno académico, puede prevenir el desarrollo de problemáticas sociales. El primer registro del uso del lenguaje racista en las ciencias de la salud, data del siglo XVII,1 por lo que su perdurabilidad en el tiempo significa que existen vacíos formativos.Los investigadores sugieren el uso de términos que se adecuen e incluyan a toda la población sin importar su fenotipo, así como una reforma educativa en las instituciones, gestión de programas para capacitar al personal, y el empleo del contradiscurso basado en la empatía para mitigar la discriminación racial.Reformar las metodologías usadas para impartir conocimiento es un proceso tedioso, pero importante en la gestión del cambio. La transmisión de información siempre requerirá de la compañía de un contexto social, de forma que los estudiantes logren una amplia compresión de las temáticas sin pasar por alto la significancia de los términos usados y su impacto.1,3Un ejemplo de esta situación se encuentra cuando los docentes explican enfermedades y su prevalencia poblacional a partir de los aspectos raciales, en donde en múltiples ocasiones las personas de raza negra tienen mayor porcentaje de riesgo, sin embargo, no se exponen los aspectos que influyen en esto.Por otro lado, los programas de capacitación al personal de la salud funcionan como una extensión formativa para tratar aspectos específicos que deben ser reformados. Los cursos tienen un enfoque en el uso de un lenguaje consciente a partir de términos incluyentes que no refieren a la raza para la determinación de lo benéfico y lo perjudicial, ya que esto es una construcción social arcaica.En lugar de usar términos como “lista negra” o “lista blanca”, docentes, médicos y estudiantes pueden reemplazarlos por “lista incluida” y “lista excluida”, o para no decir “maestro” y “esclavo” (términos indiscutiblemente alusivos a la época de la esclavitud), se puede hablar de “primario” y “secundario”.1En un estudio científico recientemente realizado, se evaluaron los resultados obtenidos a partir de la implementación de un taller sobre la importancia de usar un lenguaje consciente en la atención médica. Los participantes aprendieron habilidades para evitar los estigmas, reformular situaciones y manejar los términos adecuados al momento de comunicarse.2El discurso del odio maneja términos hostiles que pueden herir emocionalmente a otras personas, por lo que el empleo del contradiscurso basado en la empatía, que consiste en la generación de cambios a nivel interno en el empleo del lenguaje, sin limitar la libre expresión, pero reduciendo el odio persuasivo, muestra grandes beneficios desde un enfoque ético al promover la humanización de todas las personas indiscriminadamente.3Sin embargo, y a pesar de las recomendaciones ya estipulas, se requiere de un mayor número de reformas y programas educativos en el área de la salud, con un enfoque formativo en el uso del lenguaje, que se adecuen al momento histórico y en los que se evite el riesgo de usar términos que violenten a otras personas,1,2 e impidan una buena comunicación.Los programas con un enfoque inclusivo protegen la integridad de los pacientes y de los médicos, generan un cambio cultural y forman profesionales de la salud con valores éticos.Comentario editorialEl lenguaje racista predominante en el sector de la salud, impide que exista un desarrollo cultural en el que se extinga el uso de referencias lingüísticas que puedan atentar contra la integridad de otras personas y afectar su salud física y mental. ¿Cómo cree usted que se puede contribuir al uso de un lenguaje consciente?

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Lenguaje y Racismo en Medicina

El uso de un lenguaje consciente mitiga el racismo presente en la Medicina, a toda vez que protege la integridad de los pacientes y de los médicos.