<p><span class="text-big" style="color:hsl(240, 75%, 60%)"><i><strong>Una mejor higiene en los hospitales militares, la investigación farmacéutica y el tratamiento médico humano en la posguerra transformaron la atención médica para muchos combatientes; el cuidado profesional logró reducir el número de soldados fallecidos por infecciones, que solía ser mayor al número de muertos por fuego enemigo, brindó nuevas alternativas físicas a los sobrevivientes y abrió el camino hacia la comprensión de lo que sucede después del trauma de la guerra.</strong></i></span></p><p>Cada escenario bélico tuvo su propio reto, y gracias al desarrollo científico en el cuidado de las lesiones físicas en combate, la medicina tuvo una mejor comprensión de las heridas. En esta entrega, la revisión histórica sobre la enfermedad entre las tropas y la medicina de la posguerra mostrará que los cambios significativos en la atención como mayor higiene, mejores medicamentos y trato más cercano en el tratamiento de pacientes, permiten que la calidad de vida mejore durante y después de los conflictos armados.</p><h3>Enfermedad en las trincheras</h3><p>Mantener a las tropas en combate en condiciones óptimas requería de prevenir y lidiar con los brotes de enfermedad, principalmente la malnutrición y el cansancio hicieron a los soldados susceptibles a virus y bacterias, pero la falta de sanidad en los cuarteles cerrados fue responsable de la rápida dispersión de las infecciones entre las tropas; la fiebre tifoidea, la disentería y la cólera devastaron a los ejércitos con la misma efectividad que un arma de fuego.</p><p>Durante la Guerra de Crimea (1853 a 1856), los soldados lastimados que llegaban a los hospitales con heridas mixtas debían hacinarse en ambientes poco higiénicos, los enfermos con extremidades abiertas infectadas eran foco de contagio para los recién llegados; entonces, se encontró que la mejor forma de atender a los pacientes era ofrecer un espacio adecuado: las letrinas se cambiaron por inodoros y se instalaron estaciones de lavado, así la higiene en los hospitales militares pasó de tener un rango de mortalidad del 41% al 2% al final de la guerra, una mejoría sin precedente.</p><p>La lección aprendida en la Guerra de Crimea sobre la importancia de la atención médica fue esencial para la moral de las tropas y la propaganda militar, por ejemplo, el Royal Victoria military hospital, en Inglaterra, sirvió hasta su cierre en 1966 como espacio de entrenamiento para el servicio médico de la armada; este lugar fue el centro de tratamiento para las tropas que regresaban del campo de batalla.</p><h4>Farmacéuticas en tiempos de guerra</h4><p>Durante la Segunda Guerra Mundial, las farmacéuticas revolucionaron el tratamiento de las infecciones gracias a medicamentos en polvo que podían ser aplicados directamente en las heridas o pastillas para enfermedades como la neumonía. En cuanto a la penicilina, fue descubierta como tratamiento antibiótico contra las infecciones lo que llevó a que su producción a gran escala fuera priorizada.</p><p>Para 1940, investigadores de la universidad de Oxford, Inglaterra, desarrollaron un método de producción masiva para la penicilina, que fue ofrecido a diversas compañías en los Estados Unidos; en 1943, dicho antibiótico ya se encontraba en los campos de batalla europeos mediante el plan de distribución de las tropas aliadas.</p><p>Los antibióticos redujeron los niveles de sepsis y gangrena, además, permitieron que se realizaran intervenciones mayores en las unidades quirúrgicas móviles en las zonas de guerra como cirugías en el pecho o cabeza; estos procedimientos, antes de la penicilina, representaban un gran riesgo de infección y muerte para el paciente. De igual forma, los antibióticos marcaron la gran diferencia en cuanto al tratamiento de las infecciones por enfermedades de transmisión sexual, que afectaban a las tropas de todos los bandos por igual.</p><h3>Medicina de la posguerra</h3><p>Mucho después que las tropas dejaran de batallar, las consecuencias del conflicto afectaron la salud de soldados, civiles y el medio ambiente; para muchos, el daño físico y mental que causó la guerra duró toda la vida, entonces la medicina debió desarrollar métodos como la cirugía plástica reconstructiva, psiquiatría y medicina de emergencias, para ayudar a quien necesitara ajustarse a vivir con la enfermedad y la discapacidad.</p><h4>Rehabilitación</h4><p>La pérdida de extremidades es de las primeras y principales discapacidades de los veteranos de guerra, aunque la cantidad de amputaciones disminuyó mediante técnicas quirúrgicas, la rehabilitación física gracias a prostéticos, es de gran apoyo para la reintegración a la sociedad.</p><p>Después de la Segunda Guerra Mundial, el tratamiento de los soldados debía ir más allá de hacer que aquellos con lesiones graves en el cuello y la columna vertebral sobrevivieran, el daño irreparable en los nervios dejó a muchos paralizados con paraplejía o cuadriplejía.</p><p>En septiembre de 1943, el médico especialista Ludwig Guttman, por orden del gobierno británico, estableció el Centro Nacional de Lesiones de la Columna Vertebral en el Hospital de Stoke Mandeville, pioneros de la neurocirugía; en el largo proceso de rehabilitación, se encontró que el deporte ayudaba a los veteranos a mejorar la fuerza física y la confianza, el doctor Guttman organizó en el hospital una serie de juegos deportivos que fueron base para lo que hoy en día son los juegos paralímpicos modernos.</p><h4>Guerra y salud mental</h4><p>Ambas guerras mundiales impactaron los campos de la psicología y la psiquiatría, pues los veteranos sufrían de estrés debilitante y fuertes traumas independientemente de si tenían o no lesiones físicas visibles. Unidades especiales se encargaron de recibir a estas personas en centros que manejaran las condiciones mentales que padecían, aunque tomó cierto tiempo comprender bien los efectos que el combate había provocado en su salud mental, las circunstancias se prestaron para sensibilizar sobre el costo humano que tiene el conflicto armado. Los siguientes escenarios evolucionaron conforme fueron mejor entendidos:</p><ul><li><strong>Neurosis de guerra:</strong> término de la Primera Guerra Mundial que se confundió muchas veces con cobardía; el soldado entraba en pánico y sentía deseos de huir ante la intensidad del bombardeo y la lucha, además de la incapacidad para razonar, dormir, caminar o hablar.</li><li><strong>Fatiga de combate:</strong> la comprensión de este término llegó en la Segunda Guerra Mundial, donde se asocia la neurosis con la exposición prolongada de muertes masivas y el ruido propio de la batalla; los síntomas varían de acuerdo a la persona: ataques de histeria, pasividad y mutismo o parálisis de miembros, en general, una incapacidad para percibir el entorno.</li><li><strong>Trastorno de estrés postraumático:</strong> hasta 1980 se acuñó el término que explicaba en gran medida los efectos psicológicos de la guerra en los soldados; esta condición afecta las interacciones sociales de la persona, su habilidad para trabajar y otras áreas de la vida. Entre los síntomas se incluyen: pensamientos y sentimientos perturbadores, malestar físico y mental, cambios inesperados en el comportamiento e incremento en la reacción de lucha o huida.</li></ul><p>Finalmente, el avance de la medicina debido a circunstancias desventuradas es muestra de que la humanidad en los momentos más oscuros puede ser brillante y logra llevar al límite su capacidad investigativa. El médico como profesional en medio de la guerra, no sólo es un servidor de la ciencia, sino un ser humano que busca con su conocimiento ofrecerle la oportunidad de vivir a quien más lo necesita.</p><p>También puede interesarle: <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-papel-de-las-medicas-en-los-campos-de-batalla" target="_self">Papel de las Médicas en los Campos de Batalla</a>.</p><p><strong>Comentario editorial:</strong> Hay mucho de qué hablar cuando se trata de guerra y medicina, no sólo desde el aspecto histórico, sino desde las condiciones en las que los profesionales en salud se involucraron con el fin de lograr hacer bien la labor de cuidar y defender la vida humana. Queda para la reflexión y la investigación personal, el conocer otras técnicas desarrolladas a partir de los combates armados, pues quien no conoce su historia, tiende a verse condenado a repetirla.</p>

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Medicina en Medio de la Guerra, Una Revisión Histórica  Segunda Parte

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