Las infecciones son causa importante de morbimortalidad en el mundo y su tratamiento puede ser un reto debido a la emergencia de microorganismos multirresistentes. El mal uso de antibióticos se asocia a mayor incidencia de eventos adversos, costos más altos para el sistema de salud y aumento de la resistencia bacteriana, aunque algunos pacientes quirúrgicos o con condiciones específicas se benefician de la administración profiláctica de estos fármacos. 

Las infecciones están entre las primeras causas de morbilidad y mortalidad en el mundo. La intervención más eficiente para combatirlas es la prevención, incluida la profilaxis antibiótica, definida esta como la administración de agentes farmacológicos con acción antimicrobiana a fin de prevenir la aparición de este tipo de enfermedades1.Se estima que la profilaxis antibiótica representa más del 40% de prescripciones de antibióticos1. Algunos autores la clasifican en primaria (prevención de una infección inicial) o secundaria (evitar su recurrencia o reactivación). Otra forma de administrar antibióticos de manera preventiva es con el objetivo de eliminar un organismo colonizador con potencial patógeno2.En las unidades de cuidado intensivo (UCI), los antibióticos son parte fundamental del tratamiento de los pacientes críticos, en quienes las infecciones ocurren hasta en el 50% de los casos. Sin embargo, su uso debe balancearse con el riesgo de emergencia de bacterias multirresistentes1.Cerca de la mitad de los casos de bacteriemia en UCI están relacionados con el uso de catéteres intravasculares, aunque en estos la profilaxis antibiótica no ha demostrado proteger contra la infección. En relación con la neumonía asociada a ventilador, la poca evidencia que existe indica la conveniencia de administrar profilaxis antibiótica al momento de intubar a pacientes con deterioro severo del estado de conciencia1. La descontaminación digestiva selectiva (DDS) es una medida para la prevención de infecciones en UCI, particularmente neumonía asociada al ventiador1. En entornos con baja prevalencia de resistencia, la DDS se asocia con menos resistencia a los antibióticos y mejores resultados para los pacientes, mientras que en escenarios con una prevalencia de moderada a alta, los resultados son contradictorios2. La incidencia de infecciones relacionadas a ventriculostomía está entre el 20% y el 30% de los pacientes con dispositivos ventriculares externos (DVE). La recomendación actual sugiere que debe administrarse antibiótico de forma profiláctica antes de la inserción de los DVE. Sin embargo, la duración apropiada de su administración es un tema sin resolver1.Otro caso que se encuentra soportado en la literatura es el uso de antibióticos en pacientes con cirrosis y riesgo de resangrado por várices esofágicas. La traslocación bacteriana desde la luz intestinal se asocia con peor evolución de la hipertensión portal y la coagulopatía, por lo que la profilaxis antibiótica en estos casos ha demostrado reducción de la mortalidad y de la incidencia de infecciones1.Las guías actuales en pacientes con cirrosis descompensada recomiendan el uso de cefalosporinas por vía intravenosa por un plazo de 7 días como la mejor alternativa profiláctica1.La pancreatitis aguda es el típico ejemplo de inflamación estéril severa, y aunque quienes la padecen presentan un riesgo alto de evolucionar a necrosis infectada, existe abundante evidencia sobre la falta de beneficio de la profilaxis antibiótica para la prevención de la infección. Otros casos en los que la profilaxis no está recomendada son la fístula cerebroespinal postraumática, las fracturas cráneo-basilares y las faciales1. La decisión de establecer un régimen de administración de antibióticos de forma profiláctica debería estar basada en 5 consideraciones1:<ol><li>Balance entre el beneficio del tratamiento antibiótico y el riesgo de eventos adversos asociados al uso del medicamento.</li><li>Selección racional de antibióticos basada en los potenciales patógenos involucrados y con preferencia por fármacos de espectro reducido.</li><li>Uso de antibióticos durante el menor tiempo posible.</li><li>Establecimiento de programas de detección oportuna de multirresistencia bacteriana.</li><li>Inicio de tratamientos curativos basados en documentación microbiológica, excepto en terapia empírica del choque séptico. </li></ol>En conclusión, las indicaciones para profilaxis antibiótica en UCI son escasas y siempre deben evaluarse a la luz de las precauciones y particularidades de cada paciente.COMENTARIO EDITORIAL Cada vez es más frecuente la superespecialización de la medicina, lo cual ha llevado a mejorar los estándares de atención y calidad en pacientes con enfermedades complejas. Sin embargo, la práctica profesional en atención primaria se ve cada vez más restringida, y un ejemplo de ello es la existencia de una serie de antibióticos que solo pueden ser formulados por especialistas en enfermedades infecciosas.¿Cree usted que la solución al problema del mal uso de antibióticos es limitar su prescripción a los médicos de atención primaria? ¿Deberíamos optar más bien por capacitar mejor a los profesionales no infectólogos sobre el uso de este tipo de fármacos?