El accidente cerebrovascular (ACV) en personas jóvenes está en aumento. En la mayoría de los casos es isquémico y no se puede identificar una causa evidente. Los tradicionales factores de riesgo están presentes, pero se añade el consumo de sustancias y otras condiciones socioeconómicas. Un diagnóstico oportuno es importante para recibir el tratamiento, así como para evitar complicaciones y secuelas.

<h2>Introducción</h2>El ACV, como parte del espectro de enfermedades cardiovasculares, ocupa los primeros puestos dentro de las causas de mortalidad a nivel mundial. Aunque históricamente se considera una patología propia de adultos mayores, en los últimos años ha aumentado su incidencia en personas menores de 50 años.1,2Si bien el ACV en individuos jóvenes oscila entre el 10% y 15% de todos los casos, el número de casos dentro de esta población tiende a aumentar. En Estados Unidos, se reportó una tasa de 17 por cada 100,000 habitantes (IC 95%, de 14 al 21) entre los 23 y 44 años en 1993, que aumentó a 28 por 100,000 (IC 95%, de 23 al 33) en 2015.2,3De igual forma, en Europa la tasa de incidencia de ACV en personas menores de 55 años era de 10.7 por 100,000 habitantes en 1994, y se incrementó a 18.1 en 2011.2En personas jóvenes predomina la forma isquémica, con 65% de los casos según registros poblacionales, seguida por la hemorragia intracerebral con 17% y muy de cerca por la hemorragia subaracnoidea con 16%.1,2 <h2>¿Cuáles son las causas?</h2>El origen del ACV en pacientes jóvenes es muy diverso y, en una proporción nada despreciable, no es posible establecerlo. Se destacan las siguientes causas1,2:<ul><li>Ateroesclerosis de arterias grandes (6% a 15%)</li><li>Cardioembolismo (10% a 24%)</li><li>Oclusión de vasos pequeños (12% a 26%)</li><li>Causa desconocida (24 % a 53%)</li></ul>También se ha visto que las causas dependen del sexo, la raza y la región geográfica. Por ejemplo, los hombres son los que más presentan accidentes de este tipo, pero las mujeres tienen una mayor morbimortalidad.1 Por otro lado, las personas afro e hispanos tienen mayor incidencia que las personas caucásicas. Los adultos afro entre 20 y 45 años tienen una tasa de 25 por cada 100.000 personas, los hispanos de 26 y los caucásicos de solo 10.1 Se considera que estas inconsistencias se deben a factores genéticos, condiciones socioeconómicas más adversas y deficiencias en la atención en salud.1<h2>Factores de riesgo</h2>Hipertensión, tabaquismo, diabetes mellitus y dislipidemia son causas tradicionales del ACV isquémico por ateroesclerosis de grandes vasos y oclusión de los pequeños. No obstante, el consumo de sustancias estimulantes como cocaína y anfetaminas, muy común en las personas jóvenes, también aporta a la patogénesis.1,4En un estudio cross-sectional se encontró que 20.3 % de los adultos jóvenes con ACV indicaron consumir sustancias ilegales, 62.9 % tenían tabaquismo y 31.8 % ingerían alcohol. También se halló que, entre más cantidad de sustancias recreativas se consumiera (≥ 4 sustancias), mayor era la frecuencia de la patología prematura, con una razón de posibilidades (OR) de 8.85 (IC 95%, dd 8.63 a 9.08).4<h2>Tratamiento</h2>A diferencia de lo que ocurre con las personas de mayor edad, sensibilizadas con los síntomas cardinales de un ACV, en las personas jóvenes existe un retraso en el diagnóstico. El personal de salud considera primero otras afecciones y por tanto no se brinda un tratamiento oportuno. Se estima que hasta 14% de los casos se diagnostica de forma errónea y no se remite a un centro especializado.1Dado que la principal forma de ACV en pacientes jóvenes es la isquémica, la trombólisis oportuna es el tratamiento de primera línea que se sigue. El abordaje endovascular también es una opción factible, sobre todo cuanto existe contraindicación a la primera línea o esta fue fallida.1La terapia enfocada en la prevención primaria es el escenario ideal, con la identificación y control de factores de riesgo. Para la prevención secundaria, dado que los pacientes con ACV de 15 a 49 años tienen una recurrencia a los 5 años del 9.4%, se requiere tratamiento con estatinas y antiagregantes plaquetarios.1<h2>Pronóstico</h2>Contrario a lo que se podría pensar, en el accidente cerebrovascular no se cumple la máxima de que, a menor edad, mejor es el pronóstico. Como se trata de una patología subdiagnosticada, la terapia no se ofrece a tiempo, y por ende existe mayor probabilidad de complicaciones y secuelas.1Al mismo tiempo, las personas jóvenes son menos adherentes al tratamiento, tienen mayor desprotección social y una falsa percepción del riesgo latente.1,2<h2>Conclusión</h2>En la última década, el número de ACV en personas jóvenes, sobre todo de tipo isquémico, viene en aumento. Las causas se deben a las condiciones modificables ya conocidas de la enfermedad cardiovascular, pero a ellas se suman el consumo de sustancias recreativas, la falsa percepción de que es una enfermedad de personas mayores y falencias en la atención sanitaria.La prevención primaria, así como la sensibilización a la población y al gremio de la salud, son las mejores estrategias para evitar, reconocer y tratar oportunamente la patología.1,2 Comentario editorialEl ACV ya no es una enfermedad de persona mayores y los factores de riesgo tradicionales ahora son frecuentes en individuos jóvenes. Es imperativo crear conciencia de que estos últimos son susceptibles a la enfermedad, y que esta tiene pronóstico ominoso y un potencial de generar secuelas en personas que están en su mayor edad productiva. Tambien le puede interesar: <a href="Perspectiva Interdisciplinaria del Dolor Torácico" target="_blank">Perspectiva Interdisciplinaria del Dolor Torácico</a>  <figure class="poll" data-id="315">{ Poll ID: 315}</figure>

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