Un artículo publicado hace poco realizó una revisión sobre las mejores prácticas para la evaluación y tratamiento del trastorno de excitación genital persistente (TEGP). Los autores indicaron que la angustia es uno de los síntomas más llamativos y constantes de esta enfermedad. Asimismo, se mencionó la importancia de tener en cuenta todos los antecedentes o comorbilidades del individuo y siempre realizar un abordaje multidisciplinario con el fin de beneficiar al paciente. El trastorno de excitación genital persistente (TEGP) es una afección poco común en la que las personas afectadas experimentan síntomas intrusivos, angustiantes y no deseados de sensaciones espontáneas y prolongadas de excitación genital, en ausencia de deseo o estimulación sexual. Esta enfermedad es cada vez más reconocida e incluso se añadió a la 11ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) bajo la categoría “otra disfunción de la excitación sexual especificada”. Según los conocimientos actuales, las principales personas afectadas son mujeres cisgénero que a menudo tienen otros trastornos médicos y psiquiátricos comórbidos, y expresan con frecuencia un alto nivel de angustia asociado con el cuadro clínico. En un artículo (1) reciente y publicado por Sexual Medicine Reviews se realizó una revisión clínica enfocada de la literatura y las mejores prácticas en la evaluación y tratamiento del TEGP.Se informó que el TEGP tiene una presentación muy variable que dificulta la evaluación e identificación inicial. Además, los pacientes no siempre describen o relevan sistemáticamente los detalles sobre sus síntomas y, el examen físico y los estudios médicos a menudo no son reveladores. La angustia es uno de los síntomas distintivos del TEGP y el impacto de esta condición a menudo se experimenta dentro de múltiples dominios, el funcionamiento psicológico disminuye, las relaciones sexuales se deterioran, y las actividades diarias están limitadas por la intensidad y persistencia de los síntomas.La presencia de afecciones preexistentes que incluyen síndromes de dolor urogenital (cistitis intersticial, dispareunia, dismenorrea, síntomas urinarios), molestias somáticas crónicas (como cefaleas, hipersensibilidad pélvica, síndrome de piernas inquietas o fatiga crónica), enfermedades psicológicas o psiquiátricas (ansiedad, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo), deben aumentar la sospecha por parte del médico para diagnosticar esta patología. Asimismo, los factores psicosociales que incluyen antecedentes de trauma, en particular el abuso sexual, puede ser un factor de riesgo importante para el desarrollo de TEGP. Los autores señalaron la importancia de un equipo multidisciplinario para el tratamiento de los pacientes. Estos incluyen, médico general, urólogo, ginecólogo, psiquiatra, terapista sexual, fisioterapeuta para el piso pélvico y, en algunos casos también conviene incluir otros especialistas como farmacéuticos, anestesiólogos o especialistas del sueño.Por otro lado, el tratamiento puede resultar en la resolución completa de los síntomas para algunos pacientes. No obstante, otros pueden no responder a las terapias en absoluto o tal vez, solo tienen una respuesta parcial. De aquí la importancia del abordaje multidisciplinario para ampliar las opciones de tratamiento que pueden incluir, intervenciones farmacológicas locales y sistémicas, fisioterapia y neuromodulación. De igual forma, se resaltó el tratamiento de las necesidades de salud sexual y psicológica de los pacientes, sobre todo los síntomas psiquiátricos por su alta comorbilidad con el fin de conseguir un alivio del cuadro clínico y mejorar el funcionamiento. Cabe destacar que no hay suficientes datos relacionados con el TEGP en pacientes masculinos. Los autores plantearon la hipótesis de que es más probable que los hombres revelen sus síntomas de salud sexual, con un urólogo durante la consulta por un problema secundario (por ejemplo, hiperplasia prostática benigna, cáncer de próstata o infertilidad). Por tal razón, la comprensión actual de las diferencias entre TEGP en hombres cisgéneros y mujeres cisgéneros es un área con lagunas de conocimiento, así que el trabajo futuro debería centrarse en estas poblaciones. Comentario editorial. El trastorno de excitación genital persistente es una enfermedad poco reportada y bastante angustiante para el paciente. Sin duda, es importante que el abordaje sea de forma multidisciplinaria con la participación de diferentes especialistas con el fin de aliviar el cuadro clínico y mejorar el estado de salud de estos pacientes ¿Conoce usted algún caso de TEGP en su práctica médica? ¿Podría contarnos como es o fue su experiencia en el manejo clínico?También le puede interesar: <a href="https://www.docred.com/casos/caso-clinico-tuberculosis-vaginal-diagnostico-diferencial-cancer" target="_self">Tuberculosis vaginal como diagnóstico diferencial de cáncer</a>

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Trastorno de excitación genital persistente ¿Placer o sufrimiento?

El trastorno de excitación genital persistente es una entidad clínica poco conocida, pero muy angustiante para los pacientes. Lea más acá. 