<p><span class="text-big" style="color:hsl(240,75%,60%)"><i><strong>El médico sanador se puede comprometer con sus pacientes a ayudarlos a enfrentar la enfermedad con menos miedo y angustia a través de 7 principios de apoyo: dignidad, autenticidad, integridad, transparencia, solidaridad, generosidad y resiliencia. El camino para integrar estos conceptos puede ser desafiante debido a las presiones diarias de trabajar en un entorno de atención médica complejo y que cambia rápidamente, pero puede ayudarnos a aliviar, en pequeña o gran medida, el sufrimiento que soportan algunas personas.</strong></i></span></p><p>Para algunos, el don de la curación es algo natural, en otros a veces no funciona bien. Para nosotros los médicos, convertirnos en sanadores es una decisión cuya práctica inicia desde el mismo momento en que se dan los primeros pasos en la escuela de medicina. Significa adquirir una gran cantidad de conocimientos científicos e integrarlos con el examen clínico y las habilidades para resolver problemas. En otras palabras, tratar de ayudar a los pacientes a navegar por el proceso de sanación y hacer que las complejidades inherentes a dicha atención sean sencillas y comprensibles.</p><p>Además, ser un sanador ha significado un estudio reflexivo de los procesos interpersonales y culturales que influyen en cómo interactuamos con las personas. Observar el trabajo de aquellos médicos que se han destacado como modelos a seguir y los que no. Reflexionar sobre las propias actitudes y comportamientos con la otredad: aprender a examinar y mejorar la relación con compañeros de trabajo y con colegas.</p><p>Atender estas dimensiones relacionales de la curación no siempre es particularmente fácil. Es probable que sea igualmente difícil tanto para estudiantes de medicina, como para residentes y médicos experimentados. Muchos artículos, libros académicos, literarios y películas pueden poner en el radar aspectos a considerar de lo que implica practicar la curación. </p><p>Sin embargo, el camino para integrar estos conceptos que promueven la propia identidad profesional está lejos de ser simple y se vuelve especialmente desafiante debido a las presiones diarias de trabajar en un entorno de atención médica complejo y que cambia rápidamente.</p><h3>El <i>ethos </i>de sanación</h3><p>El médico sanador se puede comprometer con sus pacientes a ayudarlos a enfrentar la enfermedad con menos miedo y más gracia, equilibra la realidad con la esperanza a medida que se adaptan a la afección de manera significativa y pasan de sentirse mal a mejorar.</p><h3>Principios de apoyo</h3><p>A continuación, siete principios clave que ayudan a respaldar el ethos de curación.</p><h4>1. Dignidad</h4><p>Es el reconocimiento de que cada persona posee un valor inherente, que merece respeto, tiempo y atención. Cada paciente es un ser completo, no una colección de órganos o vías fisiológicas, sino una entidad integral que es a la vez cuerpo, mente y, ¡sí!, alma, que trae consigo una historia, que se proyecta hacia el futuro, llena de medidas de éxito y fracaso; alguien con esperanzas y miedos, alegrías y frustraciones; que al entrar en el círculo de la enfermedad se enfrenta a sus desafíos.</p><h4>2. Autenticidad</h4><p>Es el acto de involucrar la esencia de la humanidad propia en encuentros clínicos con los pacientes. Lo que aportamos a estos encuentros determina si funcionan para sanar.</p><p>“¿Estoy honestamente interesado en aquellos a quien sirvo? ¿Estoy atento, presente y seguro de mí mismo sin ser arrogante? ¿Soy creativo para responder a las necesidades de estas personas?”</p><p>Ser auténtico significa saber que estamos en el mejor momento cuando somos inquisitivos, empáticos y apasionados por el trabajo que se hace, al mismo tiempo que reconocemos que mezclar la construcción de relaciones con el otro con asuntos biomédicos tiene un importante valor terapéutico.</p><h4>3. Integridad</h4><p>Es la capacidad de conectar dignidad y autenticidad, de ver la realidad con honestidad, informada por una conciencia biopsicosocial-existencial holística. Significa mantenerse actualizado con los avances diagnósticos y terapéuticos de la ciencia médica y equilibrar la aplicación de este conocimiento científico con la comprensión de que el sufrimiento acompaña a todas las experiencias de enfermedad.</p><p>Relacionalmente, significa establecer con los pacientes una presencia compartida de la que surgen planes de tratamiento efectivos y mejores resultados. En esencia, la integridad en cualquier situación significa hacer lo mejor que podemos, con lo que tenemos, donde sea que estemos, en el momento presente.</p><h4>4. Transparencia</h4><p>Aplicación de la apertura en los encuentros de sanación. Significa escuchar atentamente, hacer preguntas con un estilo de prueba y pausa y reconocer las diferencias de opinión, todo con la esperanza de llegar a decisiones lo suficientemente buenas.</p><p>No es simplemente transferir información, o recitar riesgos, beneficios y esperar obtener un consentimiento informado, no es educar a los pacientes mientras se emiten pensamientos en voz alta. Ciertamente no se está renunciado de la responsabilidad profesional de guiar la atención clínica cuando se requiere tal dirección.</p><p>La transparencia es una propuesta democrática que disminuye las asimetrías de poder entre las personas y el médico, que fomenta un feedbacak colaborativo para aclarar inquietudes, explorar opciones y establecer soluciones.</p><h4>5. Solidaridad</h4><p>Es la comprensión de que trabajamos con, y no solo para, los otros. Todos nos beneficiamos cuando el cuidado que deseamos para nosotros también lo deseamos para los demás. A través de una postura sin prejuicios, una confianza relajada y una dosis sincera de humildad, se transforma la creencia de la solidaridad en sanación.</p><h4>6. Generosidad</h4><p>Es la voluntad de dar nuestro tiempo y recursos a quienes lo necesitan. A diferencia del altruismo (que implica una presencia heroica motivada por el sacrificio), la generosidad sugiere intercambio: ofrecer un cuidado competente y, a cambio, recibir confianza y respeto.</p><p>La generosidad implica entonces un sentido recíproco de gratitud por la oportunidad de ayudar y ser ayudado, compartida no solo con los pacientes, también con otros profesionales de la salud que participan en su atención.</p><h4>7. Resiliencia</h4><p>Es la capacidad de caer y volver a levantarse; errar en conocimiento o juicio y seguir adelante; saber cuándo he hecho menos de lo mejor, considerar honestamente la situación y las circunstancias, avanzar hacia el perdón, reavivar las llamas de la sabiduría y crecer. La resiliencia es un proceso tanto de humildad como de enriquecimiento, que anima a aprender de los errores al igual que se aprende de los logros.</p><h3>Reflexiones y conclusiones</h3><p>La medicina es una profesión de diagnóstico y tratamiento: cuanto mejor nos afinamos en estas tareas, mejor atendemos las necesidades de la gente. Sin negar la importancia de cumplir con estas tareas, existe una cierta ambigüedad en esto. Curar y sanar pueden y deben coexistir, y los enfoques prácticos de procedimientos son partes valiosas de cualquier proceso clínico que pretenda ser terapéutico.</p><p>La invitación es a reflexionar y descubrir el propio ethos de curación y los principios que guían en el desarrollo profesional. Tales exploraciones apreciativas de la relación con uno mismo no rectificarán todos los problemas que existen en el cuidado de la salud hoy, mucho menos eliminarán los desencadenantes de la insatisfacción profesional actual, pero pueden ayudarnos a dirigir nuestros destinos como participantes activos en la curación.</p><p>Nos sirven para aliviar, en pequeña medida, el sufrimiento que soportan nuestros pacientes y a no terminar lamentándonos por no haberlo hecho bien, por el contrario nos lleva a esforzarnos por hacer lo mejor posible todos los días.</p><p>También le puede interesar: <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-como-ser-buen-medico" target="_self"><strong>¿Cómo ser un Buen Médico?</strong></a></p>

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