Las necesidades espirituales deben ser abordadas de manera muy similar a como se manejan las necesidades físicas, mentales e incluso sociales en el paciente con enfermedad avanzada o terminal. Es esencial que el profesional de la salud encuentre en este abordaje una oportunidad para encontrarse con el desarrollo de su propia espiritualidad, sin importar el dogma religioso al que pertenezca. La presencia compasiva y la escucha activa son el pilar del cuidado espiritual que se debe brindar a los pacientes y sus cuidadores, junto con las seis competencias básicas para su implementación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que aliviar el dolor espiritual es una responsabilidad ética de los profesionales de la salud.1 Cuidar de otra persona consiste en responder a sus necesidades espirituales (y no solo físicas) con cierto grado de competencia.1 La literatura es enfática en que <a href="https://www.docred.com/articulos/espiritualidad-practica-medicina" target="_self">el cuidado espiritual es un componente esencial</a> de los cuidados paliativos (CP), y destaca la necesidad de formación en este campo1 y un mayor compromiso en aliviar el sufrimiento de los pacientes y promover una mejor calidad de vida.2El término espiritualidad se utiliza ampliamente y abarca las necesidades trascendentales, religiosas y existenciales1 que influyen en la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores.2 Para la OMS el dolor espiritual es uno de los cuatro campos de la definición de dolor en el contexto paliativo (junto con el dolor físico, mental y social),3 pero el cuidado de este aspecto ha recibido el menor enfoque dentro del CP.3Estudios recientes indican incluso que los profesionales se sienten obligados a satisfacer las necesidades espirituales de los pacientes,3 lo cual puede ser consecuencia de que no están en contacto con su propia espiritualidad,3 y es una de las razones por las que se recomienda la educación sistemática en cuidado espiritual en las facultades de salud.3 Es necesario crear conciencia sobre la importancia de brindar una atención holística a los pacientes con enfermedades avanzadas o terminales (de origen oncológico o no) haciendo cierto énfasis en lo espiritual.2En Latinoamérica, el cuidado espiritual debería impactar la calidad de la atención en la misma medida que otros aspectos del CP,1 por lo que se necesitan iniciativas de investigación que determinen cómo las diferentes expresiones culturales, sociales y religiosas, afectan la calidad de vida, los síntomas y los mecanismos de afrontamiento.1 Sin embargo, la mayor parte de esta investigación se realiza en Estados Unidos y Europa y deja un gran vacío de conocimiento,1 dado que en Latinoamérica el 97 y el 89% de las personas con cáncer avanzado se identifican con creencias espirituales y religiosas (respectivamente), con un impacto significativo en sus vidas.1 Estos pacientes reportan una alta prevalencia (52-67%) de angustia existencial, y la mayoría (60%) informa que estas necesidades no son apoyadas por sus equipos tratantes, quienes priorizan algunas condiciones físicas mientras descuidan otras dimensiones.1, 2Brindar atención espiritual de calidad en Latinoamérica representa un desafío para los sistemas tradicionales debido a la diversidad de culturas, idiomas, creencias, prácticas espirituales y religiosas, junto con la escasa capacitación en este cuidado y en habilidades de comunicación.1 La falta de conocimiento sobre cómo iniciar una conversación es una barrera importante3 y el tema se complica cuando los pacientes no necesariamente esperan que la atención espiritual haga parte de su tratamiento, por lo que no verbalizan estas necesidades, que pueden ser variadas en relación con sus creencias, tradiciones y culturas.2,3 Las competencias en cuidado espiritual pueden mejorar la práctica de los equipos de CP, aliviar el sufrimiento de las personas que viven con enfermedades crónicas avanzadas o terminales y el de sus cuidadores, mejorar la relación médico-paciente y médico-cuidador, disminuir el agotamiento y aumentar la satisfacción entre los miembros de estos equipos.1 Un estudio logró caracterizar seis competencias básicas para la implementación de una atención espiritual de calidad en Latinoamérica.1<h3>1. Desarrollo personal y profesional</h3>Se refiere a la capacidad de cada profesional de reconocer el impacto de sus propias creencias y actitudes en el cuidado espiritual de las personas que atiende, para ofrecer una atención centrada en las necesidades de los pacientes y sus cuidadores.1<h3>2. Ética del cuidado espiritual</h3>Describe el deber de respetar la vida humana en todas sus manifestaciones desde el momento de la concepción hasta la muerte. Se deben respetar la condición humana, la dignidad, la vulnerabilidad y fragilidad de cada persona, especialmente durante la evolución de una enfermedad avanzada o terminal.1<h3>3. Evaluación de las necesidades e intervenciones espirituales</h3>Se refiere a la competencia del profesional para reconocer las crisis espirituales inmediatas (evaluación espiritual) e identificar las necesidades y recursos espirituales (historia espiritual) de los pacientes y sus cuidadores.1 Describe las intervenciones en cuidado espiritual y reconoce las diferencias entre una atención espiritual general y una especializada.1<h3>4. Comunicación empática y compasiva</h3>Representa la capacidad de comunicarse de manera efectiva con el resto del equipo y otros profesionales de la institución para responder a las necesidades espirituales de los pacientes y sus cuidadores.1<h3>5. Apoyo del equipo interdisciplinario</h3>Describe la competencia de los equipos de CP para crear y mantener relaciones de colaboración y compromiso entre sí y con el personal administrativo y organizaciones externas, para brindar una atención de calidad.1<h3>6. Inclusión y diversidad</h3>Es la capacidad de reconocer los factores socioculturales relevantes para el paciente, los cuidadores, el equipo y la institución que influyen en el tratamiento y la atención en todo el curso de la enfermedad, esenciales para crear un entorno inclusivo y respetuoso.1<h3>Para recordar</h3>La atención espiritual es un proceso continuo que requiere un clima de profundo respeto por las necesidades de los pacientes y sus familias, que pueden ser diferentes.1 Debe ser abordada durante todo el curso de la enfermedad y no solo al final de la vida,1 y depende de la capacidad de establecer una conexión efectiva con el paciente o cuidador.1, 3Muchos profesionales de la salud no son conscientes de la dimensión espiritual <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-obstaculos-en-la-salud-mental-de-los-medicos" target="_self">de sus propias vidas</a>, lo que genera dificultades en la comprensión de las necesidades espirituales de sus pacientes.1 Aceptar la propia vulnerabilidad permite mejorar la calidad de la presencia compasiva y la capacidad de escucha.1 Es importante reconocer que el cuidado personal es esencial para brindar una atención de calidad,1 pues cuidar de las personas que experimentan un sufrimiento existencial al final de sus vidas puede convertirse en una oportunidad de transformación personal.1Una de las barreras más comunes para brindar una atención de calidad es la incomodidad a la hora de iniciar conversaciones sobre el tema;1 sin embargo, el lenguaje no verbal también sirve como vía de comunicación3 y todos los miembros del equipo deben saber cómo explicar los conceptos básicos del cuidado espiritual (como describir la diferencia entre espiritualidad y religión) e iniciar un diálogo para identificar las necesidades y los recursos básicos.1Los profesionales de la salud deben implementar instrumentos de evaluación para facilitar la documentación de las necesidades y evaluar los resultados de las intervenciones,1 por lo que es necesario validar su eficacia en el contexto latinoamericano.1 Algunas preguntas simples pueden ser utilizadas en una evaluación espiritual por cualquier profesional, como: "¿Usted está en paz?", “¿Siente dolor espiritual (dolor profundo en su alma o ser, que no es físico)?” y “¿Son importantes para usted la religión y la espiritualidad al hacer frente a su enfermedad y, de ser así, en qué medida siente que le ayudan en este momento?”.1La historia espiritual de cada paciente debe incluirse en el plan de tratamiento y se deben tener en cuenta aspectos relacionados con la tolerancia religiosa y sociocultural de algunas personas por su orientación sexual o identidad de género, así como las diversas capacidades cognitivas, físicas, visuales o auditivas,1 para considerar su impacto en la toma de decisiones.1El cuidado espiritual es un arte y debe ser visto como un elemento de los CP que está profundamente integrado en los niveles personal y profesional.3 Comentario editorialExisten algunas competencias con las que todo profesional, miembro de un equipo interdisciplinario de cuidados paliativos, debería contar para brindar un cuidado espiritual de calidad y así mejorar el cuidado integral y la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, es necesario promover la sistematización de programas educativos multidisciplinarios y protocolos de investigación sobre diferentes aspectos del cuidado espiritual en Latinoamérica. ¿Cómo analiza usted las necesidades de sus pacientes en materia de cuidado espiritual?

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Seis competencias para ejercer la espiritualidad en cuidados paliativos

El cuidado espiritual es un arte integrado de manera profunda a los niveles personal y profesional. Ingrese aquí y lea más al respecto.