Un artículo publicado en Journal of Evaluation Clinical Practice  argumentó que la virtud puede enseñarse a los estudiantes de medicina de múltiples formas. El profesionalismo y la empatía clínica siguen siendo las cualidades más resaltantes para enseñar, y esto se podría lograr mediante la teoría del cuidado de Noddings.

Las escuelas de medicina y los programas de residencia se han convertido en expertos en enseñar a los estudiantes y residentes una enorme cantidad de información. Sin embargo, no está claro si son eficaces para fomentar cualidades virtuosas en los alumnos.  El profesionalismo, la empatía, y otras virtudes médicas son cada vez más reconocidas como deseables y obligatorias en los objetivos de enseñanza por varios organismos de acreditación médica; sin embargo, esto parece difícil de alcanzar. Por lo tanto, desde el punto de vista de los educadores médicos, es fundamental evaluar si el objetivo de enseñar la virtud es posible en absoluto.  Antes de decidir esto, debemos acordar sobre qué es la virtud. Menón sugiere que es la habilidad de querer y adquirir cosas buenas, pero Sócrates demuestra que el proceso de perseguir estas cosas no es virtuoso en sí mismo, sino que debe realizarse con virtudes específicas. Esto deja a los dos con un argumento de que todo lo que se hace con cualidades virtuosas es virtuoso, y todo lo que se hace sin ellas no lo es.  Sócrates también postula que, si la virtud es conocimiento entonces seguramente se puede enseñar, dado que guía las acciones hacia la bondad y los buenos resultados. El profesionalismo del médico comprende un conjunto de actitudes, conocimientos y habilidades, que podrían considerarse transmisibles a través de herramientas didácticas, pero la literatura actual demuestra que habitualmente estas son ineficaces.  Asimismo, hay habilidades asociadas con la medicina virtuosa cuyo desarrollo y refinamiento no son posibles mediante la adquisición de conocimientos de memoria únicamente, al igual que las capacidades quirúrgicas, estas se aprenden mediante la observación y la práctica.  La empatía clínica, considerada por algunos como una habilidad fundamental en el desarrollo de las relaciones terapéuticas con los enfermos, permite al galeno comprender y explorar con sensibilidad la experiencia, la perspectiva y los sentimientos de los pacientes. Evidentemente, determinar el estado emocional de otra persona es una cualidad que debe practicarse.  La dificultad de enseñar la virtud ha llevado a algunos a considerarla como un atributo, una inclinación que alguien tiene o no tiene pero que no se adquiere fácilmente. Este punto de vista es defendido por Sócrates, quien más adelante indicó que si se pudiera enseñar la virtud habría maestros y estudiantes de esta, y, como no conoció a ninguno concluyó que no se puede enseñar. Sin embargo, este argumento es débil debido a que la aparente ausencia de algo no implica que no pueda estar presente. Si no se pudiera enseñar, entonces la educación médica centrada en mejorar la virtud en los médicos no tendría ningún valor.  Aún sería importante capacitar a los médicos para que tengan una muestra externa de compasión hacia los pacientes y se adhieran a las leyes y pautas que rigen la práctica de la medicina.  El error más grave es creer que la virtud es solo conocimiento, y no es solo saber lo que es correcto, también es ser el tipo de persona que está motivada para hacer lo adecuado a través de las relaciones afectivas con los demás.  Las facultades de medicina reconocen cada vez más la importancia de fomentar el profesionalismo y la empatía en los aprendices. Por ende, los autores de un artículo1 argumentaron que la conclusión de Sócrates de que la virtud no se puede enseñar, es basaba en una suposición errónea y en realidad si puede educarse en la sociedad de múltiples formas.  De igual manera, señalaron que la afirmación de que solo se puede educar el conocimiento no reconoce las diferentes formas en que se desarrollan habilidades y actitudes, y siguiendo está línea de pensamiento se puede explorar las alternativas en que la educación médica podría tener éxito en fomentar la virtud en los alumnos.  El marco de la ética del cuidado de Noddings puede ofrecer una comprensión más profunda de la virtud, así como una forma de cultivarla en los médicos y estudiantes. Para Noddings, el cuidado es intrínsecamente relacional, más que un atributo que reside solo en el cuidador; se caracteriza por la relación solidaria entre ambos.  Las características básicas del cuidado son estados mentales internos que requieren que el cuidador sienta algo por la persona que está siendo cuidada, y esta teoría se pudiera implementar en las cátedras de medicina.  Introducir y expandir la concentración dentro de la enseñanza, modelar la atención para los demás, y hacer que los médicos en formación se sientan cuidados, puede permitir a los educadores fomentar una actitud solidaria en los futuros galenos.  Traducir esta concepción de Noddings de la educación moral a través del cuidado en las escuelas, es un área frutífera de desarrollo futuro e investigación que, si tiene éxito, sería la refutación más efectiva a Sócrates: Al cuidar a nuestros estudiantes podemos enseñarles a ser virtuosos.  Comentario editorialAunque enseñar la virtud es un tema ambiguo, sin duda existen herramientas que se pueden implementar para mejorar el profesionalismo y la empatía clínica en los futuros médicos. La teoría del cuidado de Noddings puede ser un inicio para fomentar esta enseñanza en las escuelas.

Interés general

Docred

¿Se puede enseñar la virtud a los médicos? 

La virtud, el profesionalismo y la empatía podrían ser habilidades que pudieran enseñarse a los futuros médicos. Lea más acá.  