El síndrome genitourinario involucra una serie de síntomas genitales, urinarios y sexuales generados por la caída de estrógenos circulantes, por lo que se asocia con el periodo perimenopáusico. Es una entidad clínica que afecta significativamente la calidad de vida de las mujeres que la padecen, por lo que es esencial una anamnesis dirigida y una exploración ginecológica completa para su detección y tratamiento oportunos. Aunque los estrógenos locales tienen la evidencia más fuerte, hay otras alternativas como los lubricantes y humectantes vaginales y las terapias basadas en energía.

El síndrome genitourinario (SGU), anteriormente llamado “atrofia vulvovaginal”,1 es un conjunto de signos y síntomas resultantes de la deficiencia de estrógenos en el tracto genitourinario femenino.1 Involucra síntomas genitales (resequedad e irritación), <a href="https://www.docred.com/guias/guia-medica-tratamiento-incontinencia-urinaria-en-mujeres" target="_self">urinarios (disuria, nicturia, urgencia urinaria e infecciones recurrentes)</a> y sexuales (dispareunia, falta de lubricación).1El SGU afecta a mujeres perimenopáusicas y posmenopáusicas, con una prevalencia que oscila entre el 36% y el 90%.1 Si bien estas estimaciones varían, aproximadamente la mitad de las mujeres posmenopáusicas en los países occidentales informan síntomas de SGU y la mitad de ellas los reporta como moderados y graves.2 A diferencia de los síntomas vasomotores, el SGU tiende a ser crónico y progresivo,2 es decir, empeora con la edad.1Con el aumento de la esperanza de vida en las mujeres, los trastornos posmenopáusicos se estudian cada vez más y deben abordarse con base en evidencia científica.3 Un estudio encontró que el 84% de las mujeres presentaba signos de SGU seis años después de la menopausia,2 con síntomas que pueden influir notablemente en su calidad de vida,2 y a pesar de que estos son comunes, más del 70% de las sintomáticas no los reportan a su médico.1<h3>¿Cómo se detecta?</h3>El diagnóstico es ante todo clínico, y se hace mediante anamnesis y una buena exploración ginecológica.1 Los síntomas de atrofia genital más frecuentes son resequedad vaginal (55%), dispareunia (44%) e irritación (37%), con repercusiones en la actividad sexual (59%).1 Para las mujeres con síntomas de moderados a severos, el impacto negativo en la calidad de vida puede ser comparable al de enfermedades crónicas como la artritis o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica,2 por lo que la atención médica y el tratamiento adecuado son imprescindibles.2Los médicos deben preguntar activamente sobre estas manifestaciones clínicas durante la anamnesis porque, como se ha dicho, es posible que muchas mujeres no las informen de forma espontánea.1<h3>¿Cuáles son las opciones terapéuticas?</h3>Los lubricantes y humectantes son los de primera línea recomendados para el alivio de los síntomas de leves a moderados del SGU.1 Aunque pueden mejorar las molestias vaginales y el placer sexual, no tienen la capacidad de revertir los cambios atróficos en la mucosa vaginal.1<ul><li>Dado que no hay mucha investigación sobre la seguridad y los efectos adversos de los lubricantes, de estos últimos se prefieren los isoosmóticos y los fisiológicamente similares a las secreciones vaginales naturales.1</li></ul>Los humectantes son productos no hormonales de acción prolongada que, a diferencia de los lubricantes, se usan dos o tres veces por semana.1<ul><li>El ácido hialurónico ha mostrado una eficacia y tolerabilidad similar al estrógeno vaginal, y es una buena alternativa no hormonal para el tratamiento de la atrofia vaginal.1</li><li>Una revisión realizada por la Universidad de Texas (Estados Unidos) encontró evidencia de que la vitamina E vaginal puede ser efectiva a corto plazo para el SGU, aunque se necesitan estudios adicionales para aclarar su eficacia versus placebo, la dosificación ideal y la seguridad.2 Sin embargo, los supositorios de vitamina E en dosis bajas fueron menos efectivos comparados con el ácido hialurónico.2</li></ul><h3>¿Qué hacer ante la persistencia de los síntomas?</h3>La administración de estrógenos vaginales (EV) favorece el restablecimiento del trofismo vulvovaginal y en la actualidad es el tratamiento estándar de oro para esta condición.1<ul><li>La recomendación <a href="https://www.docred.com/articulos/ar-ema-limita-uso-cremas-estradiol" target="_self">incluye diferentes principios activos</a> (17-beta-estradiol, estriol, etc.),1 de aplicación intravaginal, y una dosificación inicial cada noche por 14 días, seguida de una aplicación de mantenimiento dos o tres veces por semana hasta la remisión de los síntomas.1</li><li>Las tabletas con 10 mcg de estradiol muestran resultados eficientes y seguros,1 ofrecen acción local sin una absorción sistémica significativa,1 por lo que no se ha demostrado un mayor riesgo de tromboembolismo venoso o enfermedad cardiovascular en estudios observacionales y revisiones sistemáticas.2</li></ul>Una revisión sistemática encontró que los EV, comparados con placebo, reducen significativamente la nicturia y la urgencia urinaria.1<ul><li>Algunos autores han discutido alternativas hormonales no estrogénicas prometedoras (progesterona, testosterona, dehidroepiandrosterona, esteroides sintéticos y oxitocina) para el tratamiento del SGU.3</li></ul>Las terapias basadas en láser y radiofrecuencia son otras opciones.1 La radiofrecuencia fraccionada microablativa (MAFRF, por sus siglas en inglés) utiliza energía térmica, generada por una corriente eléctrica, que se puede aplicar en toda el área genital,3 y en algunos ensayos clínicos, ha demostrado que mejora el trofismo epitelial, influye en la microbiota vaginal y alivia síntomas y signos asociados con el SGU.3<h3>¿Cómo proceder en los casos refractarios?</h3><ul><li>Evaluar otras etiologías (vulvodinia, disfunción del suelo pélvico, síndrome de vejiga dolorosa) en caso de fracaso del tratamiento con EV, tras confirmar su uso correcto.1</li><li>Asociar la fisioterapia pélvica en pacientes que no responden al tratamiento o tienen contraindicaciones para la terapia hormonal.1</li><li>Indicar el uso de dilatadores vaginales, que pueden ser útiles en pacientes en quienes la terapia con estrógenos está contraindicada y no han logrado mejorar con humectantes y lubricantes.1</li></ul><h3>¿Cuáles son las consideraciones especiales para el uso de EV?</h3><ul><li>En pacientes asintomáticas está indicado el tratamiento de la atrofia vaginal asintomática en el preoperatorio de cirugía vulvovaginal, en presencia de prolapso de órganos pélvicos y en pacientes con atrofia vaginal significativa al examen físico.1</li><li>En pacientes con cambios anatómicos severos,1 el hipoestrogenismo puede causar adherencia de los labios mayores, estrechamiento del introito y acortamiento o estenosis vaginal.1</li><li>En pacientes con cáncer de mama, el tratamiento ideal se basa en lubricantes e hidratantes vaginales.1 La prescripción de EV debe evitarse e indicarse solo en situaciones específicas, evaluando riesgos y beneficios.1</li></ul><h3>Para el futuro</h3>El diagnóstico del SGU es de suma importancia, por la forma en que puede afectar la vida de las mujeres.1 Los profesionales de la salud deben ser más proactivos, hacer preguntas sobre los síntomas durante la anamnesis y prescribir el tratamiento cuando esté indicado.1 Dadas las limitaciones de los EV y la escasa evidencia a favor de las terapias tópicas no hormonales, la revisión constante de las evidencia para las terapias más prometedoras es importante tanto para guiar la terapia como para dirigir la necesidad de investigación.2Las nuevas tecnologías con tratamientos basados en energía como el láser vaginal y la radiofrecuencia han demostrado ser eficaces y seguras cuando son utilizadas por profesionales debidamente capacitados, aunque aún quedan aspectos por aclarar.1Comentario editorialEl síndrome genitourinario es una condición cada vez más frecuente en los entornos ginecológicos, con un impacto significativo en la calidad de vida de las mujeres mayores. Es esencial comprender los conceptos fisiopatológicos y terapéuticos asociados para realizar diagnósticos correctos y tratar los casos de forma individualizada, con una terapia eficaz y segura. Aún falta camino en cuanto a evidencia sólida que respalde la indicación de las alternativas de tratamiento más vanguardistas. Cuéntenos en los comentarios cuál ha sido su experiencia en el tratamiento de esta patología.

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Recomendaciones para el manejo del síndrome genitourinario en la menopausia

Un diagnóstico oportuno y una exploración ginecológica completa son la clave del tratamiento. Lea el artículo completo acá.