La obesidad afecta diversas características de las tres capas de la piel. En la epidermis, hay incremento del grosor, proliferación de queratinocitos y textura áspera. En la dermis, se observa mayor espesor, reducción en la densidad capilar y menor concentración de colágeno en ciertas áreas del cuerpo. En el tejido subcutáneo, hay aumento en el volumen del tejido adiposo y disminución de la concentración de agua. Estos cambios subrayan la importancia de la pérdida de peso para mejorar la salud general y la condición de la piel en personas con obesidad.

<p>De acuerdo con la <i>World Obesity Atlas,</i> una de cada cuatro personas vivirá con obesidad en 2035.<sup>1</sup> La región de las Américas posee las tasas de prevalencia más altas de todos los territorios de la OMS, con 62.5% de adultos con la enfermedad.<sup>2</sup> Un <strong>artículo</strong> publicado en <i>Journal of Biomedical Optics</i> señala el impacto de la obesidad en la piel.<sup>3</sup> </p><h3><strong>Diferencias en las capas de la piel en la obesidad<sup>3</sup></strong></h3><p>Existen varios factores en las tres capas de la piel que cambian debido a la obesidad.</p><h4><i><strong>Epidermis</strong></i></h4><ul><li>Existen mayores pigmentos de eumelanina.</li><li>Mayor grosor epidérmico, proliferación de queratinocitos y textura de piel áspera.</li><li>Reducción de la humedad epidérmica, pliegues de piel más grandes que incrementan la sudoración.</li></ul><h4><i><strong>Dermis</strong></i></h4><ul><li>Grosor dérmico incrementado a mayor índice de masa corporal (IMC). Las mujeres tienen más espesor que los hombres.</li><li>Reducción de la densidad capilar dérmica.</li><li>Mayor pérdida de agua transepidérmica que deteriora la barrera cutánea, produce tasas de evaporación más rápidas y concentraciones más bajas de agua retenida.</li><li>Menor densidad de colágeno en ciertas regiones del cuerpo como brazo, abdomen, muslos.</li><li>Los cambios en el colágeno impactan la autofluorescencia de la piel.</li></ul><h4><i><strong>Subcutáneo</strong></i></h4><ul><li>Mayor espesor de tejido adiposo subcutáneo, sobre todo en mujeres.</li><li>La resistencia del tejido adiposo se deteriora y promueve cambios disfuncionales y desarrollo de trastornos metabólicos.</li><li>Incremento de lípidos.</li><li>Reducción de la concentración de agua inversamente proporcional al grado de IMC.</li></ul><h3><strong>Efectos de la obesidad sobre flujo sanguíneo y concentraciones de cromóforos<sup>3</sup></strong></h3><p>Las <strong>investigaciones</strong> actuales señalan ciertos cambios en flujo sanguíneo y concentraciones de hemoglobina (Hb) y bilirrubinas en personas con obesidad. Los principales efectos incluyen:</p><ul><li>Densidad capilar disminuida a medida que el IMC aumenta.</li><li>Mayor flujo sanguíneo cutáneo basal a mayor IMC, pero reducción de la circulación del tejido subcutáneo con IMC más alto. En obesidad severa, se evidencian reducciones de hasta 50% de estos flujos sanguíneos.</li><li>Reducción de Hb total y bilirrubina con IMC elevados. Este descenso puede ser hasta de 34% para Hb y 5% para bilirrubina.</li><li>Existe 50% menos de betacarotenos en los adipocitos aislados de tejidos abdominales.</li></ul><h3><strong>Impacto del IMC en las propiedades ópticas de la piel<sup>3</sup></strong></h3><ul><li>En la capa epidérmica, un IMC más alto no afecta el coeficiente de absorción, aunque se observa una reducción de lípidos.</li><li>En la capa dérmica, se observan diferencias significativas en el coeficiente de absorción en las longitudes de onda cortas y largas, debido a la pérdida de absorción relacionada con Hb y concentración de agua en el tejido con IMC alto.</li><li>En el subcutáneo, hay reducción general en el coeficiente de absorción debido a la reducción del contenido de agua y flujo sanguíneo.</li></ul><h3><strong>Conclusión<sup>3</sup></strong></h3><p>El aumento del IMC tiene efectos en los componentes anatómicos y fisiológicos de la piel, especialmente en sus propiedades ópticas. Se observa que los IMC más altos no impactan el coeficiente de absorción en la epidermis, pero sí en la dermis y el tejido subcutáneo. </p><p>También se evidencian cambios en la concentración de agua, lípidos y sangre en las diferentes capas, además de incremento en el grosor de estas. Los cambios en la piel deben considerarse junto con los otros riesgos de obesidad para alentar la pérdida de peso, que ofrece beneficios a la salud general y la piel. </p><h4><strong>Comentario editorial</strong></h4><p>Además del riesgo cardiovascular y metabólico que causa la obesidad, es importante recordar el potencial impacto sobre la piel. La pérdida de peso no solo previene comorbilidades, también restablece el funcionamiento normal de las capas de este órgano. </p><p> </p><figure class="poll" data-id="664">{ Poll ID: 664}</figure><p> </p>

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Piel vulnerada: impacto de la obesidad en el lienzo más preciado

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