El desbordamiento sanitario suscitado por la pandemia de COVID-19 ha llevado a los médicos en sistemas de salud vulnerables a tomar decisiones, en ocasiones, imposibles. Tener que decidir quién recibe un recurso vital escaso que otros pacientes también necesitan para salvar su vida, ha dejado espacio para entrever los vacíos éticos que al igual que a los enfermos, dejan indefenso al médico desde el aspecto legal. Los procesos de triaje se encargan de forma universal de valorar y clasificar a pacientes para determinar la prioridad de su atención y la localización más apropiada para su tratamiento. La toma de decisiones clínicas nunca había sido puesta tan a prueba como ahora, ni había sido tan evidente la falta de protocolos de actuación de triaje en situaciones complejas.  En medio de la urgencia, algunos principios propuestos son controvertidos y han sido criticados, como el uso de estrategias de selección por orden de acceso al sistema sanitario, la priorización de profesionales de la salud al distribuir recursos de ventilación mecánica, o el uso de criterios de valor social para priorizar el acceso a las medidas de soporte vital avanzado. Entre la polémica, hay algunos principios éticos que deben ser primarios e inamovibles en el triaje universal después de la pandemia (1)(2): <ul><li>Transparencia: por encima de cualquier principio, los criterios para realizar triaje deben ser públicos, transparentes, y tan compartidos para ser posible. El proceso de triaje en una catástrofe mundial incumbe a toda la sociedad, y tener control global sobre la información provista disminuye la probabilidad de que tales decisiones sean producto de la arbitrariedad o corrupción.</li><li>Confianza: la transparencia y racionalidad de los criterios favorece la confianza entre los profesionales de la salud, pacientes, familiares y la sociedad hacía el sistema de triaje.</li><li>Equidad y consistencia: durante la pandemia, las decisiones deben ser aplicables a todos los pacientes que puedan requerir ingreso a la unidad de cuidados intensivos, a oxígeno o medicamentos, no sólo a los pacientes con COVID-19.</li><li>Mayor beneficio para el mayor número de pacientes: las decisiones de triaje deben ser balanceadas entre maximizar la cantidad de años de vida esperados (ponderados por calidad de vida o no) y maximizar la expectativa de vida en la mayor cantidad de pacientes salvados.</li><li>Legitimidad: si los principios del sistema son razonables y púbicos, garantizan los derechos de pacientes y profesionales por igual desde el riesgo jurídico.</li><li>Protección psicológica del personal de salud: la existencia y aplicación de reglas procedimentales claras descarga parcialmente a los médicos del peso psicológico de ciertas decisiones concretas, ya que éstas están en manos de órganos elegidos de acuerdo con criterios públicos.</li></ul>¿Qué pasa con las premisas alternativas y flexibles de triaje? Algunos gobiernos han promulgado la necesidad de establecer inmunidad o leyes de indemnización para proteger a los médicos durante la pandemia de COVID-19, dado que al final, ellos son los primeros responsables en la toma de decisiones sobre el triaje en cualquier evento epidemiológico(3). Sin embargo, esta propuesta no ha sido aceptada actualmente en Latinoamérica.  Algunos criterios de “triaje enmascarado” son más controvertidos que otros. La edad, por ejemplo, como juicio discriminatorio, no se funda en el valor de la vida de los pacientes involucrados, sino en el reconocimiento de una diferencia muy significativa entre la expectativa de vida a largo plazo entre distintos grupos etarios. La edad sólo debe usarse cuando otros criterios de priorización no son concluyentes, en situaciones extremas.  Aunque las consideraciones acerca del valor social de las personas deben rechazarse por ser incompatibles con el derecho a la no discriminación, algunas excepciones merecen ser consideradas con detenimiento. Las personas que contribuyen o han contribuido particularmente a la lucha contra el virus -cómo personal de salud, de limpieza o investigación-, se han postulado como merecedoras de una evaluación detallada a la hora de ser clasificados según triaje, tanto por la reciprocidad de la sociedad hacia su trabajo, como por preservar la probabilidad de que sigan mejorando el panorama pandémico al retomar sus actividades.  Por sobre todas las cosas, después de la pandemia será imperativo separar formalmente la atención clínica de la toma de decisiones de triaje en contextos como el actual. Esta separación no sólo reduciría la carga moral experimentada por los médicos al tener que basar dichas decisiones en base al juicio clínico, sino que con la existencia de sistemas de triaje en emergencia previamente establecidos, se podrían aplicar criterios consistentes en números grandes de pacientes, sin vacíos legales (4).  La confianza de los pacientes aumenta cuando debates públicos, como el de sistemas de triaje en situaciones de colapso sanitario, se realizan antes de ser necesarios. Después de lo aprendido de la actual pandemia, queda claro que situaciones extraordinarias deben contemplarse con antelación por comités especiales, y que lineamientos universales para recursos limitados deben proteger por igual al personal médico y a la población en decisiones que son, literalmente, de vida o muerte.  La falta de protocolos claros aumenta el riesgo de consecuencias para los médicos de las decisiones que se ven obligados a tomar por deber profesional, en nombre de la comunidad (3). Es hora de redefinir el triaje desde la salud pública cómo un concepto que no puede ser estático, y que debe tener el resguardo físico, mental y legal de los involucrados como centro.  También le podría interesar: <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-calidad-vida-pacientes-COVID-19-despues-egreso-cuidados-intensivos" target="_self">Calidad de vida de pacientes con COVID-19 después del egreso de cuidado intensivo</a>

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La necesidad de repensar el triaje después de la pandemia 

El desbordamiento por la pandemia de COVID-19 ha llevado a los médicos a tomar decisiones imposibles. ¿Hay necesidad de redefinir el triaje de forma universal?