Durante años hemos visto a un médico jefe como una persona con aptitudes administrativas y vocación de mando, distante, poco accesible y que toma decisiones unilateralmente; pero realmente pocos médicos jefes tienen una adecuada capacidad para gestionar las crisis, mantener un equipo vivo, cohesionado y motivado o como se dice coloquialmente “predicar con el ejemplo”.
Las diferencias entre ser médico jefe y médico líder pueden ser confusas. Usualmente un cargo o título no otorga las habilidades necesarias para mantener un equipo motivado y en su máxima productividad.
Aunque puede parecer un tema subjetivo, en instituciones de salud en gran parte del mundo, frecuentemente trabajamos con médicos jefes que no lideran.
Durante años hemos visto a un médico jefe como una persona con aptitudes administrativas y vocación de mando, distante, poco accesible y que toma decisiones unilateralmente; pero realmente pocos médicos jefes tienen una adecuada capacidad para gestionar las crisis, mantener un equipo vivo, cohesionado y motivado o como se dice coloquialmente “predicar con el ejemplo”.
Estos aspectos dependen en gran medida de los méritos y las acciones frente a un equipo de trabajo, no cuánta autoridad otorga un cargo.
En pocos lugares es más necesario el liderazgo que en la medicina. En nuestra profesión, como también sucede en otras disciplinas, es necesario saber gestionar situaciones difíciles, que van desde una emergencia hasta desacuerdos entre equipos de trabajo, desmotivación y sobrecarga de trabajo en los equipos.
Las instituciones de salud en general funcionan de forma “tradicional”; es decir, tienen una estructura de poder vertical. Seguramente todos hemos tenido un colega que, en momentos difíciles, es capaz de solucionar los problemas de manera rápida, que es respetado por el equipo y a quien todos piden consejo y asesoría. ¿Quién es más relevante: el médico jefe o este miembro del equipo?
Este tipo de personas son muy importantes para un equipo de trabajo, más incluso que el jefe inmediato. ¿No sería bueno que un jefe fuese, también, un buen líder?
Existen cualidades diversas que componen al liderazgo y que es importante conocer, bien sea para que intentemos desarrollarlas o para poder identificar quién gestiona mejor las situaciones complejas cuando estas se presentan.
El carisma implica poder hacer que la gente confíe en nosotros, en tener habilidades sociales para dar credibilidad a nuestras ideas.
Un médico líder debe ser capaz de mantener al grupo trabajando de manera homogénea, es decir, que este grupo sea capaz de funcionar como un sistema coordinado en cualquier momento, especialmente ante una crisis o urgencia.
Esto se consigue teniendo una buena relación con el equipo de trabajo, preocupándose por sus compañeros y conociendo de manera detallada las necesidades del equipo.
Para poder mantener un grupo unido es importante ser sensible frente a los aspectos individuales de cada miembro. La cercanía es la capacidad de conectar con lo que piensa el otro en un momento determinado.
Si un miembro del equipo es susceptible frente a situaciones de tensión, un buen líder sabe que no es conveniente acudir a él en una situación de estas características, o que debe esperar a que la situación se calme antes de requerir su ayuda.
Otra habilidad importante para ejercer el liderazgo es tener la capacidad de motivar a los miembros del equipo, por lo que es necesario saber comunicar qué es lo que se requiere. No todos tenemos la misma capacidad de entendimiento, ni la misma ideología, ni el mismo criterio sobre un tema en particular.
El médico líder sabe esto y logra generar una relación asertiva entre sus palabras y el entendimiento del equipo.
Un buen líder debe ser consciente de sus propias limitaciones.
El autocontrol no solo alude a saber mantener la calma en situaciones difíciles, sino también a saber moderarse en sus ambiciones, conocer sus límites y saber cuándo pedir ayuda.
Reconocerse como un integrante del equipo que requiere apoyo es algo sumamente normal. Si alguien no es capaz de ver estas falencias, puede acabar siendo un mal líder.
La asertividad, calidez y proximidad a nivel humano son habilidades fácilmente desarrollables si nos proponemos a ello, ya que tienen que ver más con nuestro aspecto personal. Por ello, si queremos ser médicos líderes debemos trabajar por mejorar los aspectos mencionados anteriormente. Lo importante es tener la intención de crecer como persona diariamente.
Codigo: NR-CG-3-1372
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