La fibrilación auricular (FA) es la arritmia clínica más común a nivel mundial. La ablación por radiofrecuencia es la piedra angular de su tratamiento. El presente estudio pretende demostrar la asociación que existe entre la duración de la onda P en el electrocardiograma posablación y el riesgo de recurrencia de FA.

La fibrilación auricular (FA) es la arritmia clínica más común a nivel mundial, con una incidencia del 1% al 2% que viene en aumento debido al envejecimiento de la población mundial.1,2 Tiene diversas formas de manifestación clínica, paroxística o persistente, que impactan directamente en la calidad de vida y en la tolerancia al ejercicio de los pacientes. La Sociedad Europea de Cardiología recomienda la ablación por radiofrecuencia como la primera línea de manejo de la FA persistente, enfocada en el aislamiento de venas pulmonares asociadas con la génesis de esta dolencia2,3. Sin embargo, la tasa de recurrencia de la arritimia posprocedimiento es muy alta.1,3 Tradicionalmente, el riesgo de recurrencia de la arritmia posablación se determina mediante un electrocardiograma (EKG) de 12 derivaciones, en el que se evalúa la amplitud de la onda f en las derivaciones aVF y V1. Sin embargo, la V1 no tiene en cuenta la actividad fibrilatoria tanto en la vena cava superior como en las venas pulmonares y de la aurícula izquierda (donde se ubican los mayores focos arritmogénicos de la FA).1 Dado que la onda P en el electrocardiograma refleja la despolarización auricular, una duración prolongada de la misma podría sugerir un retraso en la conducción intra e interauricular.  Por otro lado, se sabe que pacientes con FA paroxística sometidos a aislamiento de venas pulmonares con éxito, tienen una duración prolongada de la onda P en el EKG posprocedimiento asociada con recurrencia de FA, lo que puede deberse a una remodelación de la matriz de la aurícula izquierda.1,2 Con este sustrato, un estudio publicado en el International Journal of Cardiology en 2022 pretendió determinar si la duración de la onda P puede estar asociada también a recurrencia de FA en pacientes con la modalidad persistente sometidos a ablación transcateter por radiofrecuencia, que retornaron de manera satisfactoria a ritmo sinusal en el procedimiento.1 <h3>METODOLOGÍA </h3>Se realizó un estudio de cohorte retrospectivo en un único centro, en pacientes con AF persistente sometidos a ablación transcateter por radiofrecuencia entre agosto de 2016 y noviembre de 2020. Fueron incluidos aquellos en quienes se documentó FA en EKG o Holter por más de 7 días y menos de 3 meses y los sometidos a ablación por radiofrecuencia por primera vez, siempre y cuando pudiesen entender y firmar el consentimiento informado.  Por otro lado, se excluyeron individuos con las siguientes características: aquellos cuyas imágenes bidimensionales analizadas no fuesen claras; con una velocidad de vaciamiento de la orejuela auricular izquierda menor a 40 cm/s en el ecocardiograma transesofágico; menores de 18 años o mayores de 80 años; con historia de enfermedad cardiaca congénita, coronaria, valvular o cardiomopatía obstructiva hipertrófica; que ya hubieran recibido tratamiento quirúrgico o ablación del nodo auriculoventricular o por otras arritmias; con signos y síntomas de insuficiencia cardiaca que no mejorara con tratamiento y que previo a la ablación no padecieran esta condición; con FA reversible secundaria a función tiroidea anormal, alcoholismo agudo, arritmia posquirúrgica, entre otros; que no hubieran retornado a ritmo sinusal durante la ablación, y con historia clínica incompleta.1 Se analizó el EKG de cada paciente dentro de las primeras 72 horas posablación. La velocidad de la onda P fue medida por dos electrofisiólogos con adecuada reproducibilidad intra (0,891; IC95%: 0,788-0,952; p &lt;0,001) e interobservador (0,905; IC95%: 0,7777-0,961; p &lt;0,001). La onda P se midió desde su inicio hasta su final, tomando en cuenta su intersección con la línea isoeléctrica en todas las derivaciones y el dato que reflejó la mayor duración.1 Todos los individuos fueron sometidos a aislamiento de venas pulmonares, y algunos requirieron ablación linear, de electrogramas fraccionados complejos2 y estrategia de modificación de sustrato guiada por mapeo de voltaje. En todos los casos se logró retorno a ritmo sinusal y se completó el adecuado seguimiento posprocedimiento a los 3 y 6 meses. Se tomó EKG semanal o cuando se presentaron síntomas de arritmia. La recurrencia de esta se definió como cualquier arritmia auricular rápida de más de 30 segundos de duración documentada por el electrocargiograma 3 meses después de la ablación.1 Se obtuvieron desviaciones estándar, rangos intercuartiles, frecuencias, análisis de chi cuadrado, análisis de varianza y test de Kruskal-Wallis para estudiar los datos. <h3>RESULTADOS </h3>Un total de 270 pacientes fueron reclutados para el estudio, de los cuales 33 fueron excluidos por los criterios anteriormente mencionados. Del total de 237, 195 fueron hombres y 42 mujeres, con un promedio de 62.93 ± 9.38 años. La duración de la onda P fue clasificada en tres grupos: baja (&lt;115 ms), media (115-125 ms) y alta (&gt;125 ms), con 78, 76 y 83 casos respectivamente. Luego de 3 a 6 meses de seguimiento, 59 pacientes (24,9%) presentaron recurrencia de la arritmia, de los cuales 5 eran del grupo de duración baja, 15 de media y 39 de alta. A medida que aumentó la duración de la onda P, la recurrencia de FA se incrementó gradualmente, con diferencias estadísticamente significativas entre los grupos (p &lt;0.001). Para determinar la asociación entre duración de la onda P y recurrencia de FA, se ajustaron los posibles factores de confusión como edad, sexo, tabaquismo, índice de masa corporal, fracción de eyección del ventrículo izquierdo, método de ablación y velocidad de vaciamiento de la aurícula izquierda. Con esto se llevó a cabo un análisis de regresión multivariado y se encontró una vez más que la duración de la onda P magnificó el riesgo de recurrencia. Además, el estudio estratificado y las pruebas de interacción demostraron que los factores de confusión no alteraban significativamente la asociación entre duración de la onda P y reaparición de FA.1 <h3>DISCUSIÓN </h3>Todos los análisis mostraron que la recurrencia de la arritmia crecía a medida que aumentaba la duración de la onda P en el EKG posprocedimiento. La ablación por radiofrecuencia es el manejo por excelencia de la FA, y su piedra angular es el aislamiento de venas pulmonares. La recurrencia posterior podría explicarse por una recuperación de las conexiones eléctricas en las venas pulmonares, por la aparición de focos excitatorios ectópicos o por injuria aguda causada por la misma ablación.1,2 Estudios previos realizados en pacientes con FA paroxística han demostrado que la duración de la onda P en el EKG de 12 derivaciones puede predecir recurrencia. En el electrocargiograma previo a la ablación, una duración de onda P mayor o igual a 140 ms supone un factor de riesgo importante de recurrencia; en el EKG posablación, la duración de onda P mayor o igual a 125 ms en la derivación DII se puede usar como buen predictor de recurrencia en estos pacientes.1 Al demostrar la misma asociación en pacientes con FA persistente, se pueden hacer ajustes al tratamiento y al seguimento posablación, con mayor énfasis en el remodelamiento patológico auricural y con mejora en la prescripción de inhibidores de enzima convertidora de angiotensina II o de bloqueadores del receptor de angiotensina II, como estrategia de prevención secundaria de reaparición de la arritmia.1 <h3>CONCLUSIÓN </h3>Este estudio demuestra una asociación casi linear y positiva entre la duración de la onda P y la recurrencia de FA posablación en pacientes con fibrilación persistente tras ajustar todos los posibles factores de interacción y confusión.1 <figure class="poll" data-id="347">{ Poll ID: 347}</figure> COMENTARIO EDITORIAL Al demostrarse la asociación entre duración de la onda P y recurrencia de FA tras ablación por radiofrecuencia en casos persistentes, el clínico puede, antes del procedimiento, identificar y clasificar de mejor manera a los pacientes con mayor riesgo de que reaparezca la arritmia, para optimizar el manejo farmacológico y las estrategias de seguimiento posablación.

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