Durante los últimos 40 años, la selección prenatal de sexo por prejuicios de género, ha impulsado la preferencia por un hijo de sexo masculino. Junto con el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina, la selección del sexo es una de las prácticas nocivas definidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y objeto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Los abortos selectivos por sexo son el principal mecanismo detrás de la selección del sexo y se han observado en varios países desde el sudeste de Europa hasta el sureste de Asia.1 El aumento de la mortalidad femenina y la desproporción entre niños y niñas al nacer contribuye a las “mujeres desaparecidas”, un concepto descrito por primera vez para referirse a una población con mucho menos mujeres que hombres. Una estructura de sexo sesgada por los hombres en una sociedad, podría conducir a problemas demográficos como la restricción del matrimonio con la falta de mujeres para casarse, además, la reducción de las mujeres podría resultar en niveles elevados de comportamiento antisocial, violencia y, en última instancia, puede afectar la estabilidad a largo plazo y el desarrollo social sostenible.1El principal desafío es comprender si la masculinidad al nacer permanecerá de manera indefinida sesgada en los países afectados por abortos selectivos por sexo y si nuevos países pueden verse afectados en el futuro.1Una publicación1 reciente realizó una proyección probabilística donde los autores señalan que la carga mundial de desequilibrios sexuales al nacer del 2021 al 2100 puede ser de 5.7 millones de ausencia de nacimientos femeninos y este número se podría cuadriplicar a 22.1 millones. Se presume que la falta de nacimientos de mujeres ocurra principalmente antes del 2030, y que el número acumulado de ausencia de nacimientos femeninos se proyecta en 4.7 millones durante 2021 a 2030. Es fundamental poder anticipar el curso potencial de los desequilibrios sexuales al nacer para fortalecer las políticas contra la selección prenatal del sexo, y planificar el impacto de los cambios futuros en las estructuras sexuales en todo el mundo.1Los hallazgos subrayan la necesidad de monitorizar las proporciones de sexos al nacer en países con preferencia por los hijos varones, y abordar los factores detrás de la persistencia del sesgo de género en las familias y las instituciones. Sin embargo, existen problemas de medición que siguen siendo graves, en especial en ausencia de datos de registro de nacimiento, y se requieren esfuerzos regulares para estimar las tendencias y las diferencias para hacer un seguimiento de la dinámica de la proporción de sexos al nacer en los países vulnerables.1Asimismo, es necesario la creación de políticas basadas en campañas de promoción y medidas directas e indirectas para combatir los prejuicios de género y  detener el aumento de las proporciones de sexos al nacer o acelerar su declive. Otro objetivo más amplio se relaciona con la necesidad de influir en las normas de género donde se encuentran las prácticas nocivas como la selección prenatal del sexo, y esto requiere marcos legales más amplios para garantizar la igualdad de género.1Comentario editorial. Sin duda los estudios relacionados con las proporciones del sexo al nacer han indicado que el sexo masculino tiene mayor predominancia sobre el femenino, y peor aún, estudios de proyección probabilística también indican que la población podría sufrir un desequilibrio debido a la reducción de nacimientos femeninos, en otras palabras, en un futuro existirían más hombres que mujeres, pero ¿Tendría algún beneficio esta desproporción? Ninguna inestabilidad en exceso sería buena.

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Desequilibrios del sexo al nacer ¿El mundo prefiere bebes machos? 

Una nueva epidemia se avecina, la reducción de nacimientos del sexo femenino a una escala muy elevada. Lea más acá.   