Las enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, son un problema de salud pública. Sus costos son exagerados para los sistemas de salud y sus fases más avanzadas significan un deterioro notorio en la calidad de vida del paciente y su familia. Poco se sabía del rol de los cuidados paliativos en la insuficiencia cardíaca antes del ensayo PAL-HF publicado en 2017, según el cual se requieren intervenciones colaborativas que integren la labor del cardiólogo con los equipos de cuidado paliativo y el entorno social del paciente, a la hora de planear los cuidados de fin de vida.

La progresión clínica de la insuficiencia cardiaca avanzada (ICA) es una experiencia que resulta aterradora para los pacientes y sus familias, con secuelas tanto físicas como psicológicas. Con respecto a las últimas, es común que los pacientes con ICA experimenten angustia, depresión y una mala calidad de vida, igual o incluso más pronunciada que los pacientes con cáncer.1, 2 La llegada de los cuidados paliativos como estrategia multidisciplinaria, diseñada para aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida, fue prometedora para los pacientes con cáncer avanzado y otras enfermedades graves. Sin embargo, a pesar de las recomendaciones, se ofertan muy tarde al paciente con ICA y por un periodo corto de tiempo, por lo general en los días previos a la muerte.1, 2 La tendencia de los últimos años ha sido buscar resultados centrados en el paciente para aliviar el sufrimiento y proteger su calidad de vida a medida que progresa la enfermedad. Esto ha hecho que expertos de prestigiosas entidades académicas como la Sociedad Cardiovascular Canadiense, la Asociación Estadounidense del Corazón y la Sociedad Europea de Cardiología exijan a los servicios de salud del mundo la inclusión de los cuidados paliativos en el tratamiento de los pacientes con ICA.1,3 Algunos de estos expertos especifican que la inclusión debería llevarse a cabo por medio de un grupo multidisciplinario, basado en la comunidad, e independientemente de la fase de la enfermedad. Lo anterior se alinea con la opinión de los pacientes y sus familias, quienes prefieren que se ofrezcan cuidados paliativos de forma temprana en el curso de la enfermedad.2, 3 El estudio “Cuidados paliativos en la insuficiencia cardíaca” (PAL-HF, por sus siglas en inglés) fue el primer ensayo clínico aleatorizado sobre una intervención de cuidados paliativos que demostró el beneficio clínico de integrar una estrategia interdisciplinaria de este tipo en el tratamiento de los pacientes con ICA.1 En el estudio, el 85% de los participantes calificó su salud como mala/regular en la línea de base, y esta intervención logró mejorar la calidad de vida física, psicosocial y espiritual (tres dominios clave en la experiencia del paciente con enfermedades graves).1 La investigación también demostró que los desenlaces "duros", como las complicaciones cardiopulmonares e incluso la muerte, suelen ser menos importantes para los pacientes con enfermedades avanzadas incurables. En cambio, muchos de ellos manifiestan su deseo de recibir asistencia para planear el final de vida y aliviar el sufrimiento.1 Son pocas las investigaciones sobre cuidados paliativos en ICA publicadas antes del PAL-HF. La mayoría se centran en brindar herramientas para la toma de decisiones en un entorno hospitalario sin ampliar la atención más allá del hospital. Esto convierte al PAL-HF en un estudio base, aunque se haya realizado en un único centro y solo haya incluido pacientes con alto riesgo de mortalidad a los 6 meses, lo que contribuyó a aumentar la proporción de pérdidas en el seguimiento.1,2 Por tanto, el escenario para la integración del cuidado paliativo se plantea para justo después de que el médico tratante (cardiólogo, idealmente) haya identificación los desencadenantes de ICA en el entorno ambulatorio, aunque también aplica en un entorno hospitalario.1, 2 Según la situación del paciente, estos cuidados especializados se pueden iniciar durante la hospitalización por una agudización de la ICA, o bien en una consulta previa al implante de un dispositivo de asistencia ventricular izquierda (DAVI) o al trasplante cardíaco, e incluso durante una consulta externa interdisciplinaria. Tras este primer contacto, el cuidado paliativo se puede seguir prestando como consulta interdisciplinar, como consulta externa de cuidado paliativo, como asistencia intrahospitalaria de cuidado paliativo o como consulta de cuidado paliativo a domicilio, de acuerdo con el contexto.2 El tratamiento de pacientes con ICA le cuesta al mundo más de 2.800 millones de dólares/año.3 Esta es una razón más para no descartar un enfoque sistemático en la prestación de cuidados paliativos en los pacientes con el diagnóstico.1 El trabajo mancomunado defendido por la literatura reciente permite un entendimiento mutuo. Con él, las habilidades específicas de cada especialidad se aprovechan de manera más eficiente ya que todas se basan en la misma filosofía de cuidado.3 Las intervenciones de cuidados paliativos han sido empíricas y difíciles de escalar.1 En el PAL-HF, el beneficio real de la intervención se evidenció después de tres meses. Los autores consideran que esto pudo estar relacionado con la participación sostenida de los cuidados paliativos y con las relaciones que se desarrollaron entre los pacientes, sus familias y los equipos de atención clínica.1 Existe una herramienta de puntuación que facilita la evaluación de necesidades específicas para la enfermedad progresiva en insuficiencia cardíaca (NAT: PD-HF, por sus siglas en inglés). Se desarrolló hace varios años para identificar los problemas físicos y psicosociales que experimentan los pacientes con ICA. Se completa en menos de cinco minutos y puede orientar a los médicos al momento de evaluar los requerimientos en cuidados paliativos de los pacientes con esta condición y sus familias.2 Comentario editorial La alta morbimortalidad y la mala calidad de vida de los pacientes con ICA, pese a los tratamientos más vanguardistas, sugieren que se deben replantear las estrategias terapéuticas en estos casos. Ensayos como el PAL-HF, pese a sus limitaciones metodológicas, proporcionan evidencia empírica de que los cuidados paliativos mejoran la calidad de vida de los pacientes. En definitiva, un modelo colaborativo de atención en cuidados paliativos y cardiología puede mejorar el intercambio de conocimientos y la comunicación entre especialidades, para que confluyen en una atención más integral, con mejores resultados en la salud física y psicosocial de los pacientes con ICA.

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