La pandemia que apareció en 2019 por el virus SARS-CoV-2 cambió la forma de vivir a nivel mundial. El primer caso se reportó en China a finales de 2019 y poco tiempo después, en febrero de 2020, ya estaba presente en América Latina. Los casos confirmados y las defunciones se incrementaban de manera rápida, junto con la aparición de nuevas variantes. Sin embargo, la comunidad médica científica trabajó para desarrollar estrategias de mitigación, incluido el uso de equipo de protección personal y de vacunas. 

La enfermedad por COVID-19 es una condición médica infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2, notificada por primera vez en Wuhan (China), en diciembre de 2019. En enero de 2020, la OMS declaró este brote como un estado de emergencia de salud pública de preocupación internacional y para marzo del mismo año, fue catalogada como una pandemia.1 La afección se caracteriza principalmente por fiebre, tos seca y fatiga. Sin embargo, existen otros síntomas como anosmia, ageusia, congestión nasal, cefalea, mialgias, artralgias, diarrea, náuseas, vómitos, entre otros.2 <h3>Origen y comportamiento1</h3>El primer caso fue reportado el 31 de diciembre de 2019 en Wuhan, China. En la región de las Américas se confirmó en EE. UU. el 20 de enero de 2020, y Brasil fue el primer país de Latinoamérica y el Caribe en informar el primer paciente en febrero del mismo año. A partir de la fecha, la enfermedad se ha propagado a nivel mundial. La tabla 1 muestra el resumen de casos confirmados y muertes desde 2020 a 2022. <figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1678110218/tabla_Cronicas_de_una_pandemia_antes_y_despues_de_la_COVID_19_1_71ba1995bb.webp" /></figure><h3>Variantes y situación actual, 20233-5</h3>Poco tiempo después de que apareció el virus, también comenzaron a circular variantes preocupantes como alfa, beta, gamma y delta, las cuales mostraban elevada transmisibilidad, incremento de la virulencia o presentación clínica diferente, y desafiaron las medidas sociales y de salud pública, las pruebas diagnósticas, las vacunas y los tratamientos disponibles.3En la actualidad, la variante preocupante que se encuentra en circulación es la ómicron, que además muestra subvariantes (BA.1, BA.2, BA.3, BA.4, BA.5, BQ.1.1, CH.1.1, BF.7).3 Sin embargo, recientemente un nuevo sublinaje ha cobrado importancia a nivel mundial, sobre todo en EE. UU. Recibe el nombre de XBB.1.5 o Kraken y representa alrededor del 28% de los casos de COVID-19 en este país. De acuerdo con los CDC, su prevalencia aumenta a nivel mundial. Incluso, parece haber superado de manera rápida la competencia de otras variantes que esquivan la inmunidad.4 Además, los casos se han incrementado en China, y la OMS se reunió con múltiples funcionarios para abordar la situación actual. La organización solicitó compartir datos epidemiológicos específicos en tiempo real sobre los casos y las vacunas. Se resaltó la necesidad de los programas de inmunización y las dosis de refuerzo para proteger a la población de las presentaciones más grave. Asimismo, pidió al país que refuerce la secuencia vírica, el abordaje clínico y la evaluación de efectos.5 <h3><a href="https://www.docred.com/articulos/AR-Eficacia-vacunas-COVID19-en-Pediatria" target="_self">Vacunación</a></h3>Una vez apareció la pandemia, toda la comunidad médica científica trabajó para crear estrategias de mitigación como el desarrollo de las vacunas. Para marzo de 2021 había 155 830 298 dosis de vacunas administradas en las Américas y a finales de 2022, el 69.4% de la población de esta región tenía el esquema de vacunación completo.1 Las investigaciones señalan que las múltiples inmunizaciones son efectivas contra el virus y sus variantes. De hecho, la evidencia emergente muestra que los refuerzos de los biológicos muestran efectividad contra las cepas de SARS-CoV-2, incluida ómicron.6 <h3>Rol del médico en las estrategias de prevención7</h3>A pesar de los avances en la reducción de la letalidad de la COVID-19 y la prevención de la incidencia en regiones con altas tasas de inmunización, aún existen retos para afrontar las incertidumbres introducidas por las nuevas cepas del virus identificadas en los últimos días. Con el fin de continuar este arduo proceso, es esencial que todos los profesionales sanitarios (generalistas, de atención primaria, familiares y especialistas) desempeñen ciertas funciones clave:<ul><li>Apoyar la implementación de estrategias gubernamentales y comunitarias para prevenir la enfermedad.</li><li>Emplear herramientas digitales para dar respuesta a las preguntas de la población.</li><li>Educar y capacitar a la comunidad sobre mitos y realidad de la COVID-19.</li><li>Ofrecer orientación a familias de pacientes para prevenir la infección en los ámbitos laboral y familiar.</li><li>Mejorar la información con la que cuenta la comunidad para evitar la infección.</li><li>Reducir el contagio en la comunidad y la mortalidad por COVID-19.</li><li>Reagendar la atención de seguimiento de pacientes crónicos.</li><li>Continuar la entrega de medicamentos de uso crónico.</li><li>Reforzar las consultas a domicilio y durante la hospitalización.</li><li>Asegurar la provisión de medicamentos.</li><li>Proveer telemedicina para atención remota y consulta médica.</li></ul><h4>Comentario editorial</h4>La pandemia marcó un antes y un después en el mundo ya que impactó todos los ámbitos que rodean al individuo. Para el sector salud, fue y continúa siendo un desafío poder controlar efectivamente la enfermedad en vista de las diversas cepas y subvariantes que se originan con el tiempo. Sin embargo, el médico es el principal actor en la prevención y la reducción de las tasas de mortalidad, mediante la educación del paciente y la promoción de las inmunizaciones.

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