La prevalencia de la obstrucción ureteral ha aumentado en los últimos años y el tratamiento debe realizarse de inmediato, pues a largo plazo puede provocar dolor, infección y, en última instancia, insuficiencia renal. Hasta la fecha, las opciones existentes para el alivio temporal de la obstrucción incluyen la derivación urinaria a través de un tubo de nefrostomía percutánea (NPC) y la colocación interna de un catéter doble J (CDJ). Sin embargo, no es claro cuál representa el mejor tratamiento. En la práctica, la decisión se ve afectada por muchos factores que el tratante debe considerar.

La obstrucción ureteral es uno de los problemas clínicos más comunes, con etiologías que van desde cálculos urinarios hasta compresión/infiltración extrínseca en diferentes tipos de cáncer.1, 2 En jóvenes y adultos de mediana edad, <a href="https://www.docred.com/casos/caso-clinico-calculo-coraliforme-de-estruvita-en-astas-de-venado-doloroso-mujer" target="_self">los cálculos ureterales representan el principal factor etiológico</a> de la obstrucción.1 Su prevalencia ha aumentado en los últimos años y el tratamiento debe realizarse de inmediato, pues a largo plazo, la obstrucción puede provocar dolor, infección y, en última instancia, insuficiencia renal.1El manejo activo puede aliviar el sufrimiento de los pacientes, proteger la función renal y mejorar su calidad de vida, incluso prolongar el pronóstico en el caso del cáncer.1 Hasta la fecha, las opciones existentes para el alivio temporal de la obstrucción son diversas, incluidas la derivación urinaria a través de un tubo de NPC y la colocación interna de un CDJ, como procedimientos principales.1, 2La decisión de qué método, cuando esté indicado, se debe usar está significativamente influenciada por la percepción del médico y del paciente sobre los riesgos, la complejidad del procedimiento y la calidad de vida, además de la experiencia del operador (médico).2,3 Sin embargo, es frecuente que en la práctica los médicos se enfrenten al dilema de cuál es el método de elección.1 Actualmente, no existen pautas claras sobre el tratamiento ideal para la obstrucción ureteral.1<h3>Ventajas y desventajas de los métodos</h3>El objetivo de los sistemas de drenaje es <a href="https://www.docred.com/guias/guia-medica-tratamiento-calculos-renales" target="_self">poder drenar los ureteres y mantener la función renal</a>.1 Tanto la colocación de NPC como la del CDJ tienen sus propios méritos y deméritos,1 con pocos estudios que comparen su eficacia en más de un contexto clínico.3 La colocación del CDJ generalmente se considera el método preferido para aliviar la hidronefrosis secundaria a la obstrucción ureteral, aunque en algunas circunstancias es difícil (pacientes con cáncer).1Su colocación suele ser mínimamente traumática, con una alta tasa de éxito.1 No requiere de un tubo externo y tiene un efecto mínimo en la calidad de vida.1 Sus inconvenientes incluyen el riesgo de infección y desplazamiento, así como la incomodidad del catéter.1 Además, los stents ureterales deben cambiarse cada 6 a 8 semanas debido a la colonización bacteriana.1 Mientras tanto, la NPC también puede causar complicaciones, lo que reduce la calidad de vida del paciente.1Es decir, todavía no es claro cuál es el mejor tratamiento para los pacientes con obstrucción ureteral.1 No obstante, en la práctica, la decisión se ve afectada por muchos factores1 que el médico tratante, al encontrarse en este escenario, debe considerar de forma exhaustiva:1<ul><li>Severidad de la obstrucción</li><li>Tiempo de procedimiento</li><li>Estancia hospitalaria</li><li>Calidad de vida</li><li>Disponibilidad de servicios de radiología intervencionista</li></ul><h3>¿Qué dice la evidencia?</h3>En las últimas décadas, varios estudios han evaluado la superioridad de estas dos técnicas de drenaje comunes.1 Los hallazgos son inconsistentes y no concluyentes, sin diferencias clínicas significativas en los resultados e índices de morbilidad, lo que podría explicarse por estudios con tamaños de muestra pequeños.1-3 Las dos técnicas tuvieron un impacto significativamente distinto en la calidad de vida de los pacientes.3Agrupados, los resultados revelan que el CDJ es un mejor método y más seguro que la NPC para la derivación urinaria temporal, con un tiempo de fluoroscopia y una estancia hospitalaria más cortos.1, 2 Además, son más fáciles de mantener, por lo que se deberían recomendar siempre que sea posible.2 Si la obstrucción (maligna, por ejemplo) impide la colocación de un CDJ, la sonda de nefrostomía percutánea es una alternativa segura.2Por otro lado, el CDJ mostró una tasa relativamente más alta de complicaciones posoperatorias, mientras que el análisis EuroQol (calidad de vida) reveló que los pacientes con NPC informaron más dificultades en el autocuidado.1 Sin embargo, los síntomas posteriores al drenaje mejoraron con el tiempo solo en los pacientes tratados con NPC,1, 3 y en el momento del tratamiento definitivo, los pacientes de nefrostomía tenían puntuaciones generales de estado de salud más altas.3<h3>En conclusión</h3>Los síntomas específicos relacionados con la sonda y su dinámica a lo largo del tiempo deben ser un factor determinante a la hora de elegir el método de derivación urinaria adecuado, especialmente cuando el tratamiento definitivo no es inminente.3 Aunque el CDJ parece ser superior para la derivación urinaria, la elección del tratamiento depende de la situación individual del paciente.1Por ejemplo, la NPC puede ser vista como una mejor opción para la derivación urinaria en la uropatía obstructiva por neoplasias malignas avanzadas.1 Además, sigue siendo una opción para los pacientes en quienes no fue posible colocar un CDJ o que enfrentaron una recurrencia de la obstrucción después de retirar el stent.1<figure class="poll" data-id="589">{ Poll ID: 589}</figure>Comentario editorialDe acuerdo con los hallazgos más recientes y aun cuando la mayoría de la evidencia no es concluyente, el CDJ parece ser un método más efectivo y seguro que la NPC para el tratamiento de la obstrucción ureteral, con un tiempo de fluoroscopia y una estancia hospitalaria más cortos. Además, a los pacientes con NPC les resulta más difícil cuidarse a sí mismos, en comparación con los pacientes con CDJ. Sin embargo, la elección de la técnica ideal casi siempre depende de la situación clínica individual del paciente, la experiencia del operador, entre otros factores.

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