Actualmente, la COVID-19 es una de las diez principales causas de muerte infantil según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades  (CDC); el asma, identificado como un factor de riesgo frente a la infección por SARS-COV-2, debe ser controlado por pediatras, padres y cuidadores. Retomar estrategias de autocuidado, revisión farmacológica por parte del pediatra y la vacunación pueden evitar el riesgo de enfermedad severa o muerte del menor. Lea el artículo completo a continuación:Durante la pandemia, se ha determinado que la población infantil tiene menor riesgo de contraer COVID-19 severo en comparación con la población adulta; sin embargo, aquellos niños con comorbilidades, han necesitado mayor protección mediante la reducción del contacto social, lo que aumenta potencialmente el deterioro de su desarrollo, salud mental y bienestar emocional. Para la investigación médica, determinar qué comorbilidades infantiles aumentan el riesgo de contraer enfermedad severa, ha sido un proceso más lento que la identificación de factores de riesgo en la población adulta debido a los bajos índices de enfermedad severa en niños. En principio, se consideró al asma como una comorbilidad que incrementa el riesgo de hospitalización y muerte por infección de SARS-COV-2 en adultos, posteriormente, la enfermedad se categorizó como una comorbilidad que aumenta el riesgo de enfermedad severa (ingreso a unidad de cuidado intensivo, necesidad de ventilación invasiva o muerte) en niños hospitalizados; aunque existen casos de muerte de niños con asma y COVID-19, los decesos se han atribuido a otras comorbilidades complejas diferentes al asma. A la fecha, la COVID-19 es una de las diez principales causas de muerte infantil entre las edades 5 a 11 años, siendo los menores con comorbilidades los de mayor riesgo comparado con quienes no tienen ninguna condición médica; desde octubre de 2021, la Food and Drug Administration (FDA), autorizó el uso de emergencia de la vacuna Pfizer-BioNTech en niños entre las edades de 5 a 11. No obstante, expertos están presionando por la autorización de la ampliación del uso de vacunas en niños, inclusive nuevas investigaciones publicadas en The BMJ, exponen que es crítico vacunar menores con asma poco controlado pues tienen 3 a 6 veces mayor riesgo de ser hospitalizados por COVID-19 que otros menores sin ninguna condición. <h3>Control del asma</h3>Es por esto que durante la atención a niños asmáticos, el pediatra debe recordarle a padres y cuidadores sobre la importancia de mantener controlada la condición crónica que sufre el menor, además guiarle para que reconozca los signos de alarma, tome en cuenta los cuidados preventivos y asista a consulta profesional para evaluar la efectividad de la medicación, así como la función pulmonar y la frecuencia de las exacerbaciones.  Muchos pacientes no reconocen con claridad cuando el asma no está siendo controlada, síntomas constantes como: presión en el pecho, dificultad para respirar, tos y sibilancia son signos de alarma y pueden requerir uso de medicación de acción rápida unas cuantas veces a la semana o incluso diariamente. Del mismo modo, cuando se trata de asma no controlada, es común experimentar ataques nocturnos que incluso requieran una visita a urgencias. <h3>Sugerencias y recomendaciones</h3>Del mismo modo, recordarle tanto a pacientes como a padres y cuidadores sobre los potenciales desencadenantes y sustancias que irritan las vías respiratorias, es parte de la prevención de una exacerbación entre los más comunes se encuentran: <ul><li>Animales (caspa o pelaje de mascotas) </li><li>Ácaros del polvo </li><li>Ciertos medicamentos como ácido acetilsalicílico y otros antiinflamatorios no esteroideos (AINE) </li><li>Cambios en el clima (con mayor frecuencia clima frío) </li><li>Químicos en el aire o en los alimentos </li><li>Actividad física </li><li>Moho </li><li>Polen </li><li>Infecciones respiratorias, como el resfriado común </li><li>Emociones fuertes (estrés) </li><li>Humo de tabaco </li></ul>Además, usted puede recomendar las siguientes estrategias de autocuidado: <ul><li>Cubrir las camas con fundas a prueba de alergias para reducir la exposición a los ácaros del polvo. </li><li>Remover tapetes de las alcobas y aspirar regularmente. </li><li>Uso de sólo detergentes y materiales de limpieza sin fragancia en el hogar. </li><li>Niveles de humedad bajos y revisión de fugas para reducir la proliferación de organismos como el moho. </li><li>Si una persona es alérgica a un animal del hogar, este debe mantenerse fuera de la alcoba. En las salidas de la calefacción/aire acondicionado, se puede colocar un material de filtro que atrape la caspa animal; cambiar los filtros en los calentadores y aires acondicionados a menudo. </li><li>Eliminar del hogar el humo del tabaco (inclusive fumar fuera de la casa no es suficiente, pues quienes fuman afuera, transportan residuos del humo del tabaco hacia adentro en sus ropas y cabello). </li><li>Evite la contaminación atmosférica, el polvo industrial y otros vapores irritantes tanto como sea posible.</li></ul>Reforzar el autocuidado de su paciente para controlar el asma (incluyendo la vacunación contra COVID-19 e influenza), mediante el mejoramiento de la calidad del aire e higiene en los lugares que frecuenta el menor es esencial para reducir la susceptibilidad a la exacerbación respiratoria.  También le puede interesar: <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-desafios-del-asma-en-entornos-de-bajos-recursos" target="_self">Desafíos en el Abordaje del Asma Severa en Entornos de Bajos Recursos</a>

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