Existen 5 aspectos importantes a la hora de tomar fotografías clínicas de calidad: la cámara, iluminación, fondo, ubicación del paciente y distancia.
Lea el artículo completo a continuación:
El registro fotográfico de pacientes con el fin de crear un archivo permanente es esencial para especialidades médicas y quirúrgicas; además, este intercambio de imágenes puede ayudar al diagnóstico de casos complejos, facilitar la relación médico-paciente, tener un repositorio con fines de educación médica y en ocasiones como herramienta de marketing, entre otros usos.
A pesar de que son numerosos los artículos referentes a este tema, no es infrecuente encontrar en publicaciones y presentaciones de congresos, imágenes que no satisfacen unos estándares mínimos de calidad fotográfica.
En la práctica médica actual, es frecuente encontrarnos con situaciones que ameritan realizar fotografías, no sólo en la consulta, servicios de urgencias y hospitalización, sino también en las salas de cirugía.
Las fotografías nos permiten planificar cirugías, explicar detalles de las mismas o del resultado al propio paciente, evaluar resultados, realizar docencia, atestiguar lesiones para las aseguradoras y compartir información con otros colegas.
A continuación, se mencionan 4 aspectos básicos que se deben tener en cuenta para tomar fotografías de calidad.
Actualmente disponemos en el mercado de cámaras analógicas y digitales; ambos tipos pueden tener o no objetivos intercambiables.
Las cámaras digitales compactas resultan una alternativa más cómoda que las de objetivos intercambiables debido a su ligero peso y a su pequeño tamaño. También son más fáciles de manejar, aunque la calidad óptica ofrecida sigue siendo inferior.
Es recomendable el uso de cámaras digitales reflex ya que ofrecen una calidad óptica superior y permiten mayor control de los parámetros fotográficos.
La coloración de la piel (y de las cicatrices), depende del balance de blancos, por ello se recomienda usar una cámara que permita su control y debemos saber cómo manejarlo correctamente.
Entre las múltiples posibilidades que se ofertan en el mercado, aconsejamos algunas características mínimas:
En caso de no disponer de iluminación auxiliar, es al menos recomendable el empleo de un flash independiente del cuerpo de la cámara con difusor y, a ser posible, sincronizado por control remoto. Teniendo en cuenta que operamos a distancias no muy grandes, no necesitamos mucha potencia.
En el caso de fotografía en cavidades (boca, úlceras, etc.) la sombra que proyecta la pared de dicha cavidad puede dificultar la observación del fondo. Por ello, en estas situaciones, recomendamos emplear flashes anulares que eliminan las sombras.
El fondo es otro de los elementos fundamentales a la hora de realizar fotografías clínicas. Es importante que no distraiga la atención del motivo principal de la fotografía y para ello debe ser uniforme.
Las cámaras digitales ajustan automáticamente la cantidad de luz recibida de la imagen variando la exposición. Por esto, si fotografiamos a un paciente de piel clara delante de un fondo muy oscuro, la cámara aumentará la sensibilidad de la foto haciendo que la piel se vea incluso más clara de lo que es. Por el contrario, al fotografiar sobre fondo blanco, saldrá más oscura en la fotografía. Se considera que el fondo ideal debe ser azul claro o gris medio.
Es recomendable que el fondo sea una cortinilla enrollable cuya longitud exceda en unos 80 cm la distancia hasta el suelo, de modo que, al realizar fotografías de las piernas, el fondo se pueda estirar pasándolo por debajo de los pies del paciente, quedando una curvatura uniforme que disimule la unión entre el suelo y la pared y evite así la visión de elementos que distraigan la atención, como rodapiés, uniones de baldosas, pared, etc. Esta tela debe ser mate para obtener resultados óptimos.
El paciente debe situarse en un área cómoda dejando espacio entre él y la pared para poder así, desde ese espacio, iluminar el fondo y eliminar la sombra del paciente.
La habitación debe asegurar la privacidad del paciente, especialmente si tenemos en cuenta que solemos fotografiar pacientes con áreas anatómicas íntimas expuestas.
Una habitación dedicada a la fotografía de unos 12 m2 (2,5 x 4,5 m) es suficiente para este propósito. Es útil disponer de un taburete giratorio.
Para la fotografía de las manos se debe remangar la camisa hasta conseguir que no aparezca vestimenta dentro del encuadre y, por supuesto, retirar relojes, pulseras y anillos.
Según la distancia a la que efectuemos el disparo, la distorsión que sufre el modelo varía. En imágenes tomadas de cerca, las facciones más próximas a nosotros van a parecer mayores de lo que realmente son y las más distantes parecerán menores, creándose un efecto de “reflejo en bola de árbol de Navidad”.
Por ello es recomendable alejarnos del paciente y agrandar la imagen usando el zoom óptico, ya que se distorsionan menos las imágenes tomadas desde lejos y ampliadas con el zoom que las imágenes sin zoom.
Se aconseja establecer un grado de zoom constante según las dimensiones de la consulta y las características de la cámara.
Los pacientes deben ser informados del propósito de la fotografía y deben firmar, previamente, una autorización conforme a ello. Asimismo, en algunos países se debe dar cumplimiento a la ley de protección de datos de carácter personal, la cual incluye todo lo relativo a la fotografía con fines clínicos.
Para conseguir un registro fotográfico adecuado bien para fines docentes, legales, para comunicarnos mejor con el paciente, informar a compañías de seguros, compartir información con otros colegas, evaluar resultados o cualquier otro uso que vayamos a dar a nuestras fotografías, es de crucial importancia cuidar la técnica fotográfica.
También le puede interesar: Dentro del área COVID: Ensayo fotográfico del doctor Juan Manuel Fraga
¿Quiere ser el primero en estar actualizado?
Suscríbase ahora a nuestro Newsletter y no se pierda todo el contenido médico que tenemos para usted.
Ingrese su correo electrónico para seguir explorando contenido de su interés: