La tasa de suicidio en médicos es más alta que en la población general. El suicidio es incluso la única causa de mortalidad que se muestra considerablemente más alta en médicos que en no médicos, y en comparación a otras personas, los médicos hombres tienen hasta 40% mayores probabilidades de morir por esta causa.1 A pesar de estas escandalosas cifras, esta es una realidad incómoda, ignorada y subestimada incluso dentro de la comunidad médica.El reporte de burnout y suicidio en médicos realizado por Medscape este 2021 muestra que el 13% de los médicos encuestados ha tenido o tiene ideación suicida, y el 1% ha intentado suicidarse.2 Algunos estudios clínicos han encontrado que la prevalencia de depresión entre médicos que ejercen la profesión llega a ser hasta del 60%, y que inicia en algunos casos desde comienzos del pregrado con progresivo aumento durante la trayectoria académica médica.3 Teniendo en cuenta que la depresión y el burnout son los principales factores de riesgo para cometer suicidio, no es sorprendente que la medicina sea la carrera más expuesta a esta causa de muerte.<h3>Medicina, una profesión de riesgo suicida </h3>Desde el comienzo de la carrera, los médicos nos movemos al ritmo de una elevada carga de estrés académico, y altas expectativas sociales, familiares y personales. A medida que nos envolvemos más en la atención de salud universal, de forma contraproducente médicos de todos los países y especialidades vamos mostrando más síntomas depresivos: la depresión aumenta en un 15.8% el primer año de residencia entre médicos recién graduados, para llegar a ser hasta del 43.2% en los últimos años entre residentes de posgrado y especialistas mientras pasa el tiempo.4Además de la predisposición desde que somos estudiantes de medicina, algunos factores han demostrado aumentar el riesgo de suicidio entre médicos:5 <ul><li>Hay un secreto a voces sobre el lado psicosocial de la mayoría de ambientes de trabajo médico: la competitividad, los conflictos entre colegas, y la falta de cohesión son mucho más comunes que en otros contextos.</li><li>Los médicos se enfrentan comúnmente con ansiedad, sufrimiento, enfermedad y muerte, así como con tener que ser los portadores de estas malas noticias ante pacientes y familiares.</li><li>Existen rasgos de personalidad que suelen ser comunes a la mayoría de los médicos, y que innegablemente envuelven a estos profesionales en un círculo vicioso de estrés y depresión sin buscar ayuda. Estas características suelen ser perfeccionismo, atención excesiva al detalle, sentido exagerado de responsabilidad y necesidad de complacer a todos; a pesar de ser atributos deseables para un puesto de trabajo, son contraproducentes para el médico como persona.</li><li>Los médicos tenemos preparación en toxicología y acceso a medicamentos letales.</li><li>Con los años y restricciones legales y regulatorias impuestas por los sistemas de salud, los profesionales de la salud hemos perdido autonomía en la carrera de forma proporcional a satisfacción laboral.</li><li>Muchas horas de trabajo y demandas laborales propenden a los médicos a mayor estrés personal (contacto limitado y en medio de agotamiento con los seres amados) y burnout profesional. Por horarios extremos, es incluso complicado buscar espacio para acudir a terapia.</li><li>En adición a enfrentarse a decisiones de vida o muerte a diario en el trabajo, los médicos se enfrentan cada vez a la preocupación desde maltrato por parte de pacientes y familiares, hasta demandas por mala praxis.</li><li>El abuso de sustancias es un factor de riesgo reconocido para consumar suicidios, y todas las especialidades médicas (especialmente emergenciólogos, psiquiatras y anestesiólogos) tienen mayor prevalencia de trastornos adictivos.</li></ul><h3>Cuidar, descuidándose   </h3>Desde que somos estudiantes de medicina, se nos dice que debemos ser intocables y apuntar a la perfección siempre. En lugar de plantear soluciones y centros de soporte emocional de fácil acceso para la formación médica, algunas escuelas de pre y posgrado aún interrogan y filtran por la presencia de antecedentes como ansiedad y depresión antes de permitir el ingreso.  Aunque estamos mejor preparados para reconocer el riesgo de suicidio, los médicos no aceptamos fácilmente cuando necesitamos ayuda. Más allá de esto, el estigma sobre los trastornos de salud mental que aún existe representa una barrera considerable: no cualquier profesional de la salud buscaría ayuda arriesgándose al escrutinio entre colegas y compañeros de trabajo.  La depresión no sólo desmejora la calidad de vida de los médicos y propende a finales trágicos en su vida, sino que también es un peligro para los pacientes: un estudio clínico mostró que los residentes de posgrado deprimidos tienen 6.2 veces mayores probabilidades de cometer errores en prescripciones y procedimientos, que los no deprimidos.4El género también marca una diferencia: las médicas se suicidan más. Esto demuestra que el rol social –de ama de casa, madre, mujer elegante y perfecta- que aún se espera por parte de las féminas representa una carga adicional a las condiciones preexistentes de la profesión; aunque la brecha salarial y falta de posicionamiento asociados al género no han sido estudiados en relación al riesgo de suicidio, todas las pistas apuntan a que podrían influir también.  El suicidio de médicos, aunque incómodo, es real, palpable y avasallante. Medidas estrictas de prevención, detección y reconocimiento de depresión y riesgo suicidas son tan necesarios en la comunidad médica desde todos sus frentes, como con cualquier otra condición mortal y pandémica. Solo así podremos cambiar la cultura del silencio, por una de apoyo, solidaridad y visibilidad.

Interés general

Docred

Suicidio en médicos: Venciendo la cultura del silencio 

A pesar de ser una realidad, el estigma ha ocultado el suicidio en médicos por años. Descubra los estudios clínicos que muestran la oscura realidad. 