La obesidad sarcopénica es una epidemia de la tercera edad que incrementa el riesgo de desarrollo de comorbilidades y complicaciones. El exceso de grasa, déficit de músculo y mioesteatosis generan disfunción muscular y metabólica que induce a un estado de inflamación crónica. La obesidad sarcopénica se asocia con peores resultados en el tratamiento del cáncer y es un factor pronóstico que incrementa la morbimortalidad y disminuye la supervivencia y el tiempo libre de recurrencia. Asimismo, promueve la carcinogénesis y la progresión de la neoplasia.

La obesidad sarcopénica ha sido descrita como la confluencia de dos epidemias actuales.1,2 El envejecimiento de la población ha traído consigo el incremento de condiciones relacionadas con la fragilidad, como la sarcopenia, y de condiciones relacionadas con el estilo de vida, como la obesidad.1 El grupo de personas ≥ 65 años es el de mayor incremento poblacional en las últimas décadas (actualmente corresponde al 13% de la población global), presenta el mayor incremento de obesidad y es el más afectado por la sarcopenia1,2 Se conoce que un subgrupo de esta población está en riesgo de desarrollar obesidad sarcopénica.1,2<h3>¿Qué es la obesidad sarcopénica?</h3>Es un síndrome geriátrico de alto riesgo predominante en adultos mayores que tienen el riesgo de sufrir complicaciones sinérgicas derivadas de ambas condiciones, aunque es cada vez más frecuente en personas jóvenes con enfermedades crónicas.1-3Se caracteriza por la coexistencia de un exceso de masa grasa y masa muscular reducida (sarcopenia) con fuerza muscular baja (dinapenia).1-3 Puede presentarse independientemente de índice de masa corporal (IMC) normal, pues se trata de una composición corporal con una relación alterada entre la grasa y el músculo.1Dos personas con obesidad pueden tener el mismo IMC, pero aquella que tiene sarcopenia tiene mayor riesgo de eventos adversos y peores resultados en salud, en especial de sufrir cáncer.1<h3>¿Cómo medir la obesidad sarcopénica? </h3><ul><li>No hay consenso sobre el mejor método de medición y el punto de corte, lo que genera un reto en el diagnóstico.1,2</li><li>Se ha recomendado la medición de la composición corporal mediante tomografía computarizada (TC) y resonancia magnética (RM).1,2<ul><li>Masa muscular:<ul><li>La TC y la RM se realizan de rutina en pacientes con cáncer para estadificación, por lo que brindan la oportunidad de realizar un análisis de la composición corporal.1 La medición muscular se realiza a nivel de la tercera vértebra lumbar.1-3 Permiten conocer el estado anatómico, y la fase de atenuación del músculo en la TC podría considerarse como marcador de la función muscular (a menor atenuación, mayor alteración funcional) y es una opción en aquellos pacientes que no pueden realizar alguna prueba funcional validada.1,2</li><li>Las mediciones validadas para la función muscular y el diagnóstico de sarcopenia son: la prueba de fuerza de agarre de la mano, la marcha de seis minutos, la bipedestación en silla y las pruebas de equilibrio.1</li><li>Uno de los puntos de corte para sarcopenia más aceptados es 52.4 para hombres y 38.5 cm2/m2 para mujeres.1</li></ul></li><li>Grasa:<ul><li>En la mayoría de los estudios se ha utilizado el IMC &gt; 25 kg/m2 como punto de corte de obesidad para hacer un diagnóstico temprano.1 La medición de la grasa esquelética y visceral mediante la composición corporal permite clasificar mejor a los pacientes con cáncer y obesidad que el IMC.1</li><li>Se ha sugerido el uso rutinario de la TC para medir la masa muscular, la grasa visceral, la grasa subcutánea y la mioesteatosis (infiltración de grasa en el músculo).1-3 La prevalencia de mioestatosis es mayor en pacientes con obesidad sarcopénica que en la población general (54.2 versus 17.9%) y se asocia con mayor disfunción y complicaciones.3</li></ul></li></ul></li></ul><h3>Relación entre obesidad sarcopénica y cáncer</h3><ul><li>Obesidad: cada vez más pacientes tienen obesidad al momento del diagnóstico de cáncer y esta ha incrementado la incidencia de neoplasias.1</li><li>Sarcopenia: los pacientes con cáncer desarrollan catabolismo muscular debido a la enfermedad en sí y por el tratamiento, lo que contribuye a su desarrollo.1</li><li>Obesidad sarcopénica: induce inflamación, disminuye la actividad física, promueve una inadecuada nutrición y enfermedades neurodegenerativas.<ul><li>Se asocia con peores resultados en cáncer (hepatocelular, urotelial, pancreático, gástrico, colorrectal, cabeza, cuello y vejiga):<ul><li>Mayores complicaciones cardiovasculares, pulmonares, neurológicas, renales y gastrointestinales.1</li><li>Mayores complicaciones quirúrgicas (infección, sepsis y complicaciones graves), en especial en cáncer colorrectal, gástrico (luego de gastrectomía) y pancreático.1</li><li>Menor tolerancia al tratamiento (mayor riesgo de toxicidad por la quimioterapia, lo que limita su dosis).1</li><li>Mayores costos por hospitalizaciones prolongadas y mayor readmisión a 30 días.1</li><li>Mayor discapacidad.1</li></ul></li><li>Es un factor pronóstico que incrementa la mortalidad, disminuye la supervivencia y el tiempo de supervivencia libre de recurrencia.1,2</li><li>Su prevalencia en pacientes con cáncer está entre 9% (tumores sólidos en estado avanzado), 13.5% (cáncer prostático) y 22.2% (cáncer rectal no metastásico).1 Un metanálisis reportó una prevalencia del 1 al 29% en pacientes con IMC normal y del 15 al 36% en personas con obesidad, por lo que se recomienda evaluar en todos los pacientes oncológicos.1</li><li>El tratamiento de la obesidad sarcopénica (nutricional y de reacondicionamiento) en pacientes con cáncer mejora los resultados del tratamiento, la morbilidad y la mortalidad.1<ul><li>Recomendaciones nutricionales: requerimiento energético de 25-30 kcal/kd/d, proteínas de alta calidad (1-1.5 g/kg/d), leucina, glutamina, creatina, carnitina, aceite de pescado, ácido eicosapentaenoico (EPA), ácido docosahexaenoico (DHA), vitamina D y un buen aporte de agua (3.7 L/d en hombres y 2.7L/d en mujeres).1</li><li>Se ha recomendado la dieta cetogénica (disminuye rápidamente la grasa con baja pérdida muscular).1</li></ul></li></ul></li></ul><h3>Mecanismos moleculares de la obesidad sarcopénica y su efecto en la salud</h3>La obesidad sarcopénica se caracteriza por una reducción en la tasa metabólica basal, las vías anabólicas de las proteínas, y el número y volumen de las mitocondrias, lo que produce deficiencia energética.1-3 Genera activación de las vías proteolíticas e incremento del estrés oxidativo.1-3Induce cambio de las fibras musculares tipo II (rápidas) a tipo I (lentas) e incremento en el depósito de lípidos y mioesteatosis (en especial en pacientes con cáncer y desnutrición), lo que produce pérdida de la movilidad.1,3El exceso de insulina y grelina, y la resistencia a la insulina por la obesidad modulan el metabolismo muscular y disminuyen la capacidad de recuperación del músculo perdido.1,2Tanto el músculo como la grasa pueden considerarse órganos endocrinos y secretan hormonas (mioestatina, citoquinas, leptina, hormona del crecimiento y adiponectina) que predisponen a un estado de inflamación crónica de bajo grado y modulan el balance energético corporal.1,2<h3>Conclusión </h3>La presencia de obesidad y sarcopenia tiene un efecto acumulado negativo en los pacientes con cáncer.1 Empeora el curso de la enfermedad, genera mayor cantidad de complicaciones graves y mortalidad.1 Asimismo, promueve la carcinogénesis y la progresión de neoplasias.1 Se recomienda evaluar la presencia de obesidad sarcopénica en todos los pacientes con cáncer y brindar un tratamiento nutricional y de reacondicionamiento físico para impactar de manera positiva en el curso de la neoplasia.1 Comentario editorial La obesidad sarcopénica es un síndrome epidémico actual con tendencia a incremento, paralelo al envejecimiento de la población. El estilo de vida moderno ha predispuesto al envejecimiento insano de la población. La obesidad es una enfermedad en sí y también un factor de riesgo para el desarrollo de comorbilidades. La prevención y tratamiento del exceso de peso debe ser una prioridad de salud pública global para disminuir la carga de las enfermedades crónicas en los sistemas de salud y la calidad de vida de las personas. <figure class="poll" data-id="817">{ Poll ID: 817}</figure>

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