La infertilidad es una condición cada vez más prevalente en las parejas en edad fértil en el mundo. Un factor modificable asociado a ella son los hábitos alimenticios. En este artículo se revisa la evidencia de un metanálisis publicado en 2024 sobre el consumo de nueces y la mejoría en la fertilidad masculina. 

La infertilidad es una condición caracterizada por la imposibilidad de lograr un embarazo después de 12 meses de relaciones sexuales regulares sin anticoncepción. Se estima que 8-12% de las parejas en edad fértil tienen infertilidad; la infertilidad femenina se produce en 1 de cada 7 parejas en los países occidentales y 1 de cada 4 en los países en desarrollo. Por su parte, la infertilidad masculina varía de 4.5 a 12% en los países occidentales e incrementa su incidencia en África y Europa oriental.1 Los factores más frecuentes que afectan la fertilidad son edad materna o paterna avanzada, malnutrición, desórdenes endocrinos como obesidad y síndrome de ovario poliquístico, complicaciones de enfermedades de transmisión sexual y anormalidades en la producción de espermatozoides. En 10-15% de los casos la causa es desconocida.1 Diferentes estudios de fertilidad han demostrado que la alimentación es un factor que influye. La dieta mediterránea, rica en grasas mono y poliinsaturadas derivadas de pescados, aceite de oliva y nueces, se asocia a mayor cantidad de embriones disponibles, ovocitos fertilizados, producción de embriones en mujeres infértiles sometidas a fertilización in vitro, y mayor concentración, recuento y motilidad de espermatozoides.1 La dieta profertilidad enfatiza la importancia de nutrientes específicos como ácido fólico, y vitaminas B12 y D, necesarias para el desarrollo óptimo del feto, y de la baja exposición a pesticidas de frutas y vegetales, todo lo cual aumenta la probabilidad de implantación, embarazo y de nacido vivo.2 Los frutos secos pueden ser un fuerte aliado para el manejo de la fertilidad por su perfil nutricional, caracterizado por alta proporción de ácidos grasos omega-3 y 6, baja concentración de grasas saturadas y gran concentración de proteínas, fibras, vitaminas, minerales y bioactivos.1El consumo regular de nueces ha demostrado beneficios en salud contra condiciones como obesidad, hipertensión, diabetes mellitus y enfermedades cardiovasculares, con una reducción de mediadores de enfermedades crónicas como estrés oxidativo, inflamación, adiposidad visceral, hiperglucemia, resistencia a la insulina, disfunción endotelial y síndrome metabólico.3Cardoso et al.1 realizaron un metanálisis para determinar el rol de la nutrición en la fertilidad, sobre todo el papel de los frutos secos, y encontraron lo siguiente: <ul><li>El consumo de mínimo 2 porciones de nueces (60 gramos) diarios mejora la calidad del semen en hombres sanos consumidores de la dieta occidental.</li><li>El consumo de ácido docosahexaenoico (DHA) y ácido eicosapentaenoico (EPA) incrementa la probabilidad de nacido vivo, y de mejoría en el conteo y concentración de los espermatozoides. </li><li>El consumo de frutos secos (nueces solas o mixtas) aumenta el conteo, movilidad, morfología y vitalidad de los espermatozoides, y reduce la fragmentación de su ADN y de aneuploidía en comparación con los grupos control. </li><li>No se encontró asociación del consumo de frutos secos con probabilidad de implantación, pérdida o mantenimiento de embarazo, nacido vivo, estabilidad cromosómica o con efectos sobre las concentraciones sanguíneas hormonales. </li></ul>La hipótesis del rol de los frutos secos en fertilidad se puede ver en la figura 1.<figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1706034065/03_I2024_Grafico_nueces_y_fertilidad_SMCM_AC_MPVC_2_002_f21fc0e054.webp" /></figure><h3>Comentario editorial </h3>Es interesante encontrar una intervención tan sencilla para mejorar las oportunidades de solucionar la infertilidad masculina. Los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados que se encuentran en las nueces también se pueden obtener en el aguacate, aceite de oliva, aceitunas, semillas de calabaza, linaza, ajonjolí, girasol, etc., por lo que queda la duda de si el consumo de estos alimentos tendría la misma eficacia que los frutos secos. <figure class="poll" data-id="974">{ Poll ID: 974}</figure>

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