Los médicos evitan buscar ayuda médica para sí mismos debido a barreras emocionales y de tiempo, y aunque tienen médicos de cabecera, asisten menos a chequeos regulares, su salud física es similar a la población general. Es crucial que los galenos prioricen su bienestar para brindar una atención médica de calidad.

Un refrán popular en el ámbito dice que los médicos somos los peores pacientes. La polémica persiste entre si nos enfermamos menos, o simplemente somos reacios a buscar –o necesitar, en absoluto- ayuda. Existe una razón detrás del dilema ético que se presenta cada vez que surge la inquietud de tratar familiares o amigos, y la misma aplica al mirar hacia nuestro propio cuerpo: es más fácil resolver clínicamente situaciones al separar las emociones asociadas, que experiencias que se experimentan a modo personal. Con toda la información y recursos a la mano, ¿vamos los médicos, al médico? La paradoja de los médicos como pacientes Desde que somos estudiantes de medicina, nos entrenamos bajo una riesgosa combinación entre altos niveles de perfeccionismo, incapacidad de separar la vida personal del trabajo, y limitación de tiempo para realizar actividades de autocuidado, como ejercicio, meditación o mindfulness.1 El conocimiento amplio de patologías y sus tratamientos podría llevarnos como profesionales de la salud a idealizar la autosuficiencia y pensar que no necesitamos consultar. Después de todo, si yo mismo me puedo curar, ¿por qué molestar a un colega?  Una investigación encontró que la mayoría de los médicos tiene un doctor de cabecera, pero asisten menos a revisiones regulares y de control. La mayoría de ellos consideraba que su salud era muy buena, pero que trabajan bajo condiciones de estrés y riesgo considerable.2Estadísticamente, el 71% de los médicos reporta sentir vergüenza al pedir ayuda a colegas.3 Algunas de las razones más frecuentemente enumeradas, son: <ul><li>Incomodidad de tener que ponerse en el rol de paciente, minando su ego y status.</li><li>Miedo a que los médicos tratantes piensen que se está exagerando una condición trivial.</li><li>Preocupación de interrumpir la agenda ocupada de los colegas (con conocimiento de causa).</li><li>Miedo a que el médico tratante determinase que el diagnóstico o tratamiento autoimpuesto está errado, cuestionando sus conocimientos.</li><li>Temor al estigma sobre la propia salud mental, trastornos del desempeño sexual, o dependencia a sustancias.</li></ul>Por tanto, los médicos suelen recurrir a las “consultas de pasillo” o a realizar preguntas informales a conocidos en el ámbito clínico, en lugar de asistir a chequeos formales; para enfermedades leves, casi todos encuentran aceptable “autotratarse”. Por otro lado, se encuentran diferencias de género: las médicas suelen acudir más a consultas de salud, que los médicos hombres.3Curiosamente, también existen diferencias entre especialidades: los pediatras y psiquiatras tienen más probabilidad de contar con un médico de cabecera, en comparación a los cirujanos y patólogos.3¿Los médicos se enferman menos que la población general? Conocer la promoción y prevención de la salud a la perfección, en teoría, podría llevar a suponer que los médicos nos cuidamos más y, por tanto, enfermamos menos. Sin embargo, actualmente la salud física de los médicos es menos estudiada que la mental, y suele ser en general similar a la de la población general. Los estudios clínicos apuntan a que el 44% de los médicos tiene problemas de salud crónicos, y que alrededor del 8% se retira antes de los 60 años por enfermedad. Las condiciones experimentadas por los médicos suelen ser comparables a las de la población mundial estadísticamente, sin embargo, sustancialmente menos médicos de los que se creería sobresalen en medidas preventivas como cambios en el estilo de vida, vacunación y chequeos regulares.4Los médicos conocemos de cerca las limitaciones de los sistemas de salud (dificultad consiguiendo citas, escasez de especialistas, saturación sanitaria), la complejidad de la relación médico-paciente, y los requerimientos de la adecuada medicina individualizada. Buscar atención en nuestra área -además de la falta de tiempo inherente a la profesión- tiene barreras preexistentes que nos cuesta balancear con la necesidad orgánica.  Más allá de considerarnos personas sanas, existe una tendencia entre médicos a minimizar las propias condiciones de salud, y una urgencia de revertirla. Si bien gozamos de calidad física similar a las de los pacientes, es hora de que esta se traduzca también en promoción igualitaria para nosotros mismos. Salud médica, es igual a salud global.

Interés general

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¿Los médicos nos consideramos personas sanas?

Existe el dilema sobre una posible percepción diferente de la salud propia en médicos, o mayor bienestar físico que el resto de la población.