Es el síntoma más conocido por la población general, y el más normalizado de la COVID-19. La anosmia se presenta de los días 2 a 14 luego de la exposición al virus, y puede aparecer incluso antes de la positivización de los estudios de laboratorio. Existen varias formas de alteraciones olfativas que se asocian o no con alteraciones del gusto. Alrededor de 80% de los pacientes mejoran espontáneamente la alteración olfativa en la primera semana, y si no lo hacen, deben iniciar después de 2 semanas con rehabilitación olfatoria y fármacos tópicos/sistémicos. 

Las alteraciones olfatorias por COVID-19 son de los síntomas más conocidos por la población general y los de menor reporte en las historias clínicas dada su “normalización”. En los diferentes estudios se ha encontrado que hasta 73% de los casos presentan anosmia antes del diagnóstico de laboratorio y hasta en 26.6% se reportan como el síntoma principal de la infección por SARS-CoV-2.1,2 Las alteraciones olfatorias se manifiestan del día 2 a 14 luego de la exposición al virus. Pueden ser un signo aislado o estar acompañado de alteraciones en el gusto (reportado hasta en 11.36% de los pacientes y en 21.5% de los profesionales de la salud).1,2 La disfunción olfatoria se subclasifica en1:<ul><li>Anosmia: pérdida completa del olfato</li><li>Hiposmia: pérdida parcial del olfato</li><li>Parosmia: distorsión del olfato</li><li>Fantosmia: alucinaciones olfatorias </li><li>Hiperosmia: incremento del sentido del olfato.</li></ul>Los mecanismos por los cuales se presenta esta alteración del olfato son:1<ul><li>La invasión de la mucosa nasal por SARS-CoV-2 genera un proceso inflamatorio de la mucosa respiratoria que crea una barrera entre las partículas de olor presentes en el aire y las neuronas olfatorias y mucosa.</li><li>El ataque directo del virus sobre la mucosa olfatoria inhibe la transmisión de las señales olfatorias, lo que produce disfunción olfatoria temporal o permanente.</li><li>La infiltración del virus a la lámina cribosa y el bulbo olfatorio puede transmitir el virus a la corteza olfatoria del lóbulo temporal, generando pérdida del sentido del olfato. </li></ul>Dada esta fisiopatología, la alteración del olfato se considera un síntoma neurológico de la COVID-19, aunque se ha observado que tener anosmia predice mejor evolución de la enfermedad en los pacientes1. Alrededor de 80% de los pacientes mejora espontáneamente la alteración olfativa en la primera semana. Sin embargo, se ha recomendado iniciar los siguientes tratamientos en individuos con alteraciones olfativas de más de 2 semanas de evolución3: <ul><li>Reentrenamiento/rehabilitación olfatoria</li><li>Corticosteroides intranasales en aerosol o gotas</li><li>Corticosteroides orales (una vez resuelto el cuadro de COVID-19)</li><li>Suplementos con omega-3 y ácido alfa lipoico. </li></ul>El pronóstico de estas alteraciones es variable. La recuperación del olor es paulatina y se ha observado que tiene un orden: primero se recuperan los olores olfativos puros, luego los olfatorios/trigeminales y los olfatorios gustativos, y por último los olores olfativos/trigeminales/gustativos. Por esta razón, la rehabilitación debe ser dirigida por un profesional que guíe y rete los nervios olfatorios.3 Comentario editorial Existen aproximadamente 200 causas de anosmia conocidas, y la COVID-19 es una de las primeras en la actualidad. Identificar el síntoma permite disminuir su cronificación, que puede ser irreparable con el paso del tiempo.<figure class="poll" data-id="914">{ Poll ID: 914}</figure>

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Anosmia por COVID-19

Consulte aquí un resumen de lo que debe saber de anosmia secundaria a COVID-19.