El choque séptico se define como el colapso circulatorio debido a una noxa infecciosa que desencadena una respuesta inflamatoria exagerada en el paciente. El abordaje debe ser agresivo y la reanimación cardiovascular requiere administración elevada de cristaloides y vasopresores en la mayoría de casos. El agente vasoactivo de elección en este escenario es la noradrenalina; sin embargo, otros vasopresores como la adrenalina, la vasopresina y la angiotensina II podrían tener cabida como alternativas en escenarios específicos. 

El choque séptico es una de las principales causas de ingreso a unidad de cuidado intensivo (UCI). Esta condición se caracteriza por disfunción orgánica secundaria a hipovolemia, vasodilatación, trastornos de la función cardíaca y compromiso microcirculatorio. El uso de vasopresores es la terapia de elección para el soporte hemodinámico de los pacientes con choque séptico, en el que la expansión del volumen intravascular no es capaz de restaurar el tono vascular y la función cardíaca normal.1 Algunos vasopresores son hormonas que ejercen su actividad mediante receptores específicos. Sin embargo, ciertos análogos sintéticos se han sumado al arsenal de opciones para el tratamiento del choque secundario a vasoplejía. Actualmente, la noradrenalina es el vasopresor de elección en este tipo de pacientes gracias a su potente acción alfa y beta-1 agonista, capaz de inducir vasoconstricción significativa, efecto inotrópico biventricular y aumento de la presión diastólica y el retorno venoso.1Pese a los beneficios de la noradrenalina, existe evidencia para considerar el uso de vasopresores alternativos dado que las catecolaminas pueden favorecer la regulación a la baja de receptores alfa-1, lo que hace necesarias dosis más altas con mayor riesgo de eventos adversos (arritmias ventriculares, sangrado, isquemia digital, isquemia mesentérica, toxicidad cardíaca, desregulación del sistema inmunitario, entre otros). 1La tabla 1 resume la evidencia y las recomendaciones acerca del uso de vasopresores alternativos durante el tratamiento del choque séptico.<figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1661466831/GM_Choque_septico_2123ee0b2c.webp" /></figure>El inicio, la titulación y la suspensión de los vasopresores se hacen actualmente a la luz de las cifras de presión arterial media (PAM), los subrogados de la perfusión tisular (estado mental, diuresis, lactato sérico) y la evaluación cardiovascular tanto invasiva como no invasiva (ecocardiograma, gastro cardíaco). 2Algunos estudios indican que en pacientes con choque séptico, la mortalidad no es significativamente diferente entre aquellos que reciben vasopresores para alcanzar cifras de PAM de 80 a 85 mm Hg en comparación con las metas tradicionales de 65 a 70 mm Hg, por lo que independientemente de la estrategia de soporte hemodinámico debe mantenerse esta recomendación. 3La noradrenalina sigue siendo el vasopresor de primera línea en choque séptico. Según la evidencia actual, la adrenalina, la vasopresina y la angiotensina II solo deben considerarse como segunda línea en caso de choque refractario al igual que el azul de metileno. El desarrollo de nuevos vasopresores y el estudio a profundidad de algunos existentes permitirá personalizar la terapia vasopresora según las necesidades y biomarcadores específicos de cada paciente. 1COMENTARIO EDITORIALEl uso de todo tipo de fármacos debe hacerse a la luz de la evaluación riesgo-beneficio. Los eventos adversos asociados a medicamentos son frecuentes, particularmente en el caso de los vasopresores, por lo que el médico debe hacer una lectura general de los potenciales efectos deletéreos de los medicamentos en sus pacientes antes de realizar cualquier tipo de prescripción.