La radiación ionizante causa diversas enfermedades, no solo oncológicas, sino también crónicas como afecciones cardiovasculares y diabetes mellitus. Su rol en la inestabilidad del genoma, el acortamiento de los telómeros y la inducción de senescencia celular la relaciona con el envejecimiento acelerado. A continuación, se exponen sus principales efectos en el organismo.

La radiación ionizante (RI) afecta a individuos de cualquier edad. Durante años se ha estudiado como causa de diversas enfermedades oncológicas, pero en tiempos reciente la atención se ha centrado en su efecto específico en el envejecimiento.1El daño celular secundario a la RI favorece la carcinogénesis y la injuria tisular, así como el desarrollo de eventos moleculares que promueven el envejecimiento de forma inespecífica. Sin embargo, parece ser que la RI se asocia al daño por radicales libres y la ruptura del DNA de doble cadena, y favorece la apoptosis, la inflamación y en menor medida los procesos metabólicos. 1Hay evidencia controvertida al respecto, puesto que, en algunos modelos animales, la exposición crónica a dosis bajas de RI ha aumentado la longevidad, pero no se han visto los mismos efectos en seres humanos. Al estudiar la población de sobrevivientes a la bomba atómica, se observó un aumento significativo en la incidencia de enfermedad cardíaca, eventos cerebrovasculares, enfermedades digestivas y respiratorias, todo lo cual podría explicarse, en gran medida, por un aumento en el estrés oxidativo.1<h3>Efectos en la salud de los individuos</h3>Más allá de la oncogénesis, la RI favorece la incidencia de condiciones no oncológicas como la enfermedad cardiovascular, la demencia y la diabetes mellitus tipo 2. Además, en los sobrevivientes de la bomba atómica se documentó un aumento en la progresión de hepatopatías y cáncer hepático. En cuanto a la piel, la RI favorece la pérdida de elasticidad, con lo cual la aparición de signos visibles de envejecimiento es más prevalente. 1Las especies reactivas de oxígeno (ERO) secundarias a la RI promueven diferentes aspectos del desarrollo tumoral como la proliferación celular, la evasión de la apoptosis, el favorecimiento de las metástasis, la invasión locorregional y la angiogénesis. Dado que las ERO se involucran con diversos daños en el ADN, contribuyen también al deterioro de las funciones orgánicas con la edad. Adicionalmente, los efectos antioxidantes naturales del cuerpo humano se van perdiendo con la edad y con ello las consecuencias de las ERO se hacen más evidentes conforme pasan los años. 1<h3>¿Qué pasa con el genoma?</h3>La longitud de los telómeros en las células somáticas se acorta con el tiempo debido a la edad y otros factores patogénicos. Tanto la quimioterapia como la radioterapia afectan considerablemente el mantenimiento de los telómeros, lo que puede favorecer daños tisulares, malignidad y senescencia celular. 1El acortamiento telomérico secundario a la edad contribuye a la carcinogénesis en adultos mayores. Además, las células con telómeros cortos son más radiosensibles, lo que favorece daños en el ADN de doble cadena que, a su vez, inducen senescencia celular y promueven el envejecimiento. 1Sin embargo, la RI puede ser un arma de doble filo, puesto que si bien está diseñada para inducir senescencia en células altamente replicativas como las cancerígenas, tiene el mismo efecto en células sanas, lo que en suma produce fibrosis y pérdida de la arquitectura celular, y ocasiona disfunción orgánica. 1<h3>Otros efectos</h3>La mielosupresión es uno de los efectos más conocidos de la RI. La injuria a las células madre hematopoyéticas es la principal causa de mortalidad luego de las muertes accidentales y la exposición no intencional a altas dosis de RI. De hecho, la mielosupresión es uno de los efectos que obligan a limitar la radioterapia en los tratamientos de cáncer. 1,2Se sabe que la mielosupresión aguda secundaria a la RI se da por la inducción de apoptosis en las células hematopoyéticas altamente replicativas. Su manejo se da mediante factores de crecimiento como el estimulante de colonias de granulocitos y la eritropoyetina. Sin embargo, muchos pacientes muestran efectos de mielosupresión crónicos difíciles de recuperar pues la RI induce senescencia celular que obstaculiza la proliferación celular. 1Estos y otros efectos son observados con frecuencia en el envejecimiento de los médicos que utilizan la RI como parte de su práctica diaria. Tal es el caso de los ortopedistas que en sus procedimientos utilizan la fluoroscopia para guiar las reducciones óseas abiertas o cerradas. Estudios han mostrado que una forma eficaz de reducir la radiación secundaria a la fluoroscopia es hacerla de manera pulsada. De esta manera, la dosis de radiación logra reducirse hasta en un 64%, lo que protege al galeno de los efectos de la RI en su organismo.2,3En conclusión, los efectos de la RI van mucho más allá de la carcinogénesis, y su rol como catalizador del envejecimiento está cada vez más estudiado.1<h4>Comentario editorial</h4>Es frecuente para nosotros asociar la radiación ionizante con enfermedades tumorales y mielosupresión, aunque muy poco se conoce de su contribución al desarrollo de otras enfermedades crónicas. Este artículo da luces sobre los efectos de la radiación ionizante a nivel macro en los órganos, pero también, a nivel del genoma, sobre su estabilidad y la biología del envejecimiento. ¿Qué otros efectos conoce de la radiación ionizante en el organismo? Déjenos saber su respuesta en los comentarios.

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