A la luz de la situación que vivimos actualmente a nivel global, en el futuro, cada país y comunidad debe tener la capacidad de detectar, reportar y responder de manera rápida y eficaz a cualquier amenaza potencialmente grave para la salud.  Con el fin de lograr esto, deben establecerse indicadores de desempeño y cuantificar las diferencias existentes entre países con el fin de mejorar la velocidad de detección y la capacidad de respuesta. Qué tan rápido un sistema detecta y responde de manera efectiva a una amenaza es la medida óptima de desempeño.  La pandemia de COVID-19 nos da la oportunidad de establecer metas claras y ambiciosas para promover auditorias y alinear a los gobiernos, comunidades, países, instituciones de salud y fuentes de financiación. Una de las razones por las cuales las iniciativas contra el VIH y la malaria tienen un amplio apoyo a nivel mundial, es la existencia de métricas claras como el número de personas tratadas, número de mosquiteros distribuidos y número de vidas salvadas. Para el VIH, la meta 90-90-90 establecida por la <a href="https://www.un.org/es/" target="_blank">ONU</a> consiste en garantizar que el 90% de las personas infectadas conozcan su estado, el 90% de los diagnosticados reciban un tratamiento antirretroviral sostenido, y el 90% de los pacientes que reciban tratamiento antirretroviral tengan una carga viral indetectable. Estos objetivos claros se traducen en acciones globales armonizadas que salvan vidas. Generar interés y apoyo para un programa de salud pública es más fácil si se tienen indicadores de desempeño sencillos, fáciles de recordar y que aseguren resultados sobre el problema que se está abordando.  Un artículo publicado en la revista <a href="https://www.thelancet.com/" target="_blank">Lancet</a> en julio de 2021, se plantea un modelo para detectar brotes de alguna condición potencialmente peligrosa. El objetivo global de 7-1-7 busca que cada brote sospechoso se identifique dentro de los 7 días de aparición, que el reporte a las autoridades de salud pública y el inicio de la investigación se den en el plazo de un día y que se dé una respuesta eficaz en un plazo máximo de 7 días. Este objetivo 7-1-7 puede proporcionar una base global para una auditoría de las diferentes regiones, se puede aplicar en cada país para medir y mejorar su desempeño, y también se puede aplicar localmente con el fin de promover la equidad en la detección y la capacidad de respuesta. <h3>Detectar en 7 días y notificar, investigar, y comenzar a responder en 1 día</h3>Un estudio clínico de 2010 que evaluó los tiempos de notificación para 281 brotes verificados por la OMS entre 1996 y 2009 mostró que el reporte de los brotes tiene un promedio de 13,5 días. La mayoría de los brotes y retrasos en los tiempos se evidenciaron en África. Hubo una mediana de 8 días para el tiempo de detección y 3 días para el tiempo de notificación. Otros estudios han encontrado medianas de tiempo similares. El objetivo de 7 días para la detección es ambicioso y varía según el agente etiológico; sin embargo, según los datos recogidos en África, es posible detectar eventos en este intervalo de tiempo. La Notificación de una emergencia de salud pública de importancia internacional en un periodo de 24 horas ya es un requisito bajo el Reglamento Sanitario Internacional de 2005; los retrasos en la notificación deben reducirse sustancialmente para poder desarrollar una alerta oportuna de eventos potencialmente graves de salud pública.  Cumplir este plazo es una característica de un sistema de salud con capacidad de respuesta. Aunque no todos los brotes emergentes requieren una respuesta urgente, es importante cumplir este plazo ya que el potencial catastrófico de los mismos no se puede evaluar hasta que se lleva a cabo la investigación. <h3>Montar una respuesta eficaz en 7 días</h3>Después de la notificación, la respuesta al brote debe comenzar inmediatamente. El objetivo propuesto para establecer las medidas de control incluye siete componentes de respuesta; cada una de las medidas aplicables debe completarse en 7 días. El objetivo 7-1-7 deja claro que deben cumplirse múltiples componentes para que una respuesta se considere eficaz. Aunque agentes etiológicos diversos requieren diferentes ritmos y tipos de intervención, los siete componentes son de amplia aplicación. Obtener información epidemiológica y microbiológica detallada es fundamental en cualquier respuesta a un brote.  Se deben proveer tratamientos y suministros médicos, incluidos los equipos de protección personal y otras contramedidas apropiadas para la mayoría de los brotes. En cualquier evento relevante, el establecer la gestión de incidentes es esencial para garantizar una coordinación eficaz por parte de todos los sectores interesados. Si alguno de estos componentes no se lleva a cabo, el objetivo de 7 días no se considera cumplido. Este enfoque claro y simple proporciona una hoja de ruta para iniciar respuestas tempranas y efectivas. El objetivo 7-1-7 proporciona un punto de referencia común para evaluar la efectividad de equipos clínicos, de laboratorio y salud pública en cuanto a detección y respuesta. La OMS debería considerar la adopción del objetivo 7-1-7 para establecer una medida estándar que permita medir qué tan bien los países están detectando y respondiendo a brotes.  Con este objetivo en común, los países podrían de manera simple evaluar periódicamente su desempeño e identificar áreas de mejora. Aunque 7-1-7 es un objetivo global, la implementación y medición por esta meta debe ser un logro de cada país, en donde las instituciones de salud pública o ministerios de salud tienen la responsabilidad principal de recopilar datos y evaluar el desempeño con el fin de identificar las lecciones aprendidas y áreas de mejora. Aunque los países tendrán un desempeño diferente en el cumplimiento de los objetivos, una meta global puede ayudar a identificar prioridades para lograr inversiones y asistencia técnica, así como permitir que cada país identifique los cuellos de botella propios del sistema. Nos encontramos en un momento de ahora o nunca para mejorar de manera global la preparación ante otras posibles enfermedades. La urgente necesidad de mejorar la velocidad y eficacia de la detección, así como la calidad y pertinencia de la respuesta es clara.  Establecer el objetivo global 7-1-7 puede proporcionar un respaldo para realizar las inversiones financieras, técnicas y políticas necesarias para fortalecer la protección de la salud mundial mejorando nuestra capacidad para identificar, detener y prevenir futuras pandemias. También le puede interesar: <a href="https://www.docred.com/articulos/articulo-medico-impacto-pandemia-COVID-19-posgrados-medicina-residencias-educacion" target="_self">Impacto de la pandemia sobre educación y residencias médicas</a>

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7-1-7: estrategia para hacer que el mundo sea más seguro frente a las pandemias

En el futuro, cada país debe tener la capacidad de detectar, reportar y responder a cualquier amenaza potencialmente grave para la salud. Descubra más aquí